Eva Vlaardingerbroek.- Esta semana en Estocolmo, tres ancianas de unos 70 años fueron apuñaladas en la calle a plena luz del día. En Londres, cuatro personas fueron apuñaladas en un lapso de sólo 42 horas. En París, cientos de inmigrantes afganos salieron a las calles para amotinarse. Y también en Francia otra iglesia fue quemada hasta los cimientos. Y eso, señoras y señores, son sólo algunos incidentes en apenas un par de días en nuestro hermoso continente. Pero todos sabemos que estos incidentes ya no son incidentes. Si hay algo que es seguro es que sabemos, y nuestros gobiernos también lo saben, que existe un vínculo entre la migración masiva y la delincuencia.

En la ciudad holandesa de Dordrecht, el otro día sucedió algo interesante. Anunciaron, y esta es una pequeña ciudad de los Países Bajos, en mi país de origen, que se establecerá un nuevo centro de asilo en esa pequeña ciudad. ¿Y qué hizo el municipio? Dijeron: Vamos a ofrecer a los ciudadanos que vivan en las proximidades de este centro mil euros para que tomen medidas extra de seguridad. Nuestra nueva realidad en Europa consiste en frecuentes violaciones, apuñalamientos, asesinatos, asesinatos, tiroteos e incluso decapitaciones. Pero déjame dejar clara una cosa. Esto no solía suceder antes. Este es un problema recién importado.

Samuel P. Huntington predijo esto hace más de 25 años cuando escribió, y cito: En el nuevo mundo de migración masiva, el conflicto más generalizado, importante y peligroso no será entre las clases sociales. No estarán entre ricos y pobres. Serán entre pueblos pertenecientes a entidades culturales diferentes. Guerras tribales y conflictos étnicos ocurrirán dentro de las civilizaciones. Bueno, muchacho, ¿tenía razón? Y lo peor es que nosotros, como sociedad, parecemos habernos vuelto indiferentes. Cuando otro niño o una niña blanca muere a manos de un inmigrante, podemos sacudir la cabeza, dejar escapar un suspiro, incluso podemos enojarnos por un minuto o dos, y luego seguimos con nuestras vidas. Ofrecemos a la familia pensamientos y oraciones, pero nada cambia nunca.

Damas y caballeros, ¿qué dice eso de nosotros? Ésta es la respuesta de una sociedad que ya se ha rendido, de una sociedad que ya ha aceptado su derrota. ¿Pero es esto cierto? ¿Nos hemos rendido? ¿Aceptamos realmente la nueva realidad que nuestros líderes globalistas tienen en mente para nosotros? Una cosa estoy segura, y es que si nada cambia, si no empezamos a luchar seriamente por nuestro continente, por nuestra religión, por nuestra gente, nuestros países, entonces este tiempo que vivimos se hundirá en historia como la en la que las naciones occidentales ya no tenían que ser invadidas por ejércitos hostiles para ser conquistadas. Esta época pasará a la historia como el período en el que el invasor fue invitado activamente por una élite corrupta. Y esta élite corrupta no sólo invitó al enemigo a entrar, sino que también hizo que la población nativa pagara por ello.

Todo el que tiene ojos puede verlo. La población nativa, blanca, cristiana y europea está siendo reemplazada a un ritmo cada vez más acelerado. Permítanme respaldar esto con algunas estadísticas de mi país de origen. Tomemos como ejemplo Amsterdam, la capital. Ámsterdam actualmente está compuesta por un 56% de inmigrantes. La Haya, 58% inmigrantes. Rotterdam, casi el 60% de inmigrantes. Por supuesto, la mayoría de estos inmigrantes provienen de países no cristianos, no occidentales, africanos y de Medio Oriente. En conclusión, la población holandesa ya es superada en número en la mayoría de nuestras ciudades. Pero miremos hacia adelante. Londres, 54% inmigrantes. Una vez más, la conclusión es que la población nativa es superada en número. Bruselas, coloréame en shock, 70% inmigrantes. Conclusión: la población nativa está muy superada en número. Otros europeos, por supuesto, harán lo mismo pronto, si es que no lo han hecho ya.

Voy a sacar la conclusión prohibida aquí. La gran teoría del reemplazo ya no es una teoría, es una realidad. Lo interesante del reemplazo es que el establishment negará su existencia o, cuando lo admitan, dirán que es bueno que la población nativa europea pronto ya no sea mayoría en su propio continente. El desgraciado nacional holandés y apodado Papa del Clima, Frantz Timmermans, ya afirmó en 2015 que la diversidad es el destino de la humanidad y que Europa será diversa.

Y por supuesto, a estas alturas creo que todos sabemos lo que quieren decir con la palabra diversidad. Significa menos gente blanca, menos de ti. Imagínese esto en un país asiático o africano. Imaginemos a sus líderes regocijándose por el hecho de que su pueblo pronto dejará de ser mayoría en su propio país. Absolutamente impensable, inimaginable. Razonable. Entonces, ¿qué les pasa a nuestros líderes? El sentimiento subyacente de lo que dicen es siempre el mismo. Nuestro establishment afirma que los blancos son malvados y que nuestra historia es de alguna manera fundamentalmente diferente de la de los demás. Consciente o inconscientemente, han absorbido las mentiras y los dogmas antiblancos de la teoría racial crítica neomarxista.

