La narcodictadura y su amigo español
Antonio R. Naranjo.- No es fácil prever cómo acabará el cerco naval ordenado por Trump a las costas caribeñas de Venezuela, pero ya tiene una virtud: se ha elevado a público una acusación soterrada durante años; la conexión de la dictadura chavista con el narcotráfico y el impacto de todo ello en la exportación de toneladas de droga a los Estados Unidos.
La recompensa millonaria que Washington ha puesto por las cabezas de Nicolás Maduro y su siniestro número dos, Diosdado Cabello, añade un toque de marketing político exitoso que consigue abrirse hueco destacado en todas las portadas y resume el asunto: el chavismo no es solo un régimen antidemocrático; es además una organización mafiosa criminal que secuestra a todo un pueblo, anula el Estado de derecho, privatiza en su propio beneficio sus recursos naturales y actúa como un cártel.
No muy lejos, ideológicamente, andan los gobiernos populistas de toda Latinoamérica, comprometidos con seguir deteriorando a todo un continente y buscando enemigos exteriores con los que justificar la regresión en todos los órdenes imaginables, en una especie de Internacional Extremista que utiliza a los Estados Unidos como coartada de sus penurias y señala a España como origen colonialista de sus problemas.
Esto último hace aún más insólita la complicidad del Gobierno con la narcodictadura venezolana y más siniestra, si cabe, la condición de Zapatero de embajador oficioso del régimen, sustentada en hechos incontrovertibles: fue España quien prestó su embajada para que los enviados de Maduro, los hermanos Rodríguez, extorsionaran al ganador de los comicios, Edmundo González, y quien ayudó en su expulsión y en consecuencia en blanquear el pucherazo.
Y es el Gobierno quien ha renunciado a encabezar una posición europea frente a Maduro, quien ha permitido que Zapatero actúe como emisario internacional del sátrapa, quien ha atendido oscuros intereses con rescates sospechosos de aerolíneas y visitas opacas de Delcy y quien, en definitiva, ha mirado para otro lado ante el latrocinio institucionalizado en uno de los países con más potencial y, a la vez, mayor pobreza.
La sospecha de que el petróleo venezolano pudo financiar incluso a la Internacional Socialista ahora encabezada por Pedro Sánchez, sugerida por Víctor de Aldama y nunca desmentida por nadie con autoridad en la organización, añade otra duda legítima sobre las verdaderas causas de la complacencia de Sánchez con el chavismo, apuntaladas por el recelo y el desprecio de la Casa Blanca hacia La Moncloa.
Porque si España trabaja con Huawei, corteja a China, se arrima a Venezuela, ataca a Israel, recibe los aplausos de Hamás y trabaja codo con codo con el Grupo de Puebla, es normal que América le retire la condición de socio menor pero importante y la coloque en la estantería de los problemas estratégicos, especialmente cuando tiene a Marruecos y a Italia para sustituirnos como aliado coyuntural o estructural fiable.
A las insensateces domésticas de Sánchez, un títere del separatismo cuya existencia está vinculada a ayudar a los enemigos de España a conseguir sus objetivos en un claro caso de traición conceptual, se le suman así las geopolíticas, con la sombra de que no todo obedece a una visión política sectaria y delirante, sino también al negocio puro y duro: mientras Zapatero no dé cuentas de nada y Sánchez se alinee sutilmente con sus discursos, con volantazos y silencios diplomáticos impropios de un país europeo, temerse lo peor es, más que razonable, inevitable.












D. Antonio, los gobiernos izquierdistas de hispanoamérica, comenzando por el de Venezuela – Cuba no, pero luego explicaré por qué -, trabajan con el concepto militar de “guerra asimétrica”. Este concepto se basa en contraponer cualquier medio usable para dañar a un enemigo que es potencia hegemónica política y militarmente (USA, OTAN, países europeos potencias militares ). Entre estos medios, se encuentran las drogas. Las drogas dañan una sociedad entera. Esto lo sabemos todos en España. Concluyendo, Venezuela está usando las drogas como ” arma asimétrica” contra las sociedades occidentales. Reportándoles de paso grandes beneficios a los “revolucionarios”. Esta fue… Leer más »