Ser social y poder
Me insisten algunos amigos en que explique de forma bien comprensible mis tesis sobre el poder y la democracia. He aquí una especie de resumen:
1. El hombre es un ser social por naturaleza. Nadie puede vivir fