Ibáñez. Francisco Ibáñez Talavera. F. Ibáñez. El dibujante Francisco Ibáñez, creador de ‘Mortadelo y Filemón’, ha fallecido hoy, 15 de julio de 2022, a los 87 años de edad. “Con enorme tristeza desde Penguin Random House Grupo Editorial comunicamos que esta mañana ha fallecido en Barcelona el gran dibujante e historietista Francisco Ibáñez”, fue el escueto pero emotivo comunicado con el que su actual editorial anunciaba una noticia no por esperada menos dolorosa.

Muchas veces la mejor descripción de un hecho es su simple enunciación. A la hora de anunciar la muerte de Francisco Ibáñez no hacían falta más palabras. Cada uno de sus millones de lectores, en España y fuera de ella, las ha acompañado con su experiencia personal y sentimental con el autor y su obra. Porque Ibáñez fue un referencia constante, un amigo y compañero, para prácticamente todos los españoles de la segunda mitad del siglo XX y, por extensión, de sus descendientes hasta Dios sabe qué generación.

Se puede decir que Ibáñez fue el gran maestro, el líder, de la Edad de Oro del Tebeo español (en su homenaje no lo llamaremos ‘comic’), pero no fue solo eso. Con sus personajes nos retrató y nos satirizó, nos hizo reír, sobre todo, y con el tiempo nos hizo pensar y también pensar en él como uno de los grandes de nuestra cultura. Que haya fallecido sin el Príncipe de Asturias (de las Letras, de las Artes, de la Concordia o incluso de los Deportes, porque a todos hubiera podido aspirar) es más un problema del Premio y de esta forma de entender la Cultura como algo muy serio y adulto -e Ibáñez fue niño, joven y adulto- que, en realidad, tampoco hace gran favor a esa Cultura con mayúscula y monóculo.

Francisco Ibáñez: la edad de oro del tebeo español

¿Podemos poner a Ibáñez a la altura de un Valle Inclán, de un Quevedo, de un Jardiel o de un Ramón Gómez de la Serna? La verdad es que quien no lo haga quizá sea porque sea presa de ese concepto de ‘cultura’ que ve el tebeo, aunque incluso acepte el ‘humor’, como algo menor. Los personajes de Ibáñez, Mortadelo, Filemón, Pepe Gotera, Otilio, Sacarino, Rompetechos, la Familia Trapisonda, 13 Rue del Percebe, El Arca de Noé… eran espejos deformantes como los de Valle, incluian epigramas como los de Quevedo o greguerías como las de Ramón.

Entroncaban con la gran tradición del humor absurdo español, le daban el nuevo lenguaje del ‘slapstick’, reflejaban -y tambien él, en su propia vida- nuestro país y su devenir. Y hacían y hacen reír. Mucho. Muchísimo.

Dibujante precoz: primera publicación con 7 años

Nacido en Barcelona en 1936, a los siete años publicó su primer dibujo. En la Revista ‘Chicos’. Estudió, como tantos otros de su generación, contabilidad y peritaje mercantil: entrar en un banco era uno de los sueños de esa época.

Él lo consiguió, pero como botones (por lo tanto, aunque con el tiempo confesó que su hijo más querido era el calvo, bajito, miope y malhumorado Rompetechos, podemos decir que fue el Botones Sacarino su primer personaje). A la vez, dibujaba… Y ‘entró’ en la Editorial Bruguera.

La Editorial Bruguera (Barcelona, Bogotá, Buenos Aires, Caracas, México, como aparecía en el pie de imprenta de los Super Humor, por ejemplo) fue el gigante editorial español de la época (años 60-80). En su división de tebeos publicó cabeceras como Tio Vivo, DDT o Pulgarcito. Y en ellas, trabajando prácticamente a destajo como tantos españoles de los años del ‘desarrollismo’, Ibáñez creó no sólo personajes como los citados sino también páginas de ‘gags’ (‘Increíble pero Mentira…’) con un humor ‘familiar’, ‘blanco’ y absurdo como era mucho del humor español de una época en la que la censura vetaba toda alusión equívoca a la actualidad oficial.

Ibáñez crea a Mortadelo y Filemón en 1958

En 1958 Ibáñez creó ‘Mortadelo y Filemón, Agencia de Información’, dos más de sus personajes: dos detectivos en el que uno (Filemón) era el ‘jefe’ y el otro (Mortadelo), el ayudante. Era en este en quien en principio recaía la parte cómica. Filemón era ceñudo y fumaba una pipa a lo Sherlock Holmes. Mortadelo (calvo, largo y con gafas, según propia definición, que no citaba una kilométrica nariz) era más atolondrado. Y se disfrazaba con instantánea rapidez, normalmente al principio de la historietas para investigar y al final para huir. Con el tiempo, evolucionaron: Filemón, a vestir de camisa blanca y pantalón rojo y lucir una semicalva interrumpida por dos pelos. Mortadelo, a vestir levita cuando no iba disfrazado. Sus historietas solían acabar en desastre y persecución. Y tuvieron un éxito arrollador.

Ibáñez se hizo el ‘rey’ de Bruguera, con el mérito que eso tiene en una editorial en la que entre otros estaban Vázquez, Escobar, Peñarroya, Conti o Gin. Tras Mortadelo y Filemón llegaron El Botones Sacarino (trasunto personal, con el botones terciando en la eterna guerra entre un Presidente y un Director idéntico -con el tiempo lo sabríamos- al Salieri de ‘Amadeus’); Pepe Gotera y Otilio, dos ‘paletas’ representantes de la Chapuza Nacional, del ‘Tente Mientras Cobro’, con el añadido de la condición de increíble tragaldabas de Otilio. O Rompetechos, señor bigotudo, bajito, calvo, miope y de perenne mal genio con quien Ibáñez se identificaba…. Sí, hubo más personajes, pero finalmente tuvo -el dia tenía 24 horas- que centrarse en esos y, finalmente, sólo en Mortadelo.

El éxito arrollador de Mortadelo y Filemón

Porque pocos fenómenos sociales ha habido en España más grandes que Mortadelo y Filemón. Tuvo revista propia (Mortadelo, 1970) y luego, más: Super Mortadelo (1972), Mortadelo Gigante (1974) y Mortadelo Especial (1974). En 1969 las historietas de dos y cuatro páginas dieron origen a los ‘álbumes’, publicados en forma de serial en estas revistas y luego recogidos completos en volúmenes como las Colecciones Olé y Super Humor…

Ibáñez llegó a vender más de 100 millones de ejemplares. Sus Mortadelos saltaron las fronteras y hablaron alemán (En Alemania se ambientó una de sus historias), inglés o griego. Se hicieron mil intentos (hasta que más o menos triunfó el de Javier Fesser) de llevar a Mortadelo y Filemón al cine o la televisión. Ganó premios como el Gran Premio del Salón del Cómic de Barcelona, en 1994, la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes en 2002. Recibió distinciones y homenajes. Los peculiares insultos de sus personajes (Merluzo, Berzotas, Percebe… motivados por las exigencias de la censura) entraron en el habla cotidiana de los españoles…

Y fue creciendo a la par que sus lectores. En 1969 ‘El Sulfato Atómico’ fue la primera ‘historieta larga’. En ella Mortadelo y Filemón, por evidente influencia del Universo James Bond, habían perdido su independencia y pasado a trabajar para la TIA (Técnicos de Investigación Aeroterráquea). En esa organización habia un ‘M’ (el Superintendente Vicente) y un ‘Q’ (el Profesor Bacterio, eminente biólogo)… Siguieron cuatro más dibujados según trazo de la escuela belga. De 1972 a 1976 su trazo se hizo más suelto y sus historias (Los Mercenarios, los Bomberos, A la Caza del Cuadro…) muy orientadas a un público infantil y juvenil podrían ser comparables a los guiones de los Hermanos Marx. En 1976 la desaparición de la Censura le permitió introducir personajes fijos femeninos y, con ellos, la guerra de sexos simbolizada por la Señorita Ofelia, una Monypenny de armas tomar…

Ibáñez, Mortadelo, Filemón y la crisis de Bruguera

Pero como autoparodia, que él mismo desarrollaba en las introducciones que él hacía a sus álbumes, trabajando a cuatro manos mientras sus personajes se caían de su mesa, todo ese éxito no le salvó de ser víctima de la crisis de Editorial Bruguera, momento en el que también muchas personas se dieron cuenta de la fragilidad de la industria cultural y editorial española. En los primeros 80 Bruguera se fue a pique, Ibáñez a la calle… pero no sus personajes, cuyos derechos seguían perteneciendo a la Editorial, y que los empleó en algunas obras apócrifas sin la calidad ni la continuidad original. Ibáñez, en la revista ‘Guay’, creó a Tato, Chicha y Clodoveo, De Profesión Sin Empleo, trasunto de todos sus personajes anteriores mientras Mortadelo y Filemón aparecían a veces como personajes secundarios en lugares como la cola del paro… Finalmente, en 1988 Ibáñez recuperó sus derechos y Mortadelo y Filemón volvieron con su creador.

Ibáñez: querido y alabado por las Dos Españas

La última etapa de Mortadelo y Filemón ha abarcado casi 30 años. El Ibáñez infantil y adolescente se volvió, y con él sus personajes, adultos, iconoclastas y siempre desternillantes. Han estado en Juegos Olímpicos, Mundiales de Fútbol y Baloncesto (y eso que Ibáñez ha reconocido que fue al fútbol en su vida dos veces, la primera y la última y ambas el mismo día), cumbres europeas, en la ONU y la OTAN, han perseguido a un Tesorero y al agitador Blas el Piña, han hecho cine, han creado Guías para la Vida y, en fin, han entrado en todos y cada uno de los hogares españoles y el corazón de sus lectores.

Mortadelo, Filemón e Ibáñez quedarán unidos en nuestra historia sentimental.

Hicieron, entre risas y carcajadas, que muchos descubrieran la lectura y era una de las escasas personas que ponía de acuerdo en la alabanza a las siempre divergentes Dos Españas. Gracias. Muchas Gracias, Maestro. Descansa en Paz. Ya trabajaste mucho.