La izquierda woke y su doble moral: Los mismos que miraron para otro lado con lo de Errejón, hoy solo tienen ojos para Rubiales
En medio de un país encenegado por la corrupción gubernamental y los escándalos provenientes del entorno del presidente, la izquierda woke ha puesto en el foco de la actualidad nacional el juicio en el que se juzga al expresidente de la Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales, por un beso a la futbolista de la Selección Española durante la celebración de la victoria del Mundial, el pasado 20 de agosto de 2023.
Después de que la Fiscalía de la Audiencia Nacional abriese diligencias contra el expresidente de la RFEF, Hermoso presentó una denuncia en la sede de la Fiscalía General del Estado por presunta agresión sexual y coacciones, motivo por el que Rubiales se enfrenta a una petición de dos años y medio de cárcel.
Tras producirse este caso, los partidos políticos empezaron a pronunciarse, mayoritariamente en favor de Hermoso y condenando la actuación de Rubiales, pero la hemeroteca ha pasado factura a alguno de esos políticos.
Sin ninguna duda, el principal damnificado ha sido el por entonces diputado y portavoz del Grupo Plurinacional Sumar en el Congreso de los Diputados, Íñigo Errejón, quien fue un férreo defensor de Hermoso y un acérrimo demandante de la dimisión de Luis Rubiales por lo acontecido, todo ello antes de conocerse que también él era un presunto agresor sexual.
El entonces diputado de Sumar, Íñigo Errejón, intervino en diferentes medios de comunicación para condenar los actos ocurridos durante la celebración del Mundial de Fútbol Femenino entre Luis Rubiales y Jenni Hermoso. Uno de los programas a los que acudió fue el ‘Al Rojo Vivo’, el programa de laSexta presentado por Antonio García Ferreras, donde calificó la actuación de Rubiales de “absolutamente vergonzosa”.
“Yo espero que el señor Rubiales no esté esperando a que pase el tiempo y a ver si la cuestión se diluye […] Debería haber dimitido ya de acuerdo con las propias normas de la Federación”, aseveró con contundencia, pues representaba a un partido abanderado con el feminismo.
“Esto se ha convertido en un escándalo internacional que, además, ha opacado un éxito que deberíamos estar celebrando”, explicó, a la vez que argumentó que “desde Sumar ya hemos instado formalmente al Consejo Superior de Deportes a que tome cartas en el asunto y a que si Rubiales no dimite, se cumpla el propio reglamento que le hagan dar un paso atrás”, pues, en su opinión, desde el Gobierno “no” se estaba “haciendo nada”.
Pero el de Errejón no fue el único ejemplo dr contradicción moral de la izquierda. Los mismos que miraron para otro lado con los comportamientos de Íñigo Errejón, que legislaron a lo loco sobre el consentimiento para acabar ayudando a recortar sus penas a violadores y pederastas, que no han dicho ni mú sobre la detención de un colaborador de Yolanda Díaz por abusos a una menor o que no han tenido a bien denunciar las agresiones a mujeres de futbolistas del Mallorca en un torneo infame en Arabia Saudí consideran hoy, paradójicamente, que el bochornoso comportamiento del expresidente de la Federación era digno de algo más que un merecido oprobio público y había que lograr una condena ejemplarizante.
Es del todo inaceptable que el beso de Rubiales pueda ser un delito merecedor de ingreso en prisión que nos obligue a rechazar lo que todos vimos con nuestros propios ojos: un gesto grosero e impropio, sucedido por unas risotadas de la afectada y sus compañeras y rematado, de repente, con una campaña política del coro del «Solo sí es sí» para que la implicada empezara a decir lo que ella misma no había sentido cinco minutos antes.
Pero la cuestión no son los hechos, sino la interpretación ideológica de estos hechos a cargo de las hiperventiladas feministas a tiempo parcial, que ven casi una violación en lo de Rubiales, pero llaman multiculturalismo a las manadas magrebíes en estampida.












Sinvergüenzas
Ya, pero la diferencia de Rubiales y Errejón, es que el primero le dió un simple humilde besito por el momento conseguido y Errejón ha ido de sicópata playero, que me perdonen l@s bi@n pensant@s y tal, metiendo “rabaso” dónde no se le esperaba ni debía. Y se está ocultando el asunto Errejón con menores. Claro. No es el mismo rasero ni de lokos.
Hipócritas!!!
Ni Rubiales ni el Errejon son culpables de nada pese a ser unos cabronazos,en estos casos de las dos tías que les juzgan son víctimas de dos caraduras muy callejeadas u woke…
Vergonzosamente ridículo!!!
¿Denuncias “fake” como la denuncia del llamado “bulo del culo”?