Libertad política versus libertad real
Fraguas.- La libertad política es entendible solamente por el anhelo de conseguir la libertad real; pero cuando uno se pregunta a sí mismo por ella, los clichés, los tópicos y prejuicios, los pensamientos preestablecidos y la doctrina marcada se mezcla con el desconocimiento vendido y mantenido por un sistema al que le interesa que te aferres a un hito del campo yermo de tu existencia con un horizonte de libertad que desde luego no es la verdadera.
Y es que a la libertad política le falta un apellido, libertad política colectiva. Porque “uno sólo es libre sí lo somos todos” (Antonio García-Trevijano)
Si tiene ud tiempo, amado lector, siéntese y lea este artículo como si fuera caviar del Bolga. Le prometo que le pondré en una situación de discernimiento de las que pocas veces sale uno igual. Sólo la filosofía tiene ese poder y hoy quiero regalárselo.
El pensamiento no es mío, ya mencioné al granaíno García-Trevijano. De su obra y pensamiento se destila tan formidable definición de la libertad.
Solo hay dos posibles clases de libertad, la libertad existencial y la libertad política colectiva.
La primera la repasamos a vuela pluma; pues es subjetiva. Es la libertad que sensibilizas, aquella que te hace sentir volar en determinados momentos; pero que no es pragmática más allá de tus fronteras personales. Los negros del Mississipi, en las haciendas useñas del XVIII, se sentían libres cantando gospel en las cuatro horas de descanso permitidas. La libertad existencial se alimenta de la esperanza a un mundo mejor; pero se queda ahí en la antesala de la esperanza, en momentos de ilusión. Qué cada uno se mida la suya.
Vamos a la segunda, a la importante, a la real y pragmática, a la tangible; pues es medible con el pulso social.
Libertad es una palabra que proviene del latín líber. El sentido de ese arcaico líber encierra la fertilidad, la creación; en definitiva, nos remite a la capacidad creadora. De hecho etimológicamenta la palabra líbido tiene la misma raíz y es claro que nadie se siente más libre que cuando la líbido está en su posición más álgida. Nada te frena, nada te importa y es la mejor situación de poder de creación; pues uno crea hasta la misma vida. Así que el rasgo principal de la libertad es su capacidad creadora. No hay creación posible sin libertad.
Ahora miremos a la libertad de una forma tangible, pragmática, la que nos afecta en el día a día. Esa es la libertad política ¿Por qué política? Porque lo político entra en el imperio de lo físico y lo físico se mide por la necesidad; pero la libertad, dijimos, debe ser colectiva ¿Y por qué colectiva? Porque lo colectivo entra dentro del imperio de lo social; y lo social se mide por el conflicto.
Esto da una ecuación simple pero, como decía nuestro profe, directamente proporcional. De modo que, si la necesidad aumenta, aparece el conflicto. Y si el conflicto se instala, surge la necesidad.
El conflicto y la necesidad son dos obstáculos tangibles de la sociedad. Pesados como el plomo contra el avance fluido de la Nación. Dos rocas ciclópeas en medio del camino (paradigma) de la libertad.
Sencillo, a mayor conflicto, mayor necesidad y menos libertad.
Una sociedad exenta de conflictos y de necesidad o, al menos, con esos elementos atenuados, es una sociedad libre.
Recapacite ahora en el nivel de libertad de España ¿Es nuestro país un páramo libre de conflicto? ¿La necesidad es un elemento del pasado o vive en nuestro pueblo?
Mire su profesión, su gremio ¿Es un sector sin conflicto?
En España, agricultores, ganaderos, pescadores, transportistas, autónomos tienen un conflicto permanente desee hace 4 décadas y ningún gobierno es capaz de solucionarlo. Ese conflicto trae vientos de necesidad que derriba a negocios, empresas y familias. Es tan grande el conflicto que la necesidad desborda cualquier iniciativa de solución porque no existen mecanismos para que personas comprometidas tengan poder popular para controlar, desde los cimientos de la sociedad civil, el imperio físico y el social de esta piel de toro.
La sentina de Nínive (la partidocracia) es la primera y más grande de las piedra del páramo de la diosa Libertas. La partidocracia es generadora de conflictos para mantener ocupados a sus políticos en debates infinitos sobre el sexo de los ángeles; mientras la necesidad arropa al pueblo con una manta de pita rota. Y nosotros que conocemos la libertad por su ausencia, y la sentimos por nuestra lucha, estamos obligados a decir a los carceleros de los partidos políticos ¡Basta ya!
Quiero una agricultura protegida.
Quiero una ganadería fuerte y una pesca como la pesca histórica. Quiero un transporte donde sus miembros no viva en condiciones indignas . Quiero un país que con libertad se convierta en un país creador. Que cree economía, cultura, sanidad, riqueza.
Quiero que España destile el potencial que se le presupone; y eso con la partidocracia, con los partidos de siempre es imposible.
La libertad es creación. Por eso debe ser libertad política y colectiva.











