Friedrich Merz junto a Olaf Scholz.

El Gobierno alemán del CDU y del SPD, a través del programa «Demokratie leben» (Viva la democracia), financia con cientos de millones de euros la difusión de materiales que niegan la existencia del racismo contra los blancos, según Apollo News. En varias de sus publicaciones, elaboradas por asociaciones y fundaciones progresistas con dinero público, se repite la consigna: «Weiße Menschen erleben keinen Rassismus» («Los blancos no sufren racismo»).

Uno de los ejemplos más llamativos es la burocrática y costosa publicación «Geschichten im Gepäck» («Historias en la maleta»), editada en 2024 en «lenguaje sencillo» por la Asociación de Consejos de Migrantes de Baviera. Allí se afirma en el primer capítulo, dedicado a la «Afro-Diáspora»: «Si se escribe ‘Negro’ con mayúscula es un término político. No se refiere al color de la piel, sino a lo contrario de blanco. (…) Los blancos no experimentan racismo«. La frase aparece de nuevo, de forma idéntica, en el segundo capítulo.

Pero no se trata de un caso aislado. Otra publicación financiada por el mismo programa, «Türkischer Ultranationalismus in Deutschland» («Ultranacionalismo turco en Alemania»), sostiene que los turcos en Alemania no pueden ser considerados racistas, ya que «el racismo está estrechamente ligado a las asimetrías de poder». Incluso llegan a justificar comportamientos discriminatorios de jóvenes de origen inmigrante por sus «propias experiencias de discriminación».

La Amadeu Antonio Stiftung, una de las mayores beneficiarias de «Demokratie leben», también difunde la misma tesis. Sin embargo, la realidad contradice esta narrativa ideológica: desde Sudáfrica, donde la violencia anti-blanca es un fenómeno documentado, hasta las aulas de Neukölln o Duisburgo, donde alumnos alemanes son insultados como «Kartoffeln» («patatas»), son manifestaciones de su visión, podríamos decir, sesgada.