La farsa de los proetarras disfrazados de solidarios con Palestina

Rescate de uno de los niños muertos en el atentado terrorista de ETA en el centro comercial Hipercor, que causó 21 muertos y 45 heridos.
AD.- En el universo de las incoherencias políticas, pocos espectáculos resultan tan grotescos como ver a los nostálgicos del terrorismo etarra disfrazarse de defensores de los pueblos oprimidos. Ahora, enarbolan la bandera palestina como si fueran abanderados de la libertad y los derechos humanos. ¿En serio? Quienes aplaudieron durante décadas el asesinato de inocentes en España, ¿pretenden dar lecciones de justicia internacional?
Su relato está construido sobre la hipocresía: justificaban bombas en cafeterías, tiros en la nuca, secuestros y chantajes, pero ahora se escandalizan ante la violencia de otros. El mismo dedo que señalaba como “enemigo del pueblo” a un concejal o a un guardia civil, hoy apunta hacia Israel como si fuesen adalides de la paz.
El problema no es la solidaridad con Palestina , sino el uso torticero que hacen de ella estos sectores proetarras. No defienden la paz, defienden su propia agenda ideológica: blanquear un pasado sangriento y revestirse de respetabilidad bajo el disfraz del activismo internacional.
Su discurso se tambalea por todas partes. ¿Cómo pueden hablar de “resistencia” quienes confundieron resistencia con matar a un chaval de 20 años por llevar uniforme? ¿Cómo pueden hablar de “opresión” quienes convirtieron pueblos enteros en cárceles de miedo, donde disentir era jugársela? Los mismos que callaban o aplaudían mientras ETA ensangrentaba España, hoy van de adalides de la paz en Oriente Medio. Es como si un pirómano se presentara de bombero voluntario.
La izquierda abertzale radical no apoya a Palestina por compasión, sino porque ve en ese conflicto un espejo distorsionado donde proyectar su obsesión de siempre: dividir el mundo en opresores y oprimidos, donde ellos siempre se colocan en el bando noble. Una impostura calculada, que debería sonrojar a cualquiera con memoria y un mínimo de decencia.
La solidaridad no es un disfraz para tapar vergüenzas. Y si de verdad quieren hablar de derechos humanos, lo primero que deberían hacer es reconocer a las víctimas de ETA, pedir perdón y dejar de manipular causas ajenas para lavar su propia historia.
No defienden a Palestina: se defienden a sí mismos. Usan una causa real y dolorosa como coartada para blanquear su propio pasado infame. Se disfrazan de “solidarios” para ocultar que siguen siendo lo que siempre fueron: cómplices de la barbarie.
Hablan de “resistencia” quienes confundieron resistencia con asesinar inocentes en la barra de un bar. Hablan de “pueblos oprimidos” quienes convirtieron al País Vasco en una jaula de silencio y miedo. Hablan de “derechos humanos” quienes jamás han tenido la decencia de pedir perdón a las víctimas.
La izquierda abertzale radical no es solidaria con Palestina: es oportunista. Utiliza ese conflicto como escaparate ideológico, como escenario donde representar su eterno teatro de opresores y oprimidos. Pero detrás de las pancartas y los discursos inflamados sigue latiendo lo mismo de siempre: odio, sectarismo y una profunda miseria moral.
La verdad es simple: quien no condenó la barbarie en casa no tiene derecho a pontificar sobre la barbarie fuera. Quien justificó el terror aquí, no puede presentarse como juez allá. Todo lo demás es propaganda barata y basura política.












Estoy seguro que la mayoría de esos “kaleborrocos” no saben ni dónde está Palestina. Esas cosas les vienen muy bien a Sänchez para que no se hable de la corrupción rampante del PSOE y sus secuaces. Los palestinos les importan una higa.
Suscribo sus palabras.
Con Israel pasa como con Rusia, que todo el Giliprogresismo y los grandes Medios de Desinformacion y Control de Masas los tildan como los maliisimos de la Pelicula.
¿Que quiere decir esto?. pues que seguramente es al reves, independientemente de que ningun pais es un santo y todos tienen cosas en su debe.