La antigua ciudad hanseática de Bremen, una de las tres únicas que constituyen estados por sí mismas dentro de la República Federal Alemana, es la que tiene más habitantes de origen extranjero, inmigrantes de primera, segunda o tercera generación. Y es también, según informa el Weser Kurier, la más peligrosa de Alemania. Sin embargo, no es políticamente correcto establecer una conexión entre ambos hechos.

«Los datos de la Oficina Federal de Policía Criminal (BKA) muestran ahora que, en relación con la población, ninguna gran ciudad alemana tiene una tasa de criminalidad más alta», señala el Kurier. «15.424 delitos por cada 100.000 habitantes son los más altos, por delante de Fráncfort del Meno (14.600) y Berlín (14.252)».

Es un hecho lo bastante conocido como para que los liberales del FDP la calificaran hace poco como «la ciudad más peligrosa de Alemania».

Bremen ocupa claramente el primer puesto en cuanto a robos, con 194 casos por cada 100.000 habitantes. En segundo lugar se encuentra Fráncfort del Meno, con 14.600 delitos registrados por cada 100.000 habitantes. Fráncfort ocupó el primer puesto el año pasado. En tercer lugar se encuentra Berlín, con 14.252 delitos registrados por cada 100.000 habitantes. Bremen también encabeza las estadísticas de hurtos en tiendas y robo de vehículos.

Pero no es lo único por lo que destaca Bremen; también lo hace por la enorme proporción de población de origen inmigrante, y de la desproporcionada participación de los mismos en los delitos. Los detenidos no alemanes fueron responsables del 73% de todos los delitos cometidos en Bremen en 2024, en comparación con el 57% en 2023.

Especial protagonismo tienen los marroquíes, argelinos, tunecinos, libios y sirios. Pero, en general, todas las ciudades alemanes con una alta criminalidad presentan el mismo rasgo: una proporción de recién llegados en su población superior a la media. En el caso de Bremen, esta proporción alcanza casi la mitad de su población, el 45,1%.