En el PSOE cruzan los dedos para que ningún tribunal les dé un nuevo sobresalto antes de que acabe julio. Porque, en lo político, creen tener este final de curso bajo control. A Pedro Sánchez le queda una gira por Hispanoamérica con paradas en Chile, Uruguay y Paraguay. También, el Pleno del próximo martes, al que el Gobierno evitará llevar cualquier votación que pueda perder, y por eso no irá la de la reducción de la jornada laboral de Yolanda Díaz. Además, su rueda de prensa de balance, que será el lunes 28 en la Moncloa. Y el despacho con el Rey en Marivent el día siguiente, como despedida y cierre.

Pero, haya o no alguna última traca estival en los juzgados, el último mes y medio deja quemaduras de tercer grado en el PSOE: la pérdida de más de 1,42 millones de votos, de 5,5 puntos de intención de voto y de entre 11 y 12 diputados. Además de una distancia con el PP que ya supera los nueve puntos y los 2,23 millones de votantes. De hecho, entre el PP y Vox prácticamente doblan en votos al PSOE: 12,23 millones frente a 6,39 millones.

El último promedio de encuestas de Electocracia.com, actualizado con las cuatro más recientes hasta el jueves 17 de julio, sitúa la suma entre el PP y Vox rozando los 200 escaños, que son 30 más de los que obtuvieron en julio de 2023, en una estimación calculada para una participación electoral del 65 %. Tanto Alberto Núñez Feijóo como Santiago Abascal crecen, con la corrupción del PSOE y el debate migratorio de fondo. Lo hace más Vox que el PP. Los de Abascal logran cerca de 550.000 votos más que en 2023 y se encaraman a los entre 47 y 49 escaños, con el 14,8 % de intención de voto.

Los de Feijóo suben casi 470.000 votos, hasta situarse en 150-151 diputados y algo más de 8,6 millones. En el Congreso nacional que los populares celebraron a principios de julio, su presidente puso el listón en 10 millones de votos. Pero es un objetivo que todavía le queda muy lejos y para el que tendrían que pescar tanto en el caladero del PSOE como en el de Vox. El objetivo más realista es obtener más diputados que Sánchez y sus socios juntos, de manera que Feijóo fuera el único candidato con opciones de ser investido presidente (o él o bloqueo) y le bastara una abstención de Vox. En el promedio de sondeos, el PSOE y sus socios obtienen un máximo de 153, y eso contando la parte alta de la horquilla.

El miércoles, Feijóo participó en los Cursos de Verano CEU-María Cristina. Allí, en conversación con el director de El Debate, Bieito Rubido, insistió en que quiere gobernar en solitario -y qué dirigente no pretende eso, se preguntó-, pero matizó: «Sabemos que el cambio de gobierno será hacer acuerdos con Vox, no lo niego». Y añadió: «Tenemos una responsabilidad histórica, que es cambiar el Gobierno. Hay veces que me da la impresión de que los dirigentes de Vox creen que contra Sánchez viven mejor». No obstante, después incidió en que su relación personal con Abascal «no puede ser más correcta».

Tan mala noticia es para Sánchez perder más de 1,4 millones de votos como que la ultraizquierda no dé señales de volver a unificarse en una sola candidatura, lo que anula cualquier opción remota de reeditar el Gobierno de coalición. Sumar sigue estancado en una horquilla de entre 9 y 10 escaños, con la pérdida de 1,4 millones de votos en dos años. Según la media de los últimos sondeos, se sitúa en el 6,8 % de intención de voto. Podemos no saca más de cinco, con un 4,3 % de los votos e Irene Montero al frente de esa hipotética candidatura.

Los socialistas creen haber amortiguado el debate en torno a un adelanto electoral que Sánchez nunca contempló seriamente. Y confían en que el verano termine de aplacarlo. No obstante, la legislatura transcurre por dos cauces. En el político, los socios han demostrado que no tienen ningún interés en dejar caer al presidente, porque todos ellos irían detrás. Pero el cauce judicial es el que no pueden controlar, y el que puede desbordarse.

El Debate