Qué tonto es Sánchez, que le engaña todo el mundo
Jorge Sanz Casillas.- La imagen de Santos Cerdán este miércoles, evitando a última hora tocar el hombro de Pedro Sánchez en el Congreso, resulta reveladora si la vemos con los ojos de hoy. Sabedores en el PSOE de que había material contra su número tres, todos querían evitar la foto del apestado con el amado líder, que aún así salió retratado por Europa Press con gesto rígido, la mandíbula tensa y el cuello enhiesto. Quién le iba a decir que esa misma noche saldría un informe de la UCO según el cual Santos Cerdán está hasta arriba, y con él la cúpula misma del sanchismo, esa estafa piramidal que predicaba la ejemplaridad en 2018 y, por lo visto, comenzó a robar en 2019, si no mucho antes y empezando por las primarias de su propio partido.
Nada de lo publicado le parece a Sánchez motivo de dimisión. Ni las papeletas falsas, ni la colocación de amigas en empresas públicas, ni las transcripciones de la UCO. Él, que pidió la cabeza de otros presidentes por no presentar los Presupuestos Generales del Estado, se agarra al sillón que compró con el delito fundacional de la legislatura: intercambiar impunidad por siete votos.
Que compareciera en Ferraz fue la primera pista de que no tiene previsto marcharse, así le procesen al partido entero, al hermano, a la mujer y a su fiscal general. Su comparecencia consternada me pilló en un taxi en Sevilla, y el conductor la resumió con mucha gracia pero sin reírse, que es lo que diferencia a los ocurrentes de los histriónicos: «No me quito las gafas de sol porque estoy muy afectado. Qué tonto es, pobrecito, que le engaña todo el mundo».
Porque esa es la clave: entre parecer honrado y parecer idiota, Pedro Sánchez ha elegido lo segundo y fingir que no sabía (ni participó) de las andanzas de los dos últimos secretarios de organización del PSOE, y que él mismo eligió. De Ábalos ya está todo dicho: casa con piano, chicas con pisazo y alguna cosa más que habrá que demostrar. De Santos Cerdán, lo estamos viendo hoy. Y de Koldo, qué decir: un portero de puticlub en excedencia al que la UCO le puso boca abajo en su propia casa, donde entraron a punta de pistola y con casco, por lo que pudiera pasar.
Esta es la selección que hizo Pedro para llegar al PSOE, primero, y a Moncloa después. Andado el tiempo podemos afirmar sin temor a equivocarnos que en la banda del Peugeot no eran ni más honrados ni más amigos que sus predecesores, pues Santos Cerdán cae porque Koldo les tenía a todos grabados, señal inequívoca de que en ese coche nadie se fiaba de nadie, pero que mientras corriera el poder y la pasta podían mantener las apariencias.
A la vista de los hechos, empiezo a dudar hasta de la procedencia del Peugeot. Que lo miren.