Francisco Marhuenda.- La realidad es que el conglomerado del wokismo pijoprogre afronta un panorama desolador. Es la decadencia de las ideas casposas y las chorradas habituales de esa izquierda arrogante que se considera siempre en posesión de la verdad. No hay más que leer y escuchar las pintorescas interpretaciones que utilizaban algunos periodistas y analistas para descalificar el discurso de Trump y glosar las inexistentes virtudes del fracasado Biden. A estas alturas siguen sin entender por qué los demócratas se han estrellado en las urnas. No parece que fuera un gran presidente cuando lo apartaron de la carrera presidencial. La oligarquía demócrata impuso a Kamala Harris que cosechó un gran fracaso. Es cierto que los pijoprogres europeos se consideran más listos que los votantes estadounidenses.

La consagración de Trump es la constatación del fracaso de la apuesta de la izquierda política y mediática, así como de la derecha acomplejada. Hay que preguntarse por qué el nuevo presidente despierta tanto fervor en la mayoría de la sociedad. Sus mensajes llegan al corazón. En el contexto de una nueva Guerra Fría y una Europa en decadencia, emerge un líder que habla de patriotismo, Dios y el reto de hacer que Estados Unidos sea grande.

Este discurso no encaja con lo que sucede en nuestro país, ya que tenemos un gobierno socialista comunista que se sostiene gracias al apoyo de los independentistas y los herederos de ETA. El patriotismo brilla por su ausencia. Por supuesto, cuenta con un gran apoyo en los medios de comunicación y su aparato propagandístico es muy eficaz. Trump conoce muy bien esta realidad, así como su estrecha vinculación con la izquierda populista iberoamericana. El próximo paso será la derrota de Scholz y el regresó del centro derecha al gobierno alemán.

Otra mala noticia para la izquierda española, aunque el sanchismo quiere erigirse en el baluarte frente a Trump. Es para partirse de risa. No hay nada peor en política que hacer el ridículo. La España sanchista es irrelevante en el mundo. Su única opción es seguir con la polarización y resistir a cualquier precio con la aspiración de que el escenario sea mejor en 2027. La nueva era Trump introduce expectativas positivas para la paz y la democracia en el mundo a pesar de las mentiras del wokismo.