Pedro Sánchez, un pobre hombre
“Envilecimiento, encanallamiento, no es otra cosa que el modo de vida que le queda al que se ha negado a ser el que tiene que ser. Este su auténtico ser no muere por eso, sino que se convierte en sombra acusadora, en fantasma, que le hace sentir constantemente la inferioridad de la existencia que lleva respecto a la que tenía que llevar. El envilecido es el suicida superviviente”. José Ortega y Gasset.
Es sabido que la política y el dinero proporcionan poder y riqueza económica, respectivamente. Pero ¿enriquecen como ser y como persona a los que ostentan tales prerrogativas? No necesariamente. Es más, el hombre con poder o dinero, al proporcionarles el poder o el dinero un protagonismo destacado en la sociedad, es el que con su proceder en el desarrollo de sus actividades, queda mucho mejor retratado que el hombre anónimo, carente de protagonismo de tipo alguno.
Y Pedro Sánchez, con el protagonismo que le esta proporcionando el ejercicio del poder como presidente del Gobierno español, después de pasado el tiempo suficiente, ha quedado, con su actuación, lo suficientemente retratado, como para poder sacar conclusiones de su actividad política y, en ese sentido, es pertinente preguntar: ¿qué imagen está dejando este hombre de cara a un ciudadano con un mínimo sentido de la dignidad? Para mí esta muy claro: es un pobre hombre como ser y como persona.
¿Es Pedro Sánchez una persona venida a menos, desde que está en el mundo de la política? En absoluto. Todo lo contrario. Ha tenido un ascenso vertiginoso, pasando, en un poco tiempo, de ser un absoluto desconocido a ser presidente del Gobierno de la nación española, que es la cuarta potencia de la Unión Europea y anda sobre la decimocuarta a nivel mundial. El ascenso en la política ha sido abismal; se puede decir que es de los que hacen época. Y sin embargo, uno tiene la impresión de que Pedro Sánchez, como ser y como persona, es un pobre hombre.
Pero ¿por qué?
Porque, por estar absolutamente dominado y ser incapaz de controlarse a sí mismo y a su desmedida ambición de llegar y permanecer en la Moncloa, ha caído en una pobreza, miseria moral e indignidad, impropias de un político perteneciente al ámbito occidental.
Pero esto no es lo más grave. Si, como su ex compañero de partido Paco Vázquez, para mí con todo acierto, dijo de él, que es un desequilibrado, no es responsable de sus actos y, por lo tanto, esa incapacidad de autocontrol, como atenuante, lo eximen de toda culpa, por lo menos en el terreno de la moral.
Fíjese el lector, hasta donde le han cegado sus narcisismo y osadía que no ha sido capaz de orientar a su propia familia, y la misma ha acabado metida en unos líos descomunales. No existe precedente alguno en cualquier país, mínimamente desarrollado, de casos que, ni por asomo, se le acerquen a la imagen denigrante de su mujer declarando en los Juzgados y comisiones de investigación, investigada por diversos presuntos delitos.
Y, ¿qué decir de la imagen del hermano, declarando como imputado, también por presuntos delitos, en un jup0ozgado, sin saber responder a las preguntas más elementales, balbuciendo, dando una imagen de memo, y que habrá recorrido todo el mundo?
Ambos casos son, sencillamente, patéticos
Por casos infinitamente menores a esos, en un alarde de dignidad política, tan solo últimamente, han dimitido los presidentes de gobierno de Inglaterra y Portugal.
¿Es elogiosa una persona que quiera el ascenso profesional de sus seres queridos? Si. Pero ¡cuidado! hay cariños que matan. Porque, estaremos todos de acuerdo en que se es un atrevido y un irresponsable, si no ha sido capaz de advertir a los propios suyos, que para conseguir esos ascensos se hayan utilizado unos procedimientos, como mínimo, faltos de ética y estética y tan inicuos como los que, a todas luces, parece ser que se han utilizado.
