La furia asesina de Israel
Andrew Mitrovica.- Nuevo día, nuevo crimen.
La farsa habitual se desarrolla en el terrible balance de la masacre de más de 112 palestinos desesperados que esperaban ayuda esencial para su supervivencia.
Éste es el destino inevitable de los palestinos en el sombrío yermo distópico en el que se ha convertido Gaza.
Es inevitable porque sea cal sea la escala, la naturaleza o la forma en que se perpetran los atropellos, los palestinos han sido, y siempre serán, tratados como ganado apto para el matadero por un ejército de partidarios y apologistas impenitentes de Israel.
Por supuesto, están trabajando arduamente para intentar, como están condicionados para hacerlo, encontrar una explicación, una excusa, una justificación para absolver a Israel de su responsabilidad por los crímenes contra la humanidad que comete con impunidad en la Franja de Gaza y más allá.
Desde su estrecho punto de vista, Israel nunca tiene la culpa, nunca es responsable, nunca es el perpetrador, nunca es culpable. Admitir que Israel es responsable, perpetrador o culpable, en efecto, también admitiría su culpabilidad.
La panoplia habitual de mentiras, desinformaciones y falsificaciones ha sido desplegada por los mismos de siempre en en las capitales y sus redacciones para negar o oscurecer la evidencia.
La ceguera es la extensión necesaria de su complicidad. Se niegan a ver lo que el resto de nosotros podemos ver. Su lealtad evangélica a Israel triunfa sobre la verdad y la decencia. Este fue siempre el caso. Y siempre lo será.
Esta farsa, ahora familiar, toma la forma de una masacre de más de un centenar de palestinos desesperados que se arrojaron sobre camiones de ayuda humanitaria que transportaban las necesidades básicas que les negaba un régimen fanático decidido a destruirlos, disuespo a matarlos rápida o lentamente.
Esta vez, el terror hizo estragos en la calle al-Rashid, en las afueras del suroeste de lo que queda de la ciudad de Gaza, donde miles de palestinos sin hogar se habían reunido al aire libre por la noche. Tenían frío. Ellos están enfermos, sedientos, hambrientos.
Lo que ocurrió allí y en ese momento no fue un “incidente” ni una “escena de caos”. Fue, por el contrario, la prueba más mortífera del genocidio cometido por una potencia ocupante despiadada contra un pueblo encarcelado e impotente, con deliberada implacabilidad y eficiencia depravada.
Sabemos lo que pasó allí en ese momento porque Ismail al-Ghoul de Al Jazeera estaba allí. No estaba en Tel Aviv ni en la Jerusalén Oriental ocupada. No estaba en un estudio de televisión en Washington, DC, Nueva York, Londres o París, basándose en el relato de un pretencioso portavoz israelí. Él estaba ahí.
Esto es lo que al-Ghoul afirma haber presenciado.
Decenas de palestinos se enteraron de que estaban a punto de llegar camiones cargados de harina. Mientras esperaban con miedo, el jueves por la mañana temprano, los soldados israelíes comenzaron a disparar. Se puede escuchar el crujido de los disparos en el video que capturó la locura asesina. “Fuimos a buscar harina. El ejército israelí nos disparó indiscriminadamente. Hay muchas víctimas sobre el terreno y estamos en proceso de evacuarlas. No hay primeros auxilios”, dijo un testigo a Al Jazeera.
https://www.aljazeera.com/program/newsfeed/2024/2/29/israeli-massacre-of-palestinians-waiting-for-gaza-aid-trucks?utm_source=substack&utm_medium=email
Otro testigo añadió: “Los israelíes abrieron fuego contra nosotros a ciegas, parecía que estábamos cayendo en una trampa”. Luego, después de ametrallar a los palestinos, los tanques israelíes avanzaron y aplastaron a los muertos y heridos, dijo al-Ghoul.
Lo que los testigos parecen describir es la táctica militar conocida como “doble ataque”. El primer golpe da en el objetivo previsto. El segundo ataque está dirigido a quienes intentan ayudar a los muertos y heridos.
Cuando terminó la carnicería, el impresionante número de palestinos muertos y heridos siguió aumentando, como lo había hecho todos los días durante cinco meses, con una ferocidad implacable.
Cuando amaneció pudimos tomar la verdadera medida de la terrible masacre. Las ambulancias no pudieron llegar a las decenas de muertos y desfigurados porque las carreteras, como la mayor parte de Gaza, estaban destruidas. Los muertos fueron cargados en la plataforma de uno de los camiones humanitarios convertidos en morgue móvil, sus cuerpos inertes y sin vida entrelazados en una masa grotesca de humanidad.
La avalancha de palestinos heridos que sobrevivieron al ataque ha invadido los hospitales abrumados y a los cuidadores que todavía trabajan allí. “Los hospitales ya no pueden acoger a un gran número de heridos porque les falta combustible, por no hablar de medicamentos. Los hospitales también se quedaron sin sangre”, dijo al-Ghoul.
Un médico palestino que se preparaba para ayudar a los heridos en medio del caos mortal admitió que había poco que pudiera hacer. “La mayoría de los casos requieren cirugía y quirófano”, afirmó. “Para ser honesto, no veo qué podemos hacer. La situación es… abominable”. La situación es “abominable” desde hace mucho tiempo. Pero la llamada “comunidad internacional” está postergando las cosas. Peor aún, dice tópicos sin sentido y “pide” a Israel que deje de matar civiles.
Está claro que las tergiversaciones y otras manipulaciones no funcionan. Los crímenes contra la humanidad continúan multiplicándose. Al principio, Israel dijo que los palestinos eran responsables de las matanzas y los daños. Según Israel, los palestinos fueron aplastados y pisoteados mientras corrían hacia los camiones de ayuda. Es falso. Este “discurso” malsano no tiene en cuenta las razones por las que muchedumbres de palestinos se precipitan hacia los camiones de ayuda humanitaria.
El objetivo declarado de Israel es obligar a los palestinos a capitular privándolos de alimentos, agua, combustible y medicinas. Entonces Israel cambió de versión: ” No teníamos intención de disparar contra civiles desarmados. Empezamos a disparar sólo porque nuestros soldados fuertemente armados se sentían “amenazados” por civiles desarmados.”
Israel sabe que esta ridículas absurdidades funcionarán. Ya han funcionado en el pasado. Y seguirán funcionando. Israel sabe que tiene derecho a matar a tantos palestinos como quiera, cuando quiera, durante el tiempo que quiera, de la forma que quiera, y que la “ comunidad internacional” no tomará medidas concretas para impedirlo. En cambio, asentirá con la cabeza en señal de aprobación y consentimiento. Validará la versión de los hechos dada por Israel para justificarse.
La “indignación” durará uno o dos días, luego la “comunidad internacional” seguirá su alegre camino en la ilusión. Mientras tanto, los palestinos tendrán que enterrar a sus propios muertos en tumbas abiertas mientras esperan que termine la insaciable “furia asesina” de Israel.
Fuente: https://arretsurinfo.ch/la-rage-meurtriere-disrael/
*Andrew Mitrovica es columnista de Al Jazeera y reside en Toronto.