Toca derogar el sanchismo
ED.- Sin duda todas las elecciones generales son relevantes, y solo hay que mirar hacia atrás para entender la importancia que tuvieron las primeras celebradas en democracia o las que estrenaron la alternancia entre el PSOE de Felipe González y el PP de Aznar.
Pero quizá nunca ha habido tanto en juego como en las convocadas para este domingo. Porque nunca había estado tan en solfa el futuro de España en tantos órdenes. Y todos a la vez.
Desde su propia identidad, como un país cohesionado por su historia, su proyecto común y su ordenamiento jurídico compartido; hasta la viabilidad del estado de bienestar, amenazado por una gestión económica ruinosa, sustentada en las subvenciones para unos y la confiscación fiscal para otros.
A todo ello se le añade además una deplorable deriva hacia la ingeniería social, impulsada por un catálogo de leyes y reformas que niegan la esencia del ser humano, atacan al derecho a la vida, repudian incluso la biología e intentan modelar la conciencia propia para adaptarla a un canon ideológico plenipotenciario.
Con Sánchez se ha deteriorado además la convivencia, sometida a una insoportable crispación inducida de manera premeditada para facilitar la construcción de bloques ficticios; y se ha devaluado la separación de poderes, indispensable en una democracia digna de tal nombre.
Y todo ello se ha hecho, además, entre abusos, mentiras, trampas y persecuciones; sin ningún respeto por nada ni por nadie que no suscribiera el relato falaz de un presidente con claros rasgos de autócrata.
Todo eso puede empezar a cambiar si el 23 de julio los españoles le dan una oportunidad al cambio que debe ser, sin duda, un contrato para el beneficiario del voto y un mandato reformista inexcusable.
El elegido, según los sondeos electorales, es Alberto Núñez Feijóo, candidato del PP y probable presidente electo desde el lunes si logra los resultados previstos o los completa con una alianza que solo puede ser con Vox.
Y esto es lo primero que ha de quedar claro: ninguno de los dos partidos tiene derecho a malversar la decisión de las urnas por estrategias que quizá tengan sentido antes de ir a votar, pero han de dar paso a un ejercicio extremo de responsabilidad cuando acabe el escrutinio.
Nada está garantizado hasta entonces, ni siquiera una carambola que le permita a Sánchez conformar Gobierno de nuevo o paralizar a su alternativa, repitiendo el mismo tipo de bloqueo que ya le aplicó a Rajoy.
Por eso es deseable que nadie se quede sin ejercer su derecho al voto. Y que lo haga de una manera rotunda y suficiente para impulsar una etapa reformista, sin ambages y sin excesos que le permita recuperar la esperanza a un país desolado por sus problemas y asolado por su Gobierno. El 23-J es, en fin, un día para votar en defensa propia. Hay que derogar el sanchismo.
El sanchismo está ahí ilegítimamente ¿De quien depende Indra, eh? ¿De quien depende? ¡Pues eso! ¿Cuántos votos le han quitado a Vox, también al PP, para regalárselos a la ultraizquierda? La suma provisional de votos ni se menciona en la Ley Electoral ni es legal. La única suma legal es la realizada en el Escrutinio General sumando los votos de todas las actas en un acto público 5 día después de las elecciones. O vamos el próximo viernes a los actos públicos de los escrutinios generales en cada provincia a exigir que sumen los votos de las actas en nuestra… Leer más »
“…un presidente con claros rasgos de autócrata…” ¿ y ya está?