Entre pillos anda el juego
La farsa de «pillo a pillo» entre Puigdemont y Sánchez lanzando ultimátums el prófugo a su mandado a los que replica éste, ha tenido (de momento) un desenlace muy a tono con los protagonistas. El residente en Waterloo decía el 9 de diciembre pasado –al registrar la iniciativa en el Congreso para votar una virtual cuestión de confianza a su segundo–, que si «el 7 de enero no se aceptaba por la Mesa de la Cámara su admisión a trámite», sería «el final de su relación política». Al no haberse siquiera debatido en esa fecha al no incluirse en el orden del día de dicho Órgano, Puigdemont concedió una prórroga a su ultimátum que definitivamente se cumplía ayer, día previsto para la siguiente reunión del mismo.
Por su parte, el sanchismo gubernamental PSOE y Sumar, durante estos días había reiterado su decisión de rechazar esa iniciativa por tratarse de una iniciativa reservada en exclusiva al presidente del Gobierno para formularla, por lo que votarían en contra de su admisión a trámite en la Mesa con su mayoría en ella.
Al final, ayer se produjo un «empate de ultimatums» al ser excluida nuevamente del orden del día de la Mesa tratar esa iniciativa del grupo de Junts. Y de esta forma alargando el plazo, poder seguir negociando las exigencias planteadas. El catalán en Europa; la gestión de la inmigración, y el «cupo» económico fiscal, son las últimas planteadas: obviamente, todas ellas tan propias de un partido separatista como impropias de un partido constitucional y con el debido sentido «de Estado».
El triministro de Relaciones con las Cortes (además de Presidencia y Justicia) Bolaños, está pilotando esas concesiones –que no negociaciones– asistido por la candidata socialista a la Junta de Andalucía para el «cupo» que sin duda es una magnífica tarjeta de presentación para el electorado andaluz. En cuanto a la oficialidad del catalán, es el ministro Albares quien le asiste y ya ha declarado enfáticamente que la «máxima prioridad de la política exterior de España es que sea reconocida como lengua oficial en la UE».
Tras el «último ultimátum» no satisfecho, el argumento oficial es que «se han dado un tiempo para adaptar esa iniciativa al Reglamento de la Cámara». Hemos llegado a una situación en la que ya no sólo el Gobierno miente tan continua como descaradamente, sino que falta al respeto a los españoles tomándoles literalmente por tontos. Quien no se respeta a sí mismo, es difícil sea respetado por los demás y es lo que sucede en España. Y Junqueras y Puigdemont reunidos ayer en Waterloo, también le han tomado la medida al sanchismo gubernamental.