Morante de la Puebla, en el momento de la cogida

La noticia triste de la tarde es la cornada de Morante, en su primer toro. Según el parte facultativo, la herida, en la cara interna del muslo derecho, tiene dos trayectoria, de 10 y 6 centímetros, y afecta también al músculo abductor. Me cuentan que, gracias a Dios, es una cornada limpia pero le impidió continuar la lidia y, después de ser atendido en la Plaza, ha sido trasladado al hospital.

Felizmente, no parece ser una cornada muy grave pero se une a las distintas volteretas y trompazos que ha sufrido en las últimas corridas. Y no olvidemos que ha cumplido ya 45 años. Está anunciado con Roca Rey en Gijón, el sábado día 16. ¿Podrá recuperarse para esa corrida? Por el momento, imposible saberlo.

La buena noticia de la tarde es la demostración de absoluto poderío de Daniel Luque, que corta tres orejas (le pidieron con fuerza el rabo) y sale a hombros. En tono menor, Talavante logra un trofeo. Se premia con la vuelta al ruedo a un bravo toro de Garcigrande.

Después de su racha de triunfos, Morante había levantado la máxima expectación en Pontevedra: la Plaza, abarrotada de miles de espectadores, ilusionados por disfrutar con el arte del indiscutible número uno actual del toreo. José Tomás quiso que cada una de sus actuaciones supusieran su acontecimiento y lo logró con marketing, al reducir al mínimo sus actuaciones. Morante lo ha conseguido por el lado contrario: toreando en todas partes; mostrando en todas las Plazas, grandes o pequeñas, exigentes o no, la belleza única del arte del toreo. Y ha logrado algo muy difícil: que el gran público, entienda mucho o poco, reconozca esa jerarquía estética y que los jóvenes descubran, en su toreo, la consecuencia de un clasicismo que ellos hasta ahora no habían conocido.

Los toros de Garcigrande tienen casta y movilidad. Destaca el segundo, muy bravo, Coraje, castaño claro, de 530 kilos, justamente premiado con la vuelta al ruedo.

En el primer toro, de salida, Morante mece ya la verónica con suave naturalidad. Lo deja en el caballo con un torero recorte. Como el toro flojea y queda corto, lo alivia con suaves capotazos por alto. Lidia perfectamente Curro Javier, como siempre. Comienza la faena con suaves ayudados por alto, cargando la suerte. El toro tiene un recorrido muy corto pero, sin una duda, en el mismo centro, Morante le saca muletazos a cámara lenta, con más riesgo de lo que el público percibe porque el toro se lo puede echar a los lomos en cualquier momento. Se ve venir el percance y, por desgracia, sucede: lo engancha y le hace girar, sobre los pitones. Llevan a Morante a la enfermería y Talavante mata con habilidad.

Por el percance de Morante, se corre turno y mata el segundo Daniel Luque. (Por claridad, comento yo toro a toro). Lo recibe con verónicas mandonas. El toro empuja y derriba al picador. Quita Luque por impávidas chicuelinas. Deja la montera del brindis junto a la enfermería, donde están curando a Morante. Dándole distancia, conduce Luque la alegre embestida del toro con una autoridad apabullante, se lo enrosca a la cintura: una faena completa, de dominio absoluto. (A mi lado, una señora apostilla: «Ya se ve por qué no quiere torear con él Roca Rey»). Remata con ocho impecables luquecinas, que desatan el delirio. Después de la gran estocada, el bravo toro muere embistiendo. Hemos visto un toro muy bravo y una faena muy completa: se concede la vuelta al ruedo al toro y dos orejas para Luque, con petición de rabo (si se lo hubieran dado, no me habría parecido injusto)..

Talavante ha encontrado ahora su peculiar tipo de faena, que sorprende a muchos, si no lo ven varias tardes : una aparente improvisación, con numerosos guiños al público. Recibe con lances fáciles al tercero, que sale con muchos pies. Liga muletazos vistosos, pasa algún momento de apuro, le aplauden más cuando remata la serie mirando al tendido, Una faena sólo discreta, a un toro también noble pero no tan bravo como el segundo. Una fácil estocada pone en sus manos una fácil oreja.

