¿Está Satanás atacando a España?
España sufre un proceso de decadencia brutal desde el siglo XVII. Cuando era el mayor imperio mundial, empezó a hundirse sin cesar, hasta ser hoy un país irreconocible, poblado por corruptos y cobardes, dividido, en declive, débil y dominado por políticos sin grandeza, sin ética y sin vergüenza.
Algunos observadores y analistas, extrañados de la brutal y veloz decadencia española, creen que esa caída podría ser obra de fuerzas superiores a las humanas, quizás satánicas.
Algunos no dudan en afirmar que demonios, masones, herejes y satánicos odian a España por haber evangelizado a más de medio mundo. Otros afirman que Satanás quiere destruir a España y que ha enviado a uno de sus mejores secuaces para que la destruya desde la Moncloa.
Otros muchos concluyen su análisis afirmando que Satanás no conseguirá su objetivo porque Cristo vendrá y salvará a España

Una de las muchas imágenes que circulan por las redes reflejando a un Pedro Sánchez satanico, enemigo de España.
Sea o no obra de los demonios, lo cierto es que España sorprende hoy por ser una nación profundamente herida y en crisis, gobernada por un personaje como Sánchez, inestable y con rasgos de psicópata, que, para mantenerse en el poder, es capaz de todo, hasta de pactar con ETA y con los golpistas catalanes, esos mismos, que rebosan odio y no hace mucho querían quemar policías y destruir España.
Muchos españoles creemos que lo que España padece no es satánico sino un ataque brutal desde varios ángulos y que su inmenso deterioro es únicamente humano, obra de un líder maligno como Pedro Sánchez, de un partido profundamente podrido, como el PSOE, del odio que inunda el país, esparcido desde el poder político, y de un pueblo cobarde que soporta todo tipo de vejaciones y abusos.
Las huestes del mal que gobiernan España predican sacrificio pero practican privilegio. Tienen más poder del que merecen y pueden gestionar. Son ventajistas y casi impunes y no paran de hacer daño a la nación y a sus ciudadanos.
Desde la Moncloa se esparcen la división y el odio, conscientes de que el odio es la ruta más corta hacia la tiranía.
A muchos les sonará a teoría conspiranoica exagerada lo de atribuir a los demonios el hundimiento constante de España, pero no pueden negar que el proceso de caída y autodestrucción es demasiado brutal e intenso para atribuirlo únicamente al mal gobierno.
Los daños acumulados son espeluznantes: avance hacia la tiranía, asesinato de la democracia, corrupción galopante que desde la cumbre del poder ha contagiado a casi la totalidad de la nación, divorcio terrible entre políticos y ciudadanos, odio desatado, ataque del poder político a la Justicia independiente, uso criminal del dinero público, abuso de poder, despilfarro, avaricia, ostentación, impuestos abusivos, apoyo de los que mandan a los delincuentes, ayuda a los invasores ilegales, avance del narcotráfico, proliferación de sicarios, delincuencia en las calles y un larguísimo etcétera que refleja una nación hecha trizas y en proceso de podredumbre avanzada.
La decadencia española es un callejón sin salida porque el poder lo tienen los que están interesados en el deterioro y destrucción de los valores y las energías positivas de la nación.
Los que quieren la regeneración son injustamente tratados como enemigos y bloqueados por el contubernio de comunistas, socialistas, golpistas e independentistas que, capitaneados por Sánchez, controla la nación.
El recién fallecido papa Francisco se negó a visitar España durante su pontificado, quizás consciente de que era tierra dominada por el diablo.
No por ahora D. Francisco. Somos los humanos, los españoles los que estamos atacando España. Por activa, o por pasiva. Lamentablemente.
Los españoles no estamos atacando a España. Los la atacan no son españoles, porque no merecen que así se les llame.
Está bien doña M. Luisa. No se sulfure. Era una expresión hecha: “por activa y por pasiva”.
Feliz puente.
Gracias. Igualmente.
Pero no me sulfuro. Es que todo esto me duele mucho