Primero fue Rusia, después China y ¿ahora Reino Unido? Las acusaciones de países extranjeros que interfieren en las elecciones de Estados Unidos aumentan a medida que se acerca el 5 de noviembre. Según el candidato republicano a la Casa Blanca, el expresidente Donald Trump, el Partido Laborista británico se ha propuesto interferir en los comicios a favor de su rival demócrata, la vicepresidenta Kamala Harris.

La campaña del republicano demandó el martes ante la Comisión Federal Electoral a Harris y al partido del primer ministro británico, Keir Starmer, por “contribuciones ilegales a campañas extranjeras e interferencia” en las presidenciales estadounidenses.

Según la demanda, el Partido Laborista es una formación de “extrema izquierda” que “ha inspirado las políticas y la retórica peligrosamente progresistas de Kamala”, además de haber “reclutado y enviado a miembros del partido para hacer campaña” a favor de Harris en los estados más disputados.

La demanda se basa en una publicación en Linkedin de la directora de operaciones del Partido Laborista
Para demostrarlo, la campaña presenta una publicación de Linkedin de Sofia Patel, directora de operaciones del Labour, en el que aseguraba tener “a un centenar de personal” del partido preparados para unirse a la campaña de Harris en Carolina del Norte, Nevada, Virginia y Pensilvania. El mensaje decía que quedaban todavía diez puestos libres para Carolina del Norte con el alojamiento pagado.

El equipo de campaña de Trump adornó la demanda comparando el envío de laboristas a Estados Unidos con la batalla de Yourtown, cuya derrota de las fuerzas británicas garantizó que “Estados Unidos fuera políticamente independiente de Gran Bretaña” (escribiendo erróneamente Britian, en vez de Britain). “En dos semanas, los estadounidenses volverán a rechazar la opresión del gran gobierno que rechazamos en 1776”, afirmó Susie Wiles, portavoz de Trump.

“La aceptación y el uso de esta ayuda extranjera ilegal por parte de la campaña de Harris es solo otro débil intento en una larga lista de interferencias electorales antiestadounidenses”, agregó. Trump enfrentó una investigación del fiscal especial en su primer mandato por la sospecha de haberse coordinado con Rusia para ganar las elecciones, aunque concluyó que la conexión rusa no se podía probar.

Aliados de Trump, como la congresista ultraderechista Marjorie Taylor Greene o el magnate Elon Musk, arremetieron en redes sociales contra los laboristas británicos por hacer campaña para Harris, aunque siempre ha habido estrechas relaciones entre los partidos estadounidenses y británicos.

Starmer asegura que los miembros del Labour van como voluntarios y “en su tiempo libre”

El primer ministro británico negó que la demanda afectara su relación con Trump, a quien conoció por primera vez durante una cena de dos horas en Nueva York el mes pasado. “Tuvimos una buena y constructiva discusión y, por supuesto, como primer ministro del Reino Unido trabajaré con quien sea que el pueblo estadounidense elija como su presidente en sus elecciones que están muy cerca ahora”, señaló Starmer.

Los voluntarios del Partido Laborista “han supervisado prácticamente todas las elecciones“, explicó el premier a los periodistas de camino a la reunión de jefes de gobierno de la Commonwealth en Samoa. ”Lo están haciendo en su tiempo libre, lo están haciendo como voluntarios, se quedan con otros voluntarios allí”, remarcó.