¿Israel o Palestina?
Fraguas.- No me quiero meter en camisas de once varas. Bueno, sí ¡Qué coño! Pero quiero dejarlo sólo en el término Israelí, no Sión, no semita, no hebreo. Hablaré de Israel y Palestina.
Parece que si alguien alza la voz en contra de Palestina, le olerá la boca al aliento de un bubónico y se convertirá en fascista de obligación; pues parece ser que no puede ser de otra manera.
Vivimos en el mundo de lo preestablecido. Que si de izquierdas eres pro-palestino. Que si de derechas, pro- Israel. ¿De derechas he dicho? Quería decir fascista; pues hoy, apoyar a Israel es etiqueta suficiente para elevar de categoría al infame pensador que osa ofrecer un mínimo esfuerzo en favor de los habitantes de la tierra prometida.
Pero voy a mi matraca continua…
¿Recuerda el amado lector que vivimos gobernados por el trono de la sentina de Nínive? Sí, la partidocracia; pues ese es el comienzo de la historia:
Todo lo que provenga de la partidocracia es ficción. La partidocracia en sí es una mentira y necesita de la mentira para subsistir. Ha de tener la imagen de la democracia; pero no le sirve con la apariencia, necesita que el ciudadano lo crea. Para eso todos los conceptos se dan la vuelta: Llamas democracia a lo que no lo es. Crees elegir y lo celebras. Llamas Constitución al *bodrio legal* (Juan Manuel de Prada) sin serlo. Llamas transición a la transacción de poderes entre el franquismo y los oligarcas de ahora. Y llamas izquierda a lo que no es izquierda y derecha a lo que tampoco.
Sí, siento decirte que vives en un inmenso paradigma de mentiras. Y lo de Palestina no es diferente.
Si algo nos enseñaron de pequeño, es que el malo tenía bigotito, flequillo y el brazo derecho muy rígido. En esa posición antinazi crecí yo, en ella vivo y ese legado pasé a mis hijos.
Retomando lo del pintor austríaco, sibilino y cruel supo fijarse en las posibilidades que le ofrecía el Islam para la persecución y caza del judío y no lo desaprovechó. Tuvo un brazo muy efectivo con el Gran Muftí de Jerusalén, Al-Housseini (el nombre es más largo; pero no quiero gastar artículo)
Éste le ofreció servicios impagables para Europa que frenaban las huidas de los finables. Creó ramas de las SS con personal musulman de Bosnia y Albania. Diseñó el plan de campos de concentración junto a Eichman, en profunda amistad. Y cuando tuvo la oportunidad convenció al Estado Mayor y al mismo Hitler para que la persecución de los Judíos se convirtiera en “La Solución Final”. He dicho que no iba a escribir su nombre entero; pero aquí tienes la traducción: “Hijo de puta”.
Terminada la guerra, Francia lo arrestó y cuando pudo ir a Nuremberg, consiguió escapar y huir a Egipto.
Pues eso que, el Gran hijodeputa, desde Egipto proclamó siempre la Shoah para Oriente Próximo, para todo Oriente próximo. *La Solución Final” dos punto cero. Que no quedara un judío vivo, allí donde pisó alguna vez el Profeta.
Jamás pidió un Estado, jamás quiso otra patria que la umma. El Estado Palestino ni siquiera existió en los sueños de quien se le personifica como su padre.
Este engendro de mierda, antes de ir al infierno tuvo tiempo de apadrinar y enseñar su filosofía a un personaje que ya sí te sonará, Yasser Arafat. Con éste vendría el cuento de la geo-política inventada de hoy en día.
Un paréntesis histórico
Palestina nunca existió. Era parte del Imperio Otomano y a esos lares se les consideraba provincia de Siria.
Terminada la I Guerra Mundial, el imperio Otomano fue repartido para Francia y para el imperio británico. A los guiris les tocó esa tierra y como no tenía nombre lo bautizaron como “Mandato Británico de Palestina”. Entregado por cierto por la liga de las Naciones bajo la promesa de crear un Estado de Israel.
Palestina es un nombre occidental.
Proviene de los romanos que para destruir y acabar política y geográficamente con Judea, se inventaron lo de Philistina en recuerdo del pueblo bíblico desaparecido, y les funcionó.
Lo recuperó el inglés, un nombre que jamás usarían los musulmanes porque son incapaces de pronunciar la “p” (Recuerde el lector que a Don Pelayo lo llaman Belay)
Bendita y traidora etimología que aguardas sibilina y tácita en la hamaca de los tiempos.
Si los sajones panochas hubieran bautizado la zona como “Mandato Británico de la Buena Esperanza”, hoy los musulmanes de la zona reivindicarían el Estado de Buena Esperanza. Con ello sabrían lo que de verdad significa sumisión y se entendería el apoyo de la comunidad LGTB.
Fin de la nota histórica.
Llego la entrega del Estado de Israel. Un año antes se les ofreció territorio para un Estado de Palestina y el nazi hijo de puta dijo que no estaban interesados en ningún Estado, sólo en la “aniquilación” de Israel. Seguían vivos los planes y recuerdos del hijo de puta ario, Eichman.
De sus manos nació Al Fatah, después OLP y de su regazo nació su apadrinado, Yasser Arafat. Ya hemos comentado que con éste vino el cuento.
El proyecto Palestina no es más que la consecuencia y consecución en Oriente Próximo de “La Solución Final” diseñada para Europa por el Estado Mayor ario de Hitler. Un plan nazi, diseñado por nazis y que, naturalmente, lleva al antisemitismo a sus más altas posibilidades.
Hoy la izquierda que no sabe, ni entiende que no es izquierda, abandera este movimiento como propio. Allá cada uno y su conciencia.
Israel huele el nazismo con el aire en contra. Tampoco digo que Israel lo haga perfecto; pero si me das a elegir, (Los chunguitos) me quedo contigo. Me quedo con la historia de Europa, con mis valores, con mi civilización y no me hago más preguntas.
La defensa actual del nazismo tiene su explicación: Todos los países europeos que apoyan a Palestina son partidocracias, hijas del diseño político de la República de Weimar (Alemania), antesala del III Reich. Esta partidocracia no lo vio venir y acabó sumida en el totalitarismo nazi. Echa ahora una vista a España y a Europa, partidocracias antisemitas cada vez más intolerantes y liberticidas.
Quien tenga oídos que oiga.
Yo solo digo que jamás apoyaré nada que huela a nazismo. Me enseñaron eso, lo creí y lo convertí en valor.











