Paul Craig Roberts.- Hace muchos años, en la década de 1950, o quizás en la de 1960, la revista Mad pintó una imagen distópica de un futuro en el que la IA se había apoderado de la vida y producía todo lo que todos necesitaban. En consecuencia, los humanos no tenían nada que hacer y ya no sabían cómo funcionaba nada ni cómo solucionarlo. Y entonces, un día, la IA tuvo un problema y nadie pudo solucionarlo. El mundo llegó a su fin.

Nunca he entendido por qué los geeks y los científicos piensan que es importante o un logro quitarle funciones a los humanos y hacerlos irrelevantes. Karl Marx tenía una visión del futuro mucho más optimista que la que permiten los geeks de la IA de hoy. Marx esperaba un mundo en el que la economía se organizaría como una granja o una mansión familiar autosuficiente en la que la producción de la comunidad se asignaría y consumiría sin necesidad de mercados ni ganancias, poniendo así fin al desempleo, la inflación y la perturbación de la vida que causaba la producción de mercado no planificada.

El resultado liberaría la energía humana de enfrentarse a dificultades innecesarias y liberaría el potencial de cada ser humano. Una persona sería un trabajador por la mañana, un filósofo después del almuerzo y un crítico literario por la noche.

Con la IA, los seres humanos tienen cada vez menos cosas que hacer. He señalado durante años que la IA y la robótica producen bienes y servicios sin trabajo humano, pero los robots no están en el mercado comprando bienes y servicios. Como los seres humanos no tienen ingresos por empleo, ¿cómo se distribuyen los bienes y servicios producidos por personas no humanas?

Dije que habría que darle a los humanos un ingreso básico y que esa sería la manera de lograr la igualdad. Como los humanos no serían productores, no habría razón para que hubiera diferentes ingresos basados en el mérito o la suerte.

La IA y la robótica son el camino hacia la igualdad socialista, pero, por supuesto, no hay igualdad porque los humanos están subordinados a las máquinas. Además, ¿qué sentido tienen los humanos? ¿Por qué la IA debería producir para humanos superfluos?

Hace un día o dos, Elon Musk estuvo de acuerdo conmigo cuando dijo que sería necesario un ingreso básico universal, ya que la IA y la automatización están reemplazando empleos, privando así a los humanos de ganar dinero trabajando.

¿De verdad quiere la humanidad nacer en un mundo en el que sea inútil e innecesaria, sin perspectivas de mayor desarrollo, sin nada que hacer más que gastar su renta básica universal en sus necesidades o deseos y ver desinformación en una pantalla de vídeo? En efecto, la IA significa que los humanos serán gobernados por máquinas.

La IA desconecta a los humanos entre sí. Ya es algo que podemos ver. Lo experimentamos todos los días. Pensemos, por ejemplo, en el servicio de atención al cliente: nos vemos obligados a enfrentarnos a voces robóticas programadas para tratar una serie de cuestiones, rara vez la que nos plantea la llamada. A veces pasan 48 horas antes de que podamos establecer contacto con una voz humana.

A los jóvenes se les enseña a tratar con la IA, NO CON LAS PERSONAS. Aquellos que nazcan en el seno de una IA no conocerán nada diferente, ya que nunca habrán experimentado el contacto con otros seres humanos, ya que es solo cuestión de tiempo que la educación se lleve a cabo en línea. Ya lo vemos: jóvenes en citas sentados mirando sus teléfonos móviles. Si se conectan a través de la mesa, es por mensajes de texto. La gente se está olvidando de cómo hablar entre sí.

La reproducción humana puede convertirse en un problema. La masturbación inducida por hologramas puede llegar a ser más placentera que el sexo real, ya que las hermosas parejas son irreales y, por lo tanto, no son problemáticas ni están cargadas de compromiso. Esto ya ha comenzado con los sitios de citas que ofrecen sexo gratis. Simplemente llame y arregle una pareja sexual anónima.

Hoy, los estadounidenses están trabajando con el presidente Trump para contrarrestar el ataque de los demócratas a los principios estadounidenses. La tarea de contrarrestar el ataque de la IA a la humanidad nos espera. Si esperamos demasiado, estamos perdidos.