Esas mujeres todas
Paloma Postigo.- Ser femenina despierta, a partes iguales, sensaciones bonitas tanto para ella como para el que la mira, la huele, la escucha.
Esto no va de si eres más o menos guapa, gracias a Dios.
Al igual que existen pájaros bellos y majestuosos, hay mujeres que levantan un viento a cada paso, que te sacude los sentidos. Son expertas en volar a ras del suelo. Todas las mujeres tienen esa virtud, aunque no todas la sacan a pasear.
Cómo usan las prendas, cómo se las colocan, o cómo las complementan, es de por sí algo innato en ellas. Siguen la moda casi sin darse cuenta porque ellas mismas, con sus estilismos, la inventan cada día. Ser femenina es también saber comportarse, al igual que un caballero, tenga o no pudientes. Es algo que todos aprecian , sin excepciones. No hay nada más bonito que una mujer que sepa comportarse en todos los sentidos.
Tener personalidad no está reñido con el saber estar.
Algo que veo a menudo en entrevistas, debates y coloquios son esas salidas de tono, tanto en la vestimenta como en los sonidos que emiten. Yo les diría que para volar alto no hace falta levantar la voz sino saber batir bien las alas … a ras de suelo.
Tampoco necesitan ponerse un escote enorme a destiempo, porque el ser humano es como es, no lo podemos cambiar. Desviar la concentración no es buena idea en ciertos momentos.
Hablar de política o entablar una discusión durante un debate elevando suavemente la voz sin que resuene por toda la estancia, es mucho más inteligente. Hacerte escuchar no es hacerte notar a costa de todo. No hace mucho que en los programas de televisión, telediarios , etc, ya no se limitan a estar en la silla de turno. Ahora se ponen de pie para indicar en el plasma o dar paso a otro colaborador y como consecuencia la estética da lugar a posibles críticas al estar expuestos al gran público, para bien o para mal.
No hace falta dar nombres pero hay comportamientos que dejan mucho que desear y hablo, en esta ocasión, de mujeres, sin excluir a los hombres que actúen del mismo modo. Este tipo de mujer cae en esa cosa que ahora se lleva tanto : el feminismo exagerado, cuyos comienzos me parecieron ciertamente nobles y lo seguirían siendo a no ser por la deshumanización que han hecho de ello, mezclando cosas sin sentido y degradando en algunas ocasiones a esa mujer femenina que no feminista , la cual está de acuerdo con tener un puesto de responsabilidad, ganar el mismo sueldo que los hombres o poder tomar una cerveza a solas sin que la miren como a un bicho raro.
He aquí mi reivindicación como mujer femenina, a la que le gusta el perfume, un buen moño italiano o el zapato stiletto de toda la vida. Esa mujer que disfruta cuando le abren la puerta, pero lleva las cuentas del banco. Esa mujer que se sonríe cuando le lanzan un bonito y respetuoso piropo, pero conduce una camioneta.
Esa mujer, en definitiva, que vuela a ras de suelo pero no permite que le corten las alas porque ya se sabe importante, sin necesidad de ponerse las perlas y un zapato de tacón. Se los coloca porque es y se siente FEMENINA.