Eso es lo que los totalitarios de Bruselas intentan obligarle a usted, el pueblo húngaro, una nación soberana, a aceptar inmigrantes a pesar de que la población ha dicho que no, y también el gobierno. Pero no nos equivoquemos: la mayoría de los holandeses tampoco lo han pedido. Así como Bruselas obliga a Hungría a aceptar estas palabras de los inmigrantes, ahora hacen lo mismo, incluso en las ciudades más pequeñas de los Países Bajos. Ninguna parte puede permanecer holandesa en el sentido tradicional de la palabra. Ninguna parte de Europa puede seguir siendo europea. No es difícil entender por qué. Si la vieja Europa todavía existe en ciertos lugares, entonces la gente podrá comparar la nueva Europa con la vieja y, como noticia de última hora, preferirán la vieja. Por eso los eurócratas odian tanto a Hungría.

Y su mensaje es claro. Nuestra forma de vida, nuestra religión cristiana, nuestras naciones, tienen que desaparecer sin excepción. Su visión del futuro es la de una Europa neoliberal e irreconocible, donde cada ciudad se vuelva como Bruselas. Feo, sucio, inseguro, con nula cohesión social, donde los edificios están constantemente en construcción y nunca, nunca parecen terminar. Incluso cuando lo hacen, el resultado final es feo o de algún modo distinto al que tenían al principio. ¿Qué nos queda? Un estado permanente de aislamiento, confusión y desorientación. Damas y caballeros, bienvenidos al Nuevo Orden Mundial.

¿Cuál es entonces el antídoto? Una Europa cristiana fuerte de Estados nacionales soberanos. Por eso debemos rechazar rotundamente la mentira de que el nacionalismo causa la guerra. No es el nacionalismo o la soberanía nacional lo que causa la guerra. Es expansionismo. ¿Dónde en Europa encontramos eso hoy en día? En un lugar y sólo en un lugar, Bruselas. ¿No es curioso cómo las mismas personas que erosionan nuestra soberanía nacional y les encanta hacerlo, se lo entregan todo a los eurócratas allí, que ahora esas personas nos dicen que tenemos que gastar miles y miles de millones de euros en la soberanía nacional? de Ucrania? Es una broma, sinceramente, y es una broma bastante enfermiza, cara y peligrosa.

Durante una entrevista reciente, un entrevistador me preguntó: ¿Crees que alguna vez vas demasiado lejos? ¿Crees que alguna vez eres demasiado radical? Lo pensé por un segundo y dije: No, no creo que vaya demasiado lejos. A decir verdad, Señorías, creo que en Europa no vamos lo suficientemente lejos. Creo que si realmente pensamos en el ataque estructural organizado a nuestra civilización, no estamos haciendo lo suficiente. ¿Hacemos lo suficiente para detener el ataque a nuestras familias, a nuestro continente, a nuestros países, a nuestra religión? Cuando nos enteramos de otro asesinato, de otro apuñalamiento de un niño inocente, ¿hacemos lo suficiente? Cuando sabemos que nuestra soberanía nacional ha sido entregada en el último siglo a Bruselas, ¿hacemos lo suficiente? Cuando escuchamos que los niños cristianos en Alemania se están convirtiendo al Islam para encajar, ¿hacemos lo suficiente? No me parece. Es necesario derribar el Instituto Totalitario de la Unión Europea. Permítanme ser claro: no creo en las reformas. Cuando los cimientos de tu institución están podridos, y ese es el caso de Bruselas, puedes reconstruir la casa encima de ella todo lo que quieras, pero aun así se derrumbará

Entonces la única respuesta es que es necesario destruir la Torre de Babel. Damas y caballeros, somos hijas e hijos de las naciones más grandes de la Tierra. Y debemos preguntarnos ¿qué nos ha pasado? ¿De dónde venimos? Y lo más importante, ¿hacia dónde vamos? Nuestras élites nos han declarado la guerra y ahora es el momento de que nos pongamos toda la armadura de Dios, luchemos y ganemos. Muchas gracias.

Más tarde, Elon Musk intervino sobre los comentarios de Eva en X

“El problema de la “teoría del gran reemplazo” es que no aborda la cuestión fundamental de las bajas tasas de natalidad.

Las bajas tasas de natalidad sin precedentes están provocando un colapso demográfico en Europa y un colapso demográfico aún más rápido en la mayor parte de Asia. La inmigración es baja en Asia, por lo que no se está produciendo un “reemplazo”, los países simplemente se están alejando.

Si esto no cambia, entonces cualquier país de la Tierra con bajas tasas de natalidad se quedará sin gente y caerá en la ruina, como los restos que vemos de muchas civilizaciones muertas hace mucho tiempo”

Pd.- El discurso de Eva ya cuenta con más de 40 millones de visualizaciones en menos de 48 horas.

Este discurso es la razón por la que la administración Biden y las élites occidentales están tan desesperadas por controlar el discurso. No pueden permitir que la gente tenga acceso a pensamientos libres e ideas diferentes. Porque las elites están llevando la civilización occidental a la ruina. Parece que ese fue su plan desde el principio.