José Ramón Riera / El Debate.- El Gobierno, con Hacienda a la cabeza están preparando el terreno para subir 60.000 millones de euros los ingresos del Estado.

Una parte de esos 60.000 millones vendrán por cotizaciones sociales, que harán especial daño a las pymes y a los autónomos, porque las grandes empresas trasladarán esos costes a sus precios y lo recuperarán con sus mayores ingresos. Cabe recordar que los impuestos a las energéticas y a la banca lo único que han producido es mayores beneficios en los dos sectores, debido a que han trasladado esos costes a los clientes y usuarios.

Otra parte vendrá por subidas de los porcentajes de IVA, que posiblemente se vayan al 23 % por obligación para poder recibir más fondos NextGen, que nos quedan más de 115.000 millones pendientes.

Posiblemente el mayor porcentaje de ingresos vendrá por modificaciones en las tablas de cotización por el IRPF que, por mucho que digan, a quien más daño harán será a los autónomos y a los trabajadores.

El de los trabajadores que verán caer sus ingresos netos y que, por lo tanto, tendrán menos renta disponible para gastar y que afectará a todo el conjunto empresarial, consumirán menos. Esta caída del consumo afectará más a las pymes, porque las grandes empresas tienen otras soluciones, como despidos y reducciones de plantillas para reducir costes.

El de los autónomos, porque en el fondo lo que están haciendo la mayoría de ellos es autoempleo, verá como sus ingresos disminuyen sin capacidad de repercutir precios y se verán abocados al cierre de sus actividades.

El de las pymes, que cuanto más pequeñas más dificultades pasarán, sobre todo por la dificultad de trasladar esos nuevos costes a los precios y por la dificultad de la caja para poder despedir a sus empleados.

Así que estamos ante una tormenta casi perfecta de desaparición de autónomos y pymes, que ya están en la cuerda floja y no hacen más que caer y desaparecer a pesar del cohete económico de Sánchez.

Y la cosa no es broma, tal como les voy a mostrar con los datos que he obtenido del Colegio de Registradores, que tiene actualizado los datos de este año hasta el segundo trimestre del año y lo he comparado con los resultados del 2023 y verán que los datos de lo que está pasando son aterradores:

En el primer trimestre de 2023, presentaron concurso de acreedores 3.983 personas físicas (autónomos), 819 pymes (Sociedad Limitada), 62 empresas medianas y grandes (Sociedad Anónima) y 31 de otro tipo de categorías.

En el segundo trimestre de 2023, cifra total se dispara un 21,2 % hasta los 5.934 concursos, con crecimiento de los autónomos de un 17,5 %, de las pymes de un 38,2 % de las medianas y grandes de un 33,9 %

Así en el primer semestre los concursos se van hasta los 10.829, donde el 80 % se lo llevan los autónomos y el 18 % en las pymes. Así tenemos que autónomos y pymes se comen el 98 % de los concursos. El resto se reparte en 145 para las medianas y grandes empresas y 71 para otro tipo de empresas.

Pero llega el 2024, el año del cohete, o de como decimos muchos, de la crónica de una muerte anunciada, porque la economía solo se sostiene con deuda y gasto público y eso no sirve para nada para el pequeño tejido empresarial.

Así tenemos que los concursos de autónomos crecen un 67,5 % con respecto al primer trimestre de 2023, los de pymes crecen un 73 %, los de medianas y grandes empresas suben un 17,7 %. El total se dispara un 67,5% y el gobierno sigue pensando que vamos como un cohete.

Pero en el segundo trimestre las cosas empeoran, sobre todo para los autónomos que caen como moscas, al entrar en concurso un 75,8 % más que en el segundo trimestre de 2023, las pymes suben otro 20,2 % y parece que la sangría se para en medianas, a pesar de que el total de concursos crece un 63,4 %.

Así tenemos que acumulado en lo que va de año, han cerrado su actividad –porque si alguien cree que se recuperan con el concurso es como creer en Tezanos y sus encuestas–, un 42,4 % más de pymes y en total los concursos han crecido un 65,3 %.

Ya sé que al Gobierno esto les importa un pimiento y que ahora están a Ábalos, Aldama, Begoña y demás casos de corrupción, pero mientras tanto nuestro tejido empresarial se desangra, se deshace, se desmenuza y lo que es peor vemos que nadie hace nada por evitar que esto suceda.

Todo esto pasa cuando los impuestos en los 6 primeros meses del año se han subido en 19.000 millones de euros más que en 2023. Sabemos que como mínimo este año los impuestos se incrementarán en unos 40.000 millones más que en 2023, así que vamos a tener un segundo semestre muy duro en quiebras. Pero cuando estas cifras se disparen hasta los 60.000 millones veremos crecer las quiebras de autónomos y pymes de forma exponencial.