Traicionarás a la puta España
Fraguas.- Votar a cualquier partido del arco “parlamentario” español es necesariamente un acto de traición a España.
El concepto de patria como todo está muy manido. La izquierda tiene una concepción muy diferente a la derecha.
La izquierda es más diluida y busca una patria reinventada cada día. Según viene el tiempo, así es o así será España. No es ni bueno, ni malo; es otra postura.
Para la fluidez de esta clase de patriotismo es necesaria la evaporación de la esencia histórica, de la acción de nuestros antepasados; casi de nuestros mismos padres. No se puede reinventar nada, si se sigue el discurso o la acción de la generación anterior.
Esta postura diluida te somete al peligro de confundir las fronteras de lo ideológico con las de la Patria. Tan devaluado se vuelve el sentimiento que llega a ser más importante la veneración al partido político, inventor de nuevos valores, que a los valores que se crearon durante milenios y crearon la patria.
Es casi un retroceso cultural, un retroceso de conciencia, una deflación en los valores que abrillanta los cimientos del nihilismo ¿O quizás es al revés, el nihilismo primero y después los partidos? En fin, demasiado profundo para un artículo de pocas líneas.
En contraposición, la derecha, la que se cree derecha; mejor dicho. Porque aunque sí respeta la transcendencia de los valores de las generaciones pasadas, usa ese sentimiento en sentido ideológico sin darse cuenta que sucumbe al chauvinismo.
La exaltación irresponsable como último recurso ideológico, desgasta la virtud patriótica y sirve como núcleo extrínseco del que se nutre y apoya en la ideología desarraigada, aquella que abandonó firmes valores que conformaban su propio núcleo.
Es de este modo que ambos dejan de tener esencia propia y se convierten en bultos que se significan no por lo que deberían ser; sino por lo que no es el contrario.
Qué es entonces la izquierda de hoy, aquello que es contrario a la derecha. Y qué es la derecha, aquello que es opuesto a la izquierda.
Y sin embargo funciona como una religión. Una religión sin dios que sobrevive por la lucha incesante contra Satán, el adversario. Éste es el significado de Satán y así se mirarán eternamente la izquierda y la derecha.
Durante milenios la sociedad española se ha nutrido y formado a imagen y semejanza de los mitos arquetipos: Hércules, Apolo, Don Pelayo, los conquistadores, Lezo, Malasaña, Jesús… Hay cientos en los que reflejarse. Todos constituyen a la sociedad ese núcleo intrínseco que la define. Nos valió Marilin y Luther King.
Pero… contra la sociedad vela el mito tribal. Éste es artificial, carece de esa esencia propia y; por tanto, ha de fabricarse su propio enemigo, ese Satán al que combatir.
Le será más fácil entenderlo, amado lector, si en este mismo momento nombro a los nacionalismos.
¿Qué es un catalán indepe? Aquello que no es un español. No ser español es su esencia. Lo mismo que el vasco indepe no tiene núcleo propio, algo que justifique su idiosincrasia.
Pasarán siglos y cualquier gota de sudor independentista tendrá sabor a España. Ellos lo desconocen; pero su núcleo, su verdadero núcleo es y será siempre “la puta España”.












Pues ayer me comentó un joven profesional que “es mejor que supriman las naciones” para que no haya enfrentamientos, disputas ni guerras. Pacifista sociokomunista, el pobre.