¿Es propio de un presidente de gobierno con categoría personal que, cuando por parte de órganos de la sociedad civil, se denuncian tales irregularidades ante la justicia, y los jueces, en el estricto cumplimiento del ejercicio de su profesión, admiten el enjuiciamiento de tales denuncias, el ppresidente, en una pobre actuación como político, en vez de dimitir, se lance, implicando en ello a su gobierno, a los medios de comunicación que controla y a sus mas fieles votantes, a una campaña impropia de una mínima altura política, contra los jueces?
Si por desequilibrado e irresponsable, su propia familia se ve inmersa en este esperpento, no es de extrañar lo que hasta ahora ha hecho con las instituciones y la dignidad del Estado español y de los españoles, y es imprevisible lo que en el futuro pueda hacer.
Las personas que componen estos grupos que apoyan al presidente, saben perfectamente que éste, después de prometer, por activa y por pasiva, seguridad y rigor, se ha puesto, como un muñeco, en manos de los independentistas. Como un pelele, zarandeado a antojo de los mismos. Y se ha dejado manejar, como se maneja a una marioneta. Eso sí, al muñeco, al pelele, a la marioneta, no le ha faltado nunca, una reverencia servil ni una sonrisa hacia sus amos. Y a la contra, ha usado todo el poder de su cargo, además del poder del Estado, para hacer una pobre y orquestada critica, a los que lo denuncian, por el solo hecho de denunciarlo.
También tiene, en un caso inédito, y literalmente hablando, a “su” Fiscal General del Estado, implicado, en presuntos delitos, sin que, por un mínimo de decoro, haya dimitido.
Ha convertido la política española en un juego de trileros, propio de indigentes intelectuales, éticos, estéticos y de todo tipo. Fíjese el lector, basta con analizar el contubernio que se trae con los independentistas catalanes: les promete la amnistía a Puigdemont0000 y un referéndum para Cataluña, cosa que, tontos no son, saben todos que es prácticamente imposible de conseguir. Los independentistas se dejan engañar, con lo cual, se consigue un doble objetivo. Por un lado, estos, para reparar y compensar el fingido engaño, se sienten agraviados y con derecho a exigirle al Estado mas prerrogativas; y, por su parte, el señor Sánchez, queda ante el ciudadano, como el listillo que los ha engañado. Ahora, en otra acción propia de trilero, y para contentar y favorecer más aún a aquellos que lo manejan a su antojo, le condona la deuda a Cataluña y, lo peor, quiere hacer cómplice de ese favoritismo a todas las demás comunidades autónomas, cosa en la que, afortunadamente, no han caído. Ni han caído determinadas comunidades autónomas, ni cualquiera con dos dedos de luces. Como prueba, el propio Felipe González, se manifiesta así, al respecto: “No van a quitar nada, es mentira, la vamos a pagar todos de una manera o de otra” Y, finalmente, tanto unos como otros, juegan a vender la idea de que la paz en Cataluña es producto de las políticas de claudicación vergonzante del Estado ante los independentista, de Pedro Sánchez, cuando cualquier persona mínimamente instruida sabe que fue el gobierno del señor Rajoy, 0en una actuación digna para el Estado, el que provocó la huida vergonzosa de Puigdemont, el encarcelamiento de todos los implicados y el procés, quedó, literalmente muerto, sin posibilidad de reactivación alguna. Por eso, a los artífices de tanta perversión, cabe gritar de ellos: ¡Vaya partida de trileros!
Ha colonizado, excepto al poder judicial, todas las instituciones del Estado, poniendo al frente de ellas, desde amiguetes a militantes de su partido y, en algunos casos indecorosos, a ex Ministros de sus propios gobiernos, con lo cual ha corrompido políticamente hablando, el sistema democrático construido con una grandiosidad y altura de miras admirables.
A continuado con la política bajuna de Rodríguez Zapatero de enfrentar a los españoles y los ha divido, separándolos por un muro, para distinguir a los buenos de los malos, y así poder sacar rédito político de tal enfrentamiento. Y eso, hay que decirlo por derecho, es propio de una mala persona.
