La cuadrilla del Búcaro.- Por la cantidad de toreros importantes y necesarios que están condenados por el Sistema a ver las corridas por televisión, la noticia de la retirada de Cayetano me llena de satisfacción y alegría. Espacios libres para una regeneración que no llega por intereses creados del mercadeo taurino.

Cayetano no ha sido un torero grande, más bien del montón, con apellidos ilustres y percha de galán de cine, no tiene hechos relevantes ni significativos en su carrera taurina, pero hay que reconocerle que ha sido figura del toreo mediático y rosa, llevando público profano y ocasional a los cosos como portada de revistas de colores y programas de salsa gruesa, trascendiendo más sus éxitos fuera de los ruedos que los conseguidos en las plazas.

Tras mediocres temporadas ha decidido dar el paso de retirarse no sin antes rebañar los últimos duros en una gira de despedida. No creo, después de sus últimas actuaciones de este año que concluye, sean capaces de contratarlo en Madrid, Sevilla o Pamplona, donde cuajó tardes pésimas en fondo y forma, pero sabiendo en manos de quien estamos, no me extrañaría verlo hacer el paseíllo en esos cosos. Tiene su público, sin duda, en plazas menores y veraniegas, pero nada serio y exigente dado su nivel artístico y profesional. Seguro que puede rentabilizar su adiós, no le deseo perdidas.

Agradezco profundamente su retirada. Espero que algunos veteranos compañeros de carteles postineros y decadentes tomen ejemplo y sigan su camino. Seguro que pueden ganarse los garbanzos con solvencia en otros ámbitos profesionales, dejando el toreo para gente capaz y necesitada de brillar en este bello arte.

Le deseo a Cayetano lo mejor, faltaría más. Con esos ilustres apellidos lo ha intentado, con más rentabilidad que la merecida, pero no le regateo un euro; se lo ha ganado. Descanse torero, algunos lo haremos también.