Saluda Luque con verónicas cargando la suerte al cuarto, que flaquea un poco pero acude bien al caballo, y recibe un buen puyazo de Jabato. En la muleta, acusa la poca fuerza, agravada por una vuelta de campana. Daniel, sobrado, le da la lidia adecuada, a media altura; lo va metiendo en la muleta, con gran oficio, pero al toro le falta pujanza para que la faena alcance gran altura. Concluye con alardes encimistas, perdiéndole el respeto al toro. Esta vez, no está certero con la espada.

Sorprende Talavante al bondadoso público de Pontevedra al recibir al quinto, haciendo volar el capote en faroles de pie. El toro empuja y acaba derribando al caballo, aprieta en banderillas, es mugidor pero embiste y repite. Talavante no acaba de acoplarse, el trasteo se queda a medias, con muletazos efectistas y enganchones. Dos feos pinchazos, entrando con desconfianza, preceden a la media atravesada.

Como el último toro protesta un poco, de salida, Luque lo lidia eficazmente con el capote y se luce luego en los delantales. El toro se crece y persigue a un banderillero, embiste desigual, es un manso con cierto genio. El comienzo por bajo de Luque, enseñándole a embestir, es un acierto. Aunque el toro no es claro, Daniel manda , liga muletazos lucidos por los dos lados, tragando mucho, con riesgo y emoción. Prolonga la faena en una demostración de poderío. Otra vez es un cañón, con la espada: una oreja más y salida en hombros

Ha confirmado plenamente Luque esta tarde su gran capacidad: creo que es el más poderoso lidiador actual. Lo ha demostrado repetidamente en Francia, con corridas duras. Tiene un problema : no da una imagen simpática, no llega fácilmente al público. (Sí al de Pontevedra, donde ha triunfado repetidamente). Sus nuevos apoderados, los Lozano, con su conocida habilidad, deben remediarlo. Es muy buen torero.

Recordaremos esta corrida, naturalmente, por la cornada de Morante. La ha recibido toreando, en una serie al natural rematada con el de pecho, no con alardes efectistas. Por él y por la Fiesta, le deseamos una rápida recuperación.

POSTDATA. La fiesta de los toros – decía don Gregorio Corrochano – necesita las dos porterías que tiene el fútbol: es decir, la rivalidad, el enfrentamiento directo entre dos primeras figuras. Por ejemplo, la que enfrentó de verdad – a costa de varias cornadas, cada uno – Luis Miguel y Ordóñez, diferentes en estilo y en personalidad y cuñados, para más inri. Pudo ser histórica la rivalidad de Ponce y José Tomás pero éste la eludió: sabía lo que hacía… Ahora, se intenta montar una rivalidad entre Morante y Roca Rey. Puede ser muy buena para la Fiesta: para los empresarios, para las taquillas, para atraer público y subir las estadísticas (ésas que desvirtúan Urtsun y sus seguidores, diciendo que la Fiesta ya no interesa a nadie). Como operación de marketing, esa rivalidad me parece excelente. Con un criterio puramente taurino, me temo que no existe, no hay color. La estética de Morante es muy superior a la de Roca Rey: más profunda, más clásica, más variada. Un natural no podrá compararse nunca con un cambiado por la espalda, ni una verónica, con un arrimón. Si Roca Rey no acepta eso, le queda sólo una baza pero es muy dura: la entrega absoluta y torear toros de ganaderías más encastadas. Con el medio toro (o menos) que ahora suelen torear las primeras figuras, Roca no puede competir de verdad con Morante. Un apoderado independiente y profesional (no, su hermano) se lo diría. Puedo poner un ejemplo, llevándolo al extremo de la caricatura: el público pagaría incluso por ver a Morante toreando a un carretón; a Roca Rey, desde luego, no. Cada uno ha de saber las bazas con las que ha de jugar.

Ficha

Pontevedra. Domingo, 10 de agosto de 2025. Feria de la Peregrina. Plaza de San Roque. Lleno.

Toros de Garcigrande: en general, con casta y movilidad; muy bravo, el segundo, premiado con la vuelta al ruedo.

MORANTE DE LA PUEBLA, de habano y oro, herido en el primero.

TALAVANTE, de nazareno y oro, en el primero, estocada (silencio). En el tercero, estocada (oreja). En el quinto, dos pinchazos y media atravesada (silencio).

DANIEL LUQUE, de carmín y oro, en el segundo, gran estocada (dos orejas y fuerte petición de rabo). En el cuarto, dos pinchazos y media (aviso, saludos). En el sexto, gran estocada y descabello (oreja y salida en hombros).