Finalmente, al utilizar de forma partidista, todas las instituciones del estado, ha dejado a la oposición en unas condiciones precarias. Y esa oposición, cuando necesita mas que nunca, comprensión, algunos la acusan de blanda y le exigen radicalizarse. Que se conviertan en auténticos guerrilleros y montar una serie de relatos que vender, para contrarrestar los efectos. Como si eso fuera posible. En España, el que ya no se haya dado cuenta de la calaña de los que nos gobiernan, es porque no ha querido. Y ¿cual es la calaña de los que lo apoyan?: en unos casos, al estar viviendo del pesebre, al seguir apoyándolo, se han encanallado; en otros, por estar ideologízados y radicalizados de tal manera, que no atienden a razonamiento alguno.
Ha hecho aquello que no debería hacer, con el agravante de que además prometió no hacer, por lo cual vive en un estado permanente de falsedad, de encanallamiento, de envilecimiento, de ruindad, y a cuyo encanallamiento ha arrastrado a muchos, que no han querido o no han sabido ver, tal ruindad.
Es que, mirado con objetividad, es gravísimo lo que ha hecho: tiene a su esposa y hermano, como implicados, en diversos procedimientos judiciales. Tiene a su mano derecha de partido y, en su día, de gobierno, señor Abalos, también implicado en diversos delitos judiciales y encarcelado. Y tiene, igualmente, a “su” Fiscal General del Estado, también implicado por otro presunto delito, el peor, de prevaricación; ha dividido y radicalizado a los españoles; y él, insensato de él, con ese aire de galán de tranvía, dando mandobles por doquier y dando lecciones de moralidad ¿Se ha visto vez alguna, un esperpento como este?
De todas las etapas históricas, incluso de las peores, siempre se pueden sacar algunas experiencias positivas. Y de ésta etapa política de tan solo unos cuantos años, que hemos vivido y estamos viviendo en España, con Pedro Sánchez como presidente del gobierno, estamos sacando una triste experiencia, pero que es positiva, en el sentido de ponernos de manifiesto la triste reacción de la sociedad española, ante esta situación inédita desde que en España, va ya para casi medio siglo, se instalara el sistema democrático: por un lado, al no ser el responsable de su comportamiento, debido a su desequilibrio, tampoco es capaz de valorar desde el punto de vista moral, como ha puesto a sus colaboradores en la encrucijada de: o bien, ya que están saboreando las mieles del poder, ante las tropelías cometidas, tener que renunciar a él; o, por el contrario, cerrar los ojos, cerrar filas con él y encanallarse. Y esta es la triste lección que nos deja para la historia, la falta de moralidad política de una parte muy importante (demasiado importante) del pueblo español, ante la situación esperpéntica que estamos viviendo en España: han optado por la segunda opción, es decir, han cerrado los ojos, han cerrado filas con Pedro Sánchez y se han encanallado.
El es un pobre hombre, un desequilibrado, en consecuencia, exento de responsabilidad moral y en esa su insensatez, ha arrastrado a sus colaboradores, medios que lo defienden y votantes, a encanallarse, cosa que han hecho con una naturalidad pasmosa; y cuyos colaboradores, hombres y mujeres, ocultos tras la imagen de este descerebrado, creen que su participación necesaria, en la consumación de este esperpento, al estar en un segundo plano, va a pasar desapercibida y quedar oculta ante toda persona con un mínimo de sensibilidad y sentido común, no solo de España, sino, de mas allá de nuestras fronteras.
Por haber propiciado con su comportamiento irresponsable, el encanallamiento y envilecimiento, de una gran parte de la sociedad española; por haber dividido a los españoles entre buenos y malos; por la falta de un mínimo de ética y estética que rodea a todo lo que tiene que ver con su familia; por haber, en un alarde antidemocrático, colonizado las instituciones del Estado (incluida la Fiscalía General del Estado); por haberse arrastrado ante sus socios de gobierno y haber dejado al Estado español y consecuentemente, a los españoles, a la altura del betún y eso sin entrar a valorar las consecuencias penales, que se puedan derivar de la actuación por las causas abiertas y por los que están siendo investigados, no solo los miembros más allegados de su familia, así como también, los miembros mas allegados de su partido y gobierno, a Pedro Sánchez, sin lugar a dudas, el único calificativo que le cabe, como ser y como persona, es el de pobre hombre.











