Un sismo de magnitud 8,8, registrado en la noche del martes (23:25 GMT), estremeció el lecho marino frente a las costas del sur de la península rusa de Kamchatka, desencadenando una cadena de alertas de tsunami en numerosos países y regiones situados a lo largo del océano Pacífico. El terremoto fue detectado inicialmente por la Agencia Meteorológica de Japón (JMA) con una magnitud preliminar de 8, cifra que fue corregida sucesivamente a 8,7 y finalmente a 8,8. El Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS), por su parte, localizó el epicentro a una profundidad de aproximadamente 18,2 kilómetros bajo el fondo oceánico.

Aunque el epicentro se situó en aguas rusas, las consecuencias del seísmo se han extendido por todo el Pacífico. En Japón, aunque la sacudida fue leve –nivel 2 en la escala sísmica nipona, que alcanza hasta 7– en ciudades como Kushiro y Shibetsu (en la isla de Hokkaido), las autoridades activaron una alerta de tsunami para gran parte de la costa este del país. Se anticipan olas de hasta tres metros, y se han ordenado evacuaciones preventivas en múltiples prefecturas, desde Hokkaido en el norte hasta Wakayama en el sur, incluyendo Tokio y Osaka, esta última actualmente sede de la Exposición Universal.

Además, la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) de Estados Unidos declaró una alerta de tsunami para Hawái, donde la magnitud del riesgo fue clasificada en el nivel más alto. Las Islas Aleutianas de Alaska también han sido incluidas en esta alerta crítica. En paralelo, se emitieron avisos para la costa oeste de Estados Unidos y Canadá, inicialmente en nivel amarillo y posteriormente elevados a nivel naranja, lo que indica un riesgo moderado pero significativo. En respuesta, las autoridades canadienses instaron a la población de Columbia Británica a mantenerse alejadas de playas, muelles y zonas bajas, y recomendaron a los propietarios de embarcaciones trasladar sus naves a aguas más profundas.

El presidente estadounidense Donald Trump expresó su preocupación en un mensaje publicado en Truth Social, exhortando a la población de los territorios afectados a «mantenerse fuertes y seguros», mientras la Agencia de Gestión de Emergencias de Hawái llamó a tomar medidas inmediatas para proteger vidas y propiedades.

En Rusia, las primeras imágenes difundidas en redes sociales mostraban daños materiales en Kamchatka, incluyendo el derrumbe parcial de una guardería en el krai homónimo. El gobernador de la región de Sajalín confirmó también daños en la isla de Paramushir.

El impacto del sismo también alcanzó América Latina. El Centro Nacional de Alerta de Tsunamis de Ecuador emitió una advertencia para las islas Galápagos, advirtiendo de una «alta probabilidad» de tsunami. Aunque la amenaza para la costa continental ecuatoriana es menor, las autoridades recomendaron suspender actividades en zonas litorales, evacuar áreas bajas y mantenerse atentos a los canales oficiales. Se estima que las primeras olas podrían llegar a las Galápagos hacia las 10:00 hora local, y al continente entre las 11:00 y las 13:00.

En cuanto al mar de Japón, las autoridades locales advirtieron de posibles olas menores, de hasta 20 centímetros, que aun así podrían generar corrientes peligrosas en bahías y puertos.

Este episodio sísmico, de los más potentes registrados en los últimos años en el Pacífico, ha puesto de manifiesto la vulnerabilidad compartida de las naciones ribereñas ante desastres naturales transoceánicos. La coordinación internacional y los sistemas de alerta temprana están siendo clave para minimizar las consecuencias humanas y materiales de este evento geológico de gran envergadura. Las próximas horas serán cruciales para evaluar el impacto real del tsunami y la evolución de la situación en cada uno de los territorios afectados.