Los oscuros secretos de la orden jesuita
Matthew Ehret ha estado escribiendo una serie de ensayos sobre la perversión jesuita del cristianismo que se remonta a cuatro siglos atrás y sobre el alto sacerdocio oligárquico-veneciano que dio forma a esta poderosa secta.
En el primero, titulado ” El Papa ha muerto… pero el daño que causó al cristianismo perdura “, analiza a Jorge Mario Bergoglio (1936-2025), el sacerdote jesuita que adoptó el nombre de Papa Francisco en 2013, y el daño que causó a la imagen del cristianismo. El Papa Francisco, explica Ehret, transformó el cristianismo en un conducto para el culto a Gaia, la despoblación y la esclavitud, socavando el concepto de la humanidad hecha a imagen de un Creador. Desafortunadamente, el daño que Bergoglio causó a la percepción mundial del cristianismo probablemente perdurará por muchas generaciones más.
En el tercero, titulado ” Pierre Teilhard de Chardin y la perversión gnóstica del cristianismo “, Ehret analiza a Pierre Teilhard de Chardin (1881-1955), jesuita cuya misión fue reconciliar el cristianismo con el darwinismo. Chardin participó en el descubrimiento del Hombre de Piltdown, que posteriormente se demostró que era un engaño, y también en el descubrimiento del Hombre de Pekín, cuyos restos desaparecieron misteriosamente.
Las teorías de Chardin dieron lugar a una nueva forma de cristianismo darwiniano, donde introdujo el concepto del «Punto Omega» y la «Noosfera», y sustituyó el cambio moral por la «complejidad cuantitativa», eliminando así el juicio moral de los actos de maldad. Pierre Teilhard de Chardin creía que el mal es una parte necesaria de la evolución, lo que conduce al objetivo final del Punto Omega, donde la humanidad se convertiría en una especie transhumana.
Y apoyó la eugenesia, abogando por el desarrollo de una “forma noblemente humana de eugenesia” para mejorar el acervo genético humano, y no vio ningún problema en eliminar a los “rechazados de la vida” para dar paso a los más fuertes.
Las ideas de Chardin se alinearon con las de Sir Julian Huxley, un destacado eugenista y fundador del transhumanismo, y juntos promovieron una visión de un futuro donde la humanidad se fusionaría con las máquinas para lograr una conciencia colectiva.
Es injusto cargar así, groseramente, a la Orden de San Ignacio de Loyola con el peso del comportamiento de algunos de sus miembros, aunque no se puede negar que, sin prisa, pero sin pausa, se ha dado una importante infiltración, el mal es paciente porque es muy sutil, de elementos indeseables entre los “miles Christi” que soñó el santo para luchar con valor y sabiduría, las dos cosas, contra la Reforma de Lutero, origen de la decadencia de Europa, en esencia mucho más dañina que toda una Revolución Francesa, con su materialismo, porque su objetivo era total, definitivo y y… Leer más »