Vacaciones de izquierda sostenible… desde cafecito exclusivo y baños antifascistas
Ignacio Andrade.- ¡Ah, el verano en Menorca! Ese paraíso donde las calas son vírgenes, los conciertos ultrasubversivos y las eurodiputadas de Podemos pueden desconectar profundamente… sin renunciar a lucir sofisticación ni un toque de pose ideológica.
De crítica al turismo masivo… a turista VIP
Recordemos aquel momento estelar en mayo de 2024 cuando Montero clamaba: “Las islas son de quien las habita, no de los especuladores” y denunciaba cómo el turismo masivo “le cuesta la vida a la gente”. Claro, tan demoledor… que esta semana la hemos visto tomándose el sol en playas, caminando por calas semi-desiertas y viviendo la “tranquilidad” que criticó con tanta pasión.
La coherencia, al parecer, se quedó varada en el aeropuerto.
“Solo currantes pueden desayunar barato”… menos ella
Alvise Pérez fue tan original que cuestionó el presunto precio de 15 € por una tostada en Menorca. La cifra resultó inflada, pero el revuelo estaba servido. Y Montero, con ese humor tan suculento (o sardónico), respondió: “¡Vaya! Y yo sin saber que solo podían desayunar los fachas”.
Claro, porque desayunar en una terraza de postal no es privilegio, es resistencia anticapitalista. El proletariado aplaude desde su bocata de chorizo en tupper.
Autenticidad ideológica… hasta en el baño
La joya visual del escapismo político: ellas posando frente a un grafiti que decía “Menorca antifa y antirracista” en un baño. Ideal para demostrar que incluso en sus vacaciones hay lugar para lo ideológico.
Si Marx levantara la cabeza, pediría al menos que la foto fuera en el retrete de un bar obrero, no en un WC de playa con pintadas pseudorrevolucionarias.
Cultura radical… con público selecto
Entre calas exclusivas, pausas al sol y baños con pintadas reivindicativas, ¿qué mejor broche que un concierto de Fermín Muguruza? El histórico músico vasco fue el telón de fondo perfecto para este descanso estratégico pre-curso político.
Revolución sí, pero en versión acústica y con copa de vino ecológico en mano.
La puesta en escena: Instagram como nueva asamblea
Lo más llamativo no es la contradicción, sino la escenificación. Cada paso estaba calculado: la foto del desayuno, la pose frente al grafiti, el vídeo del concierto… No era tanto un descanso como una performance vacacional.
Ya no se trata de ser coherente, sino de parecer “auténtica” para las redes. Una especie de marxismo ‘selfie-friendly’ donde lo importante no es vivir como el pueblo, sino posar como si se viviera como el pueblo.
Hipocresía 2.0: veranito proletario, pero con extras
Medios como 20minutos dibujan la escena como “vacaciones pijas”, pero también recuerdan que criticar las vacaciones de Montero puede ser clasista (¡ironías de la moral progresista!). Otros, como Es Diario, fueron más explícitos, calificándolas de “vacaciones VIP… entre váteres antifascistas y conciertos proetarras”.
En resumen: entre discurso y práctica hay un pequeño hueco… del tamaño de un mojito en un chiringuito exclusivo.
Qué bien que Podemos nos recuerde que el verano también es para recargar fuerzas antes del otoño político. Eso sí: con cafés (supuestamente) de 15 €, playas selectas y el arte performativo del grafiti ideológico exhibido en retretes. Todo un collage digno de una campaña de autopromoción veraniega.
La verdadera revolución no será televisada… pero sí estará en Instagram Stories con filtro cálido y pie de foto “Menorca antifascista












A ver si llega el viento y les trae un buen polvo.
Estas colgadas, literal:
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