Vizcaíno Casas y Ricardo de la Cierva
Leo en Memoria literaria y guerra cultural: Miguel Platón recuerda que “desde mediados de los años sesenta hasta mediados de los noventa, F. Vizcaíno Casas fue el escritor más leído de España”. “Los más de tres millones de ejemplares de sus novelas y memorias –cifra insólita entre sus colegas españoles contemporáneos– fueron vendidos, además, uno por uno, no han existido compras masivas por instituciones ni han sido declarados textos escolares de lectura obligada”. Con que ha solido abultarse la difusión de literatura progre, a costa de los fondos públicos.
Esto no deja de causar perplejidad: ¿cómo es que de tal difusión no ha resultado políticamente nada? ¿Cómo es que tan numerosos lectores han sido tan incapaces de generar una oposición real a la rebuscada “fuerza de la estupidez” que ha ido imponiéndose? Algo parecido puede decirse de Ricardo de la Cierva, un historiador mucho más veraz que sus adversarios, que siempre le atacaron con malas mañas, y que se han impuesto en la universidad y lo han “erradicado” de ella, como se jactaba una profesorzuela progre.
Esto requiere sin duda una explicación. Creo que en ambos casos una razón se halla en la escasa iniciativa y capacidad de acción organizada de sus lectores, y otra en el tradicional poco interés de la derecha por la cultura, y concretamente por la teoría y la universidad. La derecha contribuyó mucho a condenar de Ricardo de la Cierva a muerte civil. No es de extrañar que el grueso de esa derecha se dejara arrastrar, incluso con fervor, por “la fuerza de la estupidez”, mucho mejor organizada, agresiva y ambiciosa.












Un diagnóstico certero. Creo que la causa es el temor a ser percibidos como retrógrados enemigos del progreso, y los “progresistas” sacan unos grandes réditos a esos complejos.