Beatriz Corredor y Pedro Sánchez

Jorge Sanz Casillas.- Este viernes por la mañana, mientras se abría el cielo en Madrid, escuchamos que la inversora BlackRock reducía su participación en Redeia (Red Eléctrica para los amigos) pasando del 5,02 % al 4,992 %. Hasta aquí todo normal, parece poco, pero este movimiento le ha supuesto perder la segunda posición en el accionariado de la compañía, que sigue participada intensamente (en un 20 %) por la SEPI, es decir, por el Estado. El segundo peldaño lo ocupa ahora Pontegadea Inversiones, propiedad de Amancio Ortega, así que estamos a dos tardes de que alguien culpe al fundador de Zara de causar el apagón del lunes. No sería descabellado. Cosas más raras se han escuchado al socialismo contemporáneo, que está enfermito de lucha de clases y piensa que alguien rico es, por defecto, un ladrón.

Mira: el socialismo consiguió que en Venezuela, que flota en un mar de petróleo, faltase la gasolina. El socialismo consiguió que en Argentina, el país del asado, la gente no pudiera comprar carne. Y el socialismo ha conseguido que en España, uno de los países más soleados de Europa, empecemos a dar las gracias por encender la luz. Cuando se antepone la ideología a la gestión ocurre lo del pasado lunes. Lo mismo que cuando se antepone el amiguismo a la competencia. Porque ustedes que me leen son muy jóvenes, pero hubo una vez que Beatriz Corredor fue ministra de Vivienda de España. Lo fue con José Luis Rodríguez Zapatero, el hombre que empobreció a este país más que nadie. Y lo fue sin tener conocimientos acreditados en materia de Vivienda, igual que tampoco los tiene ahora en materia de infraestructuras energéticas.

Un día de aquellos, mientras trabajaba para Zapatero, una reportera de Caiga quien caiga se acercó a Beatriz Corredor a la salida del Congreso. Y le preguntó lo mismo que al resto de diputados: que cuántas provincias tenía España. La entonces ministra respondió que «50 o 51», con un despiste similar al de otros parlamentarios. Ante la mirada de sorpresa de la reportera, Corredor se lanzó a repasar en voz alta el mapa de España: «Cuatro en Galicia, dos en Extremadura –comenzó a recitar–. Otras dos en Murcia y Cartagena… ». Este es el capital humano que manejamos desde hace años: gente que no sabe que Murcia es una comunidad uniprovincial. Gente que puede llegar a lo más alto del sistema, cobrar 546.000 euros al año y suspender la Geografía más elemental. Por eso lo raro es no haber tenido un apagón antes.