Blas Piñar: Mis recuerdos y contactos con… Juan María Bandrés (II)
En homenaje a su memoria, reproducimos hoy la segunda de las entregas del malogrado fundador de Fuerza Nueva y colaborador de AD, Blas Piñar, sobre personalidades de la vida española a las que trató estrechamente. El líder de la derecha tradicional española desgrana detalles y anécdotas de estos contactos, protagonizados por algunas de las figuras claves de la historia más reciente de nuestro país. La serie incluye a políticos, intelectuales, estadistas mundiales, toreros, artistas y hasta famosas del corazón, como Carmina Ordóñez, amiga de Blas Piñar. Se trata en definitiva de otro documento de notable valor histórico que el político y notario puso a disposición de los lectores de AD, periódico que definió como “un revulsivo de la conciencia nacional”. Esto cuenta Blas Piñar de sus relaciones con Juan María Bandrés, presidente y fundador de Euskadico Ezquerra:
Nuestras relaciones, desde que se inició la legislatura, fueron cordiales. La distancia ideológica no impide la amistad, de igual modo que la ideología de los que piensan lo mismo, no la garantiza. Depende una u otra cosa del temperamento personal.
Hubo algo curioso que facilitó esas relaciones cordiales. Fue el humor que nos rezumaba, a él y a mí. No un humor satírico que hiere, sino un humor que produce una sonrisa. Yo, al darme cuenta de ello, aproveché este último para iniciar el acercamiento, que, como puede suponerse, no produjo un cambio doctrinal ni táctico, pero si una convivencia de algún modo ejemplar tanto en el Congreso como fuera de él.
Como no basta decirlo sino que hay que probarlo, estimo conveniente hacerlo constar por escrito, con citas concretas, algunas de las cuales tomo del libro de Raimundo Castro, que se titula “Juan María Bandrés. Memoria para la paz”, comenzando por la opinión que de mi tenía, y que dice así:
“Mucha gente me ha preguntado cómo fue la relación con Blas Piñar y hay que decir que es un señor culto, es un notario y yo veo, fundamentalmente, ese aspecto de su personalidad. Es un señor sumamente correcto y cuidadoso con sus palabras y sus expresiones dentro del grupo, que trata a todos con gran consideración y amabilidad, sin hablar nunca de política. Hay una anécdota divertida y es que un día me pidió si le podía llevar un diccionario de euskera y le llevé uno pequeño que le dediqué y firmé desde las antípodas políticas. El hombre, con un cierto sentido del humor, me dijo que quedaba muy agradecido y que me traería dedicado un ejemplar de las encíclicas del Palmar de Troya; supongo que no existen, debe de ser una broma pero indica cierto sentido del humor. Teníamos una relación simple, sumamente superficial pero correcta”.
“Yo, (Juan María Bandrés), fui a dar una conferencia a un colegio mayor universitario, corrió la noticia de que jóvenes de otro colegio conocido por su conservadurismo, iban a venir a boicotearla. En esos momentos había graves atentados físicos a las personas en la universidad de Madrid y la organización no quería pedir protección a la fuerza pública porque en una democracia no tiene sentido. Se me indicó que el que podía tener alguna influencia sería Blas Piñar y le dije que se podía utilizar su presencia, no para que no fueran sino para que estuvieran allí e intervinieran en el coloquio y plantearan sus cuestiones para ser contestados. El me dijo que no tenía, personalmente, esa influencia que yo le suponía en ese colegio mayor pero que sí conocía a personas que podían ser influyentes y que haría las gestiones. Supongo que las hizo porque aquel acto transcurrió de una forma normal, con presencia de ultras, de fachas, pero con una asistencia que se limitó a un enfrentamiento puramente verbal y dialéctico”.
Lo que Juan María Bandrés cuenta es absolutamente cierto, aunque, -y no creo equivocarme- yo no le pedí el diccionario. No recuerdo si me lo obsequió, conversando sobre el euskera, idioma que yo había comenzado a aprender, sin conseguirlo por su enorme dificultad. Juan María Bandrés no lo dominaba. Por eso –y hacía bien- llevaba en un bolsillo de su chaqueta, un diccionario manual, que fue el que me entregó, luego de dedicármelo, con letras mayúsculas. Me lo dedicó así: “DESDE LA ANTÍPODA POLITICA, DESDE EL MISMO GRUPO PARLAMENTARIO Y EN CUALQUIER CASO CON MI CONSIDERACION Y AFECTO PERSONALES”
Claro es que lo del Palmar de Troya fue una promesa humorística, pero también hubo humor, al tener que firmar, por razones profesionales, y por ello, no políticas, un documento del que yo, como notario, tenía que dar fe. Al concluir su lectura, le dije a Juan María: “por favor, firma con un bolígrafo rojo”. Me contestó: “Lo haré, si tu firmas con un bolígrafo azul”.
