Andalucía no admite lecciones, “miarma”
Cuando el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, del PNV, se permite menospreciar a Andalucía con la frase: “No quiero que Bilbao se convierta en ningún pueblo del sur del Estado”, no habla desde el conocimiento, sino desde el prejuicio. Porque si supiera lo que significa realmente Andalucía para España y para Europa, mediría sus palabras.
Andalucía: piedra angular de Europa
Antes de que Bilbao fuera ciudad, Andalucía ya era puerta y corazón espiritual de Europa. Desde Tartessos hasta el Reino Nazarí, pasando por la Bética romana, aquí se han cruzado civilizaciones que dieron forma a la cultura occidental. La Reconquista no se entiende sin Granada, Córdoba o Sevilla. La proyección mundial del cristianismo hispano arrancó desde puertos andaluces hacia América y Filipinas.
Aquí está la Semana Santa más multitudinaria de Europa, el Santuario del Rocío que reúne a millones, y ciudades Patrimonio de la Humanidad que son orgullo universal.
Flamenco: Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. No es un “folklore local”: es un lenguaje artístico que emociona en Tokio, Nueva York y París.
Monumentos únicos: la Alhambra, la Mezquita de Córdoba, la Giralda. Son referentes universales que definen la imagen de España en el mundo.
Andalucía ha dado figuras como Trajano, Séneca, Velázquez, Picasso, Machado, Murillo, Góngora, Manuel de Falla, Juan Ramón Jiménez, Lorca, María Zambrano o Paco de Lucía, sin las cuales la cultura española sería irreconocible.
Frente a quienes creen que la identidad española se forja en despachos, Andalucía demuestra que se forja en calles, plazas y obras que el mundo entero visita.
Potencia económica que alimenta a España
Líder agrícola: primera productora nacional de aceite de oliva, principal exportadora de frutas y hortalizas frescas de Europa. Desde los invernaderos de Almería hasta los campos de Jaén, Andalucía alimenta a millones de personas dentro y fuera del país.
Sector cárnico: referente en porcino ibérico, con Denominaciones de Origen que llevan el nombre de España por el mundo.
El turismo internacional la elige año tras año, con provincias como Málaga, Sevilla o Cádiz con ocupaciones superiores al 90% en temporada alta.
Decir que no quiere “ser como el sur” mientras desayuna aceite andaluz o pasea por ciudades que viven del turismo… es cuanto menos incoherente.
Identidad que une, no que divide
Mientras en algunas partes se presume de conservar “apellidos vascos” como símbolo de pureza, la realidad es que en sus calles se escuchan cada vez más apellidos de origen marroquí, nigeriano, argelino o subsahariano.
En Andalucía también hay inmigración africana —Almería es un ejemplo evidente— pero se combina con una importante presencia británica, alemana, francesa, estadounidense y latinoamericana, que vienen no solo a trabajar, sino a invertir, emprender y jubilarse aquí, porque reconocen el valor de nuestra tierra.
Esa mezcla de culturas es una riqueza, no una amenaza, y Andalucía la vive desde hace siglos, integrando sin perder identidad.
Andalucía no vive anclada en el pasado: lo proyecta al futuro. La cordobesa Juana Martín, Premio Nacional de Diseño de Moda 2025, lleva la artesanía andaluza a las pasarelas internacionales. Startups tecnológicas crecen en Málaga, Sevilla y Granada, atrayendo inversión extranjera.
En turismo, cultura y gastronomía, Andalucía compite con las principales potencias europeas. Así que por favor, respeto
Andalucía no es un “pueblo del sur” a evitar. Es un pilar histórico, cultural, económico y espiritual de España. Y cuando se ataca desde la ignorancia, la respuesta no es silencio: es recordar que sin Andalucía, España perdería su alma… y Europa su faro.
Así que, señor alcalde: antes de mirarnos por encima del hombro, mire hacia el sur. Aquí está el pasado, el presente y buena parte del futuro de esta nación.











