Luis Rubiales dimitirá este viernes como presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), cargo que ocupaba desde 2018. El mandatario ha tomado la decisión tras crecer la presión pública sobre su figura a raíz del polémico beso en la boca que dio a Jenni Hermoso durante la celebración del título de la Selección en el Mundial femenino de fútbol. En un principio, Rubiales no se planteaba dimitir, pero el paso de los días le han hecho capitular. Esta misma tarde se ha acordado su salida tras una reunión con varios barones territoriales.

La posibilidad de que Luis Rubiales dejara la presidencia de la RFEF se aceleró tras la convocatoria de la asamblea extraordinaria prevista para este viernes. Además de la apertura de un expediente disciplinario por parte de la FIFA, las federaciones territoriales, el gran apoyo que siempre había tenido Rubiales, comenzaron a sopesar la renuncia del presidente una vez que la Federación Vasca anunció públicamente que no acudiría a la cita del viernes. Todo sumado a la negativa de todos los clubes profesionales a asistir a la cumbre federativa.

Desde numerosos estamentos políticos y futbolísticos, empezando por el propio presidente del Gobierno Pedro Sánchez, se le había exigido la dimisión. “Fue un gesto inaceptable y las disculpas del señor Rubiales no son suficientes; incluso, no son adecuadas.

Por lo tanto, debe seguir dando pasos para aclarar lo que vimos en los medios”, había sostenido el presidente del Gobierno. El Partido Popular, en boca de Cuca Gamarra, también calificó de “bochornosa” la actitud del mandatario federativo y demandó que esta tuviera “consecuencias”. Asimismo, las denuncias presentadas por Miguel Galán, presidente del Centro Nacional de Formación de Entrenadores de Fútbol (Cenafe), del partido político Sumar, de la Liga F y del árbitro Estrada Fernández pidiendo que se aplicara la Ley del Deporte y el protocolo de la RFEF habían colocado a Rubiales en una situación comprometida.

Un mandato de controversias

Luis Rubiales accedió a la presidencia de la RFEF el 17 de mayo de 2018 tras suceder a Ángel Villar, después de obtener la mayoría absoluta en la votación de la asamblea celebrada en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas.

El 21 de septiembre de 2020 fue reelegido hasta 2024. Su mandato, que se ha extendido a lo largo de cinco años, se ha visto salpicado por diversas controversias como la celebración de la Supercopa en Arabia Saudí y los negocios con Piqué, el viaje a Nueva York o los audios en los que se refería de forma despectiva a distintos equipos españoles como Atleti, Sevilla o Villarreal.

Desde 2019, también forma parte del Comité Ejecutivo de UEFA como vicepresidente, donde ha ganado influencia con el paso de los años, convirtiéndose en una figura importante dentro del organigrama de Aleksander Ceferin, presidente del máximo organismo del fútbol europeo.