Imagen de archivo de una manifestación por los presos etarras

Luis María Anson (Reproducido).- Consuelo Ordóñez, hermana del parlamentario vasco y concejal democrático de San Sebastián, Gregorio Ordóñez, asesinado por ETA en 1997, ha declarado: «Todavía no acabó el verano y ya tenemos un dato preocupante que evidencia lo que siempre ha ocurrido en las fiestas veraniegas de Euskadi y Navarra: la apropiación indebida por parte de la izquierda abertzale de los espacios festivos para la difusión de sus mensajes de legitimación del terrorismo y el apoyo a los terroristas». Según informa Segundo Sanz, «el Gobierno ha permitido 71 homenajes a etarras en plena ofensiva por los delitos de odio». Una treintena de escraches proetarras fueron promovidos por ayuntamientos de Bildu.

Pedro Sánchez queda severamente herido por estos actos. Como necesitó los diputados de Bildu para su investidura y los necesita ahora para aprobar las leyes presentadas en el Congreso, hace la vista gorda ante el descaro bilduetarra, aparte de haber concedido a los herederos políticos de la banda terrorista, el Ayuntamiento de Pamplona, así como suculentas partidas presupuestarias y generosos dineros.

Covite, el Colectivo de Víctimas del Terrorismo, ha denunciado la agresión indigna que supone la apología del terrorismo, delito contemplado en el Código Penal, ante el cual permanecen, con los brazos quietos y las miserias caídas, aquellos que debían actuar de forma enérgica e inmediata. Una parte de las fiestas veraniegas en el País Vasco y en Navarra se han convertido –y la algarabía continuará este mes de septiembre– en una agresiva ofensa contra las víctimas del terrorismo, así como en descarada ofensa al Estado de Derecho.

El clamor por la excarcelación de los presos etarras con delitos de sangre significa para muchos el prólogo a pasar página y aceptar como cuestión de hecho la liberación de etarras y la apología de los actos que cometieron. Naturalmente que los bilduetarras, a la vista de lo que ha ocurrido con el sanchismo, saben que sus diputados en Madrid valen tanto como los de ERC, Junts, PNV y Podemos.

Han pasado ya sustanciosas facturas políticas y económicas por sus votos y están decididos a no hacer de remolque de los secesionistas catalanes, sometiendo a un tenaz chantaje a Pedro Sánchez y a su incontenible voluntad de permanecer en el poder.