La izquierda y la causa palestina: la hipocresía e incoherencia elevadas a bandera

La secretaria general de Podemos, Ione Belarra, junto con Isa Serra en una manifestación en apoyo a Palestina
AD.- Resulta casi imposible observar la relación de gran parte de la izquierda con la causa palestina sin notar la abrumadora carga de hipocresía y selectividad moral que la atraviesa. No se trata de un apoyo humanitario desinteresado, ni mucho menos de una defensa genuina de los derechos humanos: es una postura política calculada, teñida de clichés anticoloniales, que encubre simpatías con movimientos totalitarios y justifica la barbarie bajo la etiqueta de “resistencia”.
Lo primero que salta a la vista es la incapacidad de condenar de manera frontal a Hamás, un grupo que no solo gobierna Gaza con puño de hierro, sino que reprime a su propia población, silencia opositores, persigue a minorías y utiliza civiles como escudos humanos. La izquierda, tan acostumbrada a denunciar dictaduras y clamar contra el autoritarismo, guarda aquí un silencio atronador. ¿Dónde están las consignas feministas cuando en Gaza las mujeres no pueden decidir sobre sus vidas? ¿Dónde la indignación de los defensores de los derechos LGTB cuando un simple rumor puede costarle la vida a una persona homosexual bajo el régimen islamista?
El doble rasero es evidente. Se condena con furia cualquier acción defensiva de Israel, pero se relativizan, justifican o incluso celebran los ataques terroristas contra civiles israelíes. Se llora por las víctimas palestinas, pero se ignora la manipulación sistemática de cifras por parte de Hamás y la responsabilidad directa que tiene en cada muerte al esconder armas en hospitales o lanzar misiles desde escuelas.
La izquierda global ha convertido la causa palestina en una especie de fetiche ideológico, un símbolo que encaja en su narrativa de “opresores y oprimidos”. Y, como suele suceder, esa simplificación maniquea es peligrosa: borra la complejidad histórica del conflicto, invisibiliza a los palestinos que quieren convivir en paz con Israel, y legitima a los sectores más radicales y violentos.
Lo más grotesco, sin embargo, es la apropiación discursiva. Mientras en sus países exigen derechos individuales, democracia y libertades, apoyan sin pestañear a un movimiento que representa exactamente lo contrario: autoritarismo, teocracia y terrorismo. No es solidaridad: es romanticismo revolucionario mal digerido, es la obsesión de convertir cualquier conflicto en la repetición de un guion anticolonial que ya no encaja en el siglo XXI.
En definitiva, el apoyo incondicional de la izquierda a los palestinos no revela empatía, sino oportunismo ideológico. La defensa selectiva de los derechos humanos se transforma en complicidad con la barbarie. Y mientras tanto, los que realmente sufren —israelíes y palestinos que anhelan una vida normal, en paz y libertad— son sacrificados en el altar de la propaganda.












Vaya caraduras que se apropiaron de movimiento 15M y la gente les creyó a estos pijos stalinistas de mierda que no han hecho más que robar y especular,y vivir de ONG y el pueblo sumiso….que asco de pijoprogres!!!
Y los Rohyñas muertos de risa en sus campamentos fuera de Birmania. Más de un millón. Nadie se acuerda de ellos. No son mediáticos, no venden genocidio ni para la izquierda guarra esta que no tiene otro nombre, ni para nadie. Vivir para ver.
Bravo. Es necesario denunciar esta otra locura demoníaca de la Izquierda.
Buen articulo..
La Izda y El Islam se llevan muy bien, les une el amor por El Totalitarismo.
Los paises CIVILIZADOS se rien de nosotros los turistas no entienden lo que pasa en España por mucho que se les explique
Tengo familia en Suiza que dicen que lo que pasa aqui en Suiza es impensable