Carlota Sales frente al basurero catalán
Representa sobre todo un espíritu inquieto y también una de tantas compatriotas que sufren persecución y acoso permanentes procedentes de quienes han convertido Cataluña en un vertedero de odio, sectarismo y violencia. Se llama Carlota Sales y ha bastado que defienda alto y claro su compromiso ético con España para que se haya desatado contra ella, por parte de la mafia separatista, una brutal campaña de acoso y linchamiento moral y físico. Obvia reseñar que su doble condición de católica y patriota le exime del apoyo que cualquier pelandusca zurda habría tenido solo con recibir una décima parte de los insultos, calumnias, amenazas e intimidaciones que Carlota Sales lleva recibidos. La democracia española ha llegado a tal grado de degradación que basta que una mujer valiente y segura de sí misma proclame su lealtad insobornable a la españolidad de Cataluña, para que desde partidos y medios de comunicación se aliente una caza de brujas contra ella. La indignación sube de tono cuando la gentuza de la CUP exige a gritos que se castigue a quien no hace otra cosa que recordarnos la vigencia de determinadas leyes que están siendo sistemáticamente burladas por los sectores separatistas. El pirómano dando lecciones de legitimidad moral al apagafuegos.
La razón de tanto odio es que esta catalana de origen se ha atrevido a franquear una de las líneas rojas que los separatistas han establecido como infranqueable, ante la desidia y la cobardía de los representantes institucionales del Estado, desde el Rey a Sánchez. Pero ya debería saber esta valiente catalana que la democracia española reposa sobre el lecho de unos nacionalismos a los que les está permitido todo, hasta comprometer impunemente la unidad de la nación. Cuentan para ello con el apoyo tácito de la mafia mediática progresista.
Alerta Digital viene denunciando la impostura de un sistema que otorga a los nacionalistas la legitimidad moral que en cambio niega a otros. Si una dirigente catalana hace mofa del acento de los malagueños, ello forma parte de su derecho a opinar de lo que quiera. Si un líder de ERC hace befa de los niños extremeños, chitón y a respetar su libertad expresiva. Si Duran Lleida hace otro tanto de la supuesta querencia de los andaluces a la holgazanería, punto en boca los andaluces. Si desde las filas de Junts se nos dice que la economía española se sustenta del robo permanente a los catalanes, el exabrupto pasa a convertirse en un axioma. Si desde muchas instituciones catalanas se exalta el odio contra el resto de España como patrón de conducta, a mirar para otro lado. Todo le ha sido permitido a esta gente, hasta el derecho a anatemizar a quien reivindique su españolismo o la imposición del imperio de la ley en su territorio.
Frente a una derecha acomplejada que acepta las reglas de que unos aticen y otros pongan la otra mejilla, muchos están teniendo el acierto de decirle a estos hijos de puta, alto, claro y en castellano, que no van a doblegar su dignidad ni aún menos su libertad. Sigamos el ejemplo de Carlota. No podemos dejar de rebelarnos intelectualmente ante la imposición de mantras tan absurdos como que lo casposo y lo ilegal es la defensa de la unidad nacional, mientras que la exaltación del independentismo, a contrapelo casi siempre da la propia ley, es lo legítimo y lo fetén. O jugamos todos el mismo juego o se acabó la partida. Eso lo debería haber exigido la derecha pánfila española hace 40 años.
Por otro lado, no deja de ser un dato esclarecedor de la podredumbre política, moral e intelectual de la España presente que se defienda, por ejemplo, el derecho democrático de los okupas a profanar libremente una vivienda ajena, y que en cambio los Mossos se desentiendan del deber de proteger a Carlota y perseguir a sus intimidadores.
Puede estarse de acuerdo o no con esta corajuda gerundense, pero lo que no puede dejar de admirarse es la gallardía de su actitud al defender el significado del artículo 8 de la Constitución. Merece que se le reconozca gallardía, honestidad intelectual y sinceridad patriótica, valores no supuestos sino probados.
Una sociedad se perfecciona con la reflexión sobre la propia realidad. Una sociedad se encanalla cuando esa reflexión sólo es permitida a algunos. Si unos piltrafillas queman banderas de España o vejan al Rey, lo califican de ejercicio de libertad. Cuando una española cabal y decente habla de España con contundencia y lealtad, lo califican de provocadora y fascista.
A Carlota le hacen sentir una paria en su propia tierra; en cambio, los que la linchan y amenazan, cuentan con absoluta impunidad. Es por ello que no podamos confiar en la eficacia de un Estado que está siendo utilizado por unos pocos (los peores) para atacar de forma inmisericorde e imponer sus reglas sectarias a todos los que, como Carlota, amamos y respetamos solemnemente a España, desde el Cabo de Gata hasta Lérida y desde Ceuta hasta Finisterre.












Buenas tardes . Os felicito por este magnífico artículo. Soy amiga de Carlota , tengo ese privilegio, y conozco la dura persecución que sufre , no solo por los independentistas, también por personas que por envidias o motivos personales aprovechan para lanzar toda la basura que pueden contra ella , aprovechando el familiar dicho de “injuria que algo queda”. Que ganas tenía de que una plataforma diese algo de apoyo a todos los que sufrimos con la lacra de los más poderosos ya que en este país , está visto que debido a leyes injustas los más débiles sufren doblemente… Leer más »
Catalanidad es Hispanidad Y esta realidad que está escrita en la historia, hemos de defenderla. como Carlota, como Ana-
Fuerza y honor.