Puigdemont: nuevas promesas para viejos idiotas
Octavio Cortés – Aún no ha empezado la campaña electoral y el Presidente Legítimo ya está enredando a los suyos con adivinanzas, ambigüedades y futuros cambiantes. Puede que el hombre sufra el Síndrome del Estafador Compulsivo y que simplemente sea incapaz de decir la verdad cinco minutos seguidos. O quizá hace tiempo que entendió la idiotez profunda, abismada, irredimible, de su masa de adeptos y ha decidido ordeñarlos una vez más.
Sea como fuere, en su última actualización, la Mentiras de Waterloo, parecen anunciar que el Mesías dejará el escaño y la política activa si no logra suficientes votos para la investidura. En realidad el escaño lo dejó en el 2017 a favor del maletero de un coche, al tiempo que cambió la “política activa” por el Noble Arte de Salvar el Culo. Que los puigbelievers crean que lo que ha estado haciendo el Mesías es “política activa” sólo debería servir para que la ciencia estudiara los modos en que el cerebro humano puede ser arruinado por la Corpo, el raholismo verdulero y la intelectualidad fecal en general .
Como todo el mundo sabe que Puigdemont no gobernará nada, lo que tenemos delante es un Mesías, doméstico, de paseos de media tarde, dedicado a rebozarse a sus prebendas de expresidente (sueldo faraónico, oficina, asistentes) como si fuera una croqueta de pollo.
Llega la época del Puigdemont tertuliano, del Puigdemont escritor de libros, del Puigdemont opinador, que puede durar décadas. Lo veremos aparecer, guitarra en la mano, en la Marathon de TV3 cantando canciones de John Denver, le tendremos dando charlas en librerías y conferencias para tías infartadas. Quizás incluso sea entrevistado en alguno de los programas de Zero Audiencia de Marcela Topor, quizá hablando de la cocina belga, en la que se habrá convertido sin duda en una autoridad de primera magnitud.
La operación acaba de redondearse con el anuncio de la colocación de Toni Comín como número uno en la candidatura de las europeas, para que pueda seguir denunciando de forma heroica a este fascismo español que le paga el sueldo. Comín, lo mismo que se ha pasado en los dos últimos años maltratando a los fanáticos del Consell por la República como una dominatrix de barrio. Comí el pianista, Comí el histérico.
Casi sería preferible que toda esta gente formaran una orquestina y se dedicaran a cantar “Country Roads, take me home” por las verbenas veraniegas, con Rull & Turull (el mejor dúo cómico desde Abbot & Costello) haciendo los corazones y el guitarrista de la Rambla insultando al público de forma gratuita. Como la Rolling Thunder Revue de Bob Dylan, pero con encefalograma plano.