La persecución contra los cristianos se recrudece en el Congo ante el silencio de Occidente: más de 40 asesinados por el yihadismo en una iglesia católica
El terrorismo islamista ha recrudecido su guerra en el Congo con el asesinato de al menos 43 civiles en un brutal ataque perpetrado contra una iglesia cristiana en la provincia de Ituri. La masacre, llevada a cabo el sábado por la noche por miembros del grupo yihadista Fuerzas Democráticas Aliadas (FDA), sacudió la localidad de Komanda, al noreste de la República Democrática del Congo.
Las víctimas —19 mujeres, 15 hombres y 9 menores de edad— fueron asesinadas con machetes mientras participaban en un acto religioso dentro de la Iglesia de la Beata Anuarita. Además de las muertes, los terroristas secuestraron a un número indeterminado de personas y arrasaron con buena parte del poblado, prendiendo fuego a viviendas y comercios antes de desaparecer en la selva.
Los autores del crimen pertenecen a las FDA, una milicia de origen ugandés que en 2019 formalizó su adhesión al Estado Islámico, adoptando sus métodos yihadistas para imponer el terror en la región. No es la primera vez que esta organización perpetra matanzas de carácter confesional: el 31 de enero de este mismo año, el grupo decapitó a 50 cristianos en ataques coordinados, sin apenas eco en la prensa occidental.
La Misión de Naciones Unidas en el Congo (MONUSCO) confirmó los hechos en un comunicado emitido el domingo, describiendo el nivel de destrucción como «alarmante». La iglesia, ahora reducida a escombros, ha pasado a ser una fosa común improvisada, cavada por una excavadora de la ONU en el mismo solar donde se alzaba el templo. Muchas de las víctimas fueron trasladadas al lugar en motocicleta ante la falta de recursos logísticos y funerarios.
El Papa ha transmitido su pésame mediante un telegrama, enviado al presidente de la Conferencia Episcopal congoleña. En él, el pontífice califica la tragedia como «dolorosa» y subraya la necesidad de redoblar esfuerzos por la dignidad humana en esta región desgarrada por la violencia. «Esta tragedia nos impulsa aún más a trabajar por el desarrollo humano integral de la atormentada población de esta región», señala el mensaje del Vaticano.
A pesar de la magnitud del atentado, la matanza ha recibido escasa atención por parte de los medios internacionales, repitiéndose un patrón habitual de silencio mediático en torno a los ataques islamistas contra comunidades cristianas en África. Sólo tras el comunicado del Papa ha habido alguna cobertura limitada en algunos medios, que han evitado profundizar en los detalles del ataque o en la identidad de sus responsables.
La República Democrática del Congo, uno de los países más pobres del planeta, alberga a más de 93 millones de cristianos —una cifra que supera a la de cualquier país europeo—, lo que convierte a este tipo de atentados en ataques directos a la identidad religiosa del país. Debido a la precariedad extrema, fue el propio gobierno provincial el que tuvo que proporcionar los ataúdes para el entierro de las víctimas, lo que da cuenta del grado de abandono que sufre esta parte del mundo.
Mientras continúan las matanzas, crecen también las voces que denuncian un auténtico genocidio religioso en curso, ante la pasividad de la comunidad internacional y el desinterés de los grandes medios. La pregunta, para muchos observadores, no es ya si estos crímenes ocurren, sino por qué se siguen ignorando.












Y ante el silencio de la iglesia oficial, y la conferencia episcopal
Pues mira en España, dicen que se ponen del lado de los mojameces
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