Algo más que humor hubo en el gesto de Juan María, que me avisó del peligro que yo corría yendo a hablar en un acto de Fuerza Nueva, que iba a celebrarse en Bilbao el día 16 de Octubre de 1.979. “Van a colocar explosivos en tu coche” -me dijo – y convendría que no fueras a Bilbao”. Por muchas razones no le hice caso. Fui a Bilbao. En sitio próximo al local en que se celebraba, aparqué el coche. La información era verídica y aunque yo no previne a la policía, esta inspeccionó el vehículo. De alguna forma consiguieron los terroristas colocar una bomba lapa en los bajos de mi coche, que fue retirada por los artificieros.
Un gesto caballeroso de Juan María, fue con motivo de un debate en la Comisión de Interior del Congreso de los diputados. Yo no formaba parte de la misma. Por ello, aunque podía asistir no podía ni hablar ni votar. El ministro del Interior, Teniente General Antonio Ibáñez Freire informaba y afirmó, muy serio, que en Madrid actuaban dos comandos terroristas ultraderechistas.
Me quedé atónito. El diputado comunista señor Sánchez Montero, con astucia que es preciso reconocer, pidió al ministro, luego de manifestar que el término ultraderecha, por su generalidad, era demasiado ambiguo, que diera de forma clara y explícita el nombre de la organización de ultraderecha que había formado y dirigía los grupos a que acababa de referirse. Fríamente, el señor ministro contestó que ambos grupos terroristas eran de FUERZA NUEVA.
Pedí la palabra. El presidente de la Comisión dijo que conforme al reglamento de la Cámara no podía concederla. Le repliqué que ningún reglamento podía desconocer el derecho que me correspondía, en mi calidad de presidente de FUERZA NUEVA, a defender a mi partido, al que se acababa, nada menos que por el ministro del Interior, de calumniar, sin exhibir una sola prueba y de forma tan inicua. Fue suspendida la sesión. Me dirigí a Ibáñez Freire, con el que había tenido muy buena y afectuosa amistad, en su época franquista. Le increpé con dureza por su conducta. Le dije que cuanto acababa de decir era absolutamente falso. Juan María Bandrés Molet, compañero del grupo Mixto, y presidente de Euskadico Ezquerra era vocal de la Comisión de Interior. Y estaba indignado. La decisión de la mesa le había parecido condenable. “Yo tengo voz y voto. Escríbeme en una cuartilla lo que hubieras dicho en respuesta a tan grave acusación y yo lo leeré”
Al reanudarse la sesión, mis argumentos debieron impresionar. El presidente me concedió la palabra. Hablé fuerte y dije verdades como puños. La sesión fue clausurada sin consecuencias, gracias a Dios, para FUERZA NUEVA y para la vituperada y gravemente ofendida y ultraderecha.
No puedo ocultar que Juan María, que no fue su promotor, se adhirió al proyecto de ley presentado por el grupo parlamentario socialista, con el que se pretendía la ilegalización de Fuerza Nueva. Gregorio Peces Barba, que utilizó unos términos nada agradables, hizo una defensa apasionada de la propuesta. Lo curioso es que, sin duda por un compromiso político Bandrés, que se había adherido al proyecto, tomó la palabra para decir, entre otras cosas, que la proposición corría el riesgo de desatar la caza de brujas contra partidos republicanos o separatistas. El presidente de la Comisión a pesar de que yo tampoco tenía en ella voz y voto, me concedió la palabra y de tal forma argumenté que en el texto de la resolución aprobada se hace referencia a una investigación, no de Fuerza Nueva, sino de los partidos o asociaciones (así en plural) que cometan delitos.
Es significativo que un debate convocado para debatir sobre el divorcio, se dedicase casi en su totalidad a la investigación y ilegalización de Fuerza Nueva.
Con suma habilidad, respondió de este modo a Roberto Castro, que hablando de Yolanda González, dijo que fue asesinada por gente de Fuerza Nueva: “Fue una cosa lamentable, como tantas cosas lamentables que han ocurrido en este país, fue terrible. Blas Piñar siempre estableció una diferencia absoluta entre las actividades personales de los militantes y la actividad organizativa. De todas maneras nosotros no discutíamos. Como tú comprenderás, yo no fui nunca a decirle, oiga usted, Piñar u oye Blas que pasa con Yolanda González ¿no?”
En otra ocasión, el 21 de Julio de 1.979, se reunían la Comisión de Constitucional del Congreso, a la que yo si pertenecía, y la representación de la Asamblea de parlamentarios vascos. En ella se aprobó el proyecto de Estatuto, que luego se sometería a referéndum. Fue votado artículo tras artículo. Yo me levantaba una y otra vez para pronunciar un “no” rotundo. Juan María Bandrés me echó en cara esta postura reiteradamente negativa con esta frase: “esto se aprobará con el impertinente voto en contra del señor Piñar. Protesté. La presidencia no hizo caso de mi protesta y ello me indignó tanto que me ausenté.
La impertinencia que me achacó Bandrés, estoy convencido, después de meditar sobre el sitio y el momento de la misma, no era algo ofensivo, sino el reconocimiento público de coherencia entre lo que dije en los debates sobre el Estatuto vasco, y mi voto negativo. Desgraciadamente, lo que hoy sucede en España demuestra el fracaso, por anticonstitucional, del Estado de las Autonomías.
Transcurrieron los años, y por motivos que desconozco, Euskadico Ezquerra se disolvió al fusionarse con el P.S.O.E. De algún modo me satisfizo que no lo hiciera con partidos independentistas y si con quienes militan en un grupo político, que, por lo menos, aunque después sea muy restrictivo en la práctica, se autodefine como español. Creo sinceramente que Juan María Bandrés se sentía más español que algunos socialistas.
Juan María Bandrés enfermó. Su enfermedad fue larga y, por añadidura, no podía hablar, aun cuando, según mi información, no perdió el conocimiento. Me puse en contacto con la familia, que vive en San Sebastián. Escribí a Olivia, su hija, que supe era la secretaria de María San Gil (a la que no conozco, pero admiro). Respondió a mi carta, en la que me interesaba por la salud de su padre, con otra de agradecimiento. Este contacto epistolar se ha mantenido hasta que falleció el que fuera mi amigo. Me envió, incluso, una foto en la que estamos Juan María y yo, y, que, lógicamente, conservo.
Con estas líneas quiero manifestar que recuerdo a Juan María, y que le encomiendo de todo corazón.
*Fundador de Fuerza Nueva, escritor, político y notario.
Blas Piñar todo un caballero. Ojala! tuviéramos un líder hoy día como el.
Don Blas, ojala gobernase Fuerza Nueva
Un saludo
Don Blas, como siempre, impecable. Estas líneas una vez más, le honran, y es una lección de cultura, formación, educación y humildad, ante la casta que durante tantos años le ha calumniado, insultado y vituperado.
Un abrazo fraternal.
MUY BIEN DON BLAS
De cuando aún quedaban hombres de bien en la política
San Sebastián la fundaron los gascones. Autament dit, los gascons que fondèn Sent Sebastian. Y una parte de sus naturales, lo mismo en Fuenterrabía, Pasajes, Estella… hablaba gascón. Por eso los apellidos de Juan María Bandrés Molet son con toda evidencia occitanos. Por eso en San Sebastián no se hablaba euskera.
D. Blas un auténtico caballero español mientras que Bandrés una comadreja que defendía a los etarras.
Me repugna hablar mal de los muertos pero este sujeto era falso, hipócrita y cien por cien etarra.
“Me repugna hablar mal de los muertos pero este sujeto era falso, hipócrita y cien por cien etarra”
– Te repugna y lo insultas? por favor se racional con tus comentarios.
“D. Blas un auténtico caballero español”
– Este no defendía a etarras verdad, pero si justificas los asesinatos de los abogados de Atocha no? ya que están relacionados con la organización política de “D. Blas un auténtico caballero español”
Te resumo tú postura, para que no tengas que pensar ¡¡¡ HIPOCRITA !!!
Bandrés defensor de terroristas en los 70s,ahora viejo cascarrabias en determinadas televisiones y pelmazo en las Cortés,por cierto a favor de
que los asesinos etarras esten el el Congreso.Fantástico.
¿Cómo que ahora “viejo cascarrabias en determinadas televisiones”? Murió hace 2 años y hace 16 que había quedado impedido mentalmente para cualquier actividad por culpa de un derrame.
Disculpe señor, pero, el señor Bandrés no puede ser viejo cascarrabias ni puede acudir a ningún plató de TV, porque como bien dice don Blas PIÑAR en su artículo, el diputado vasco falleció.
Un saludo
Bandrés, defensor de etarras en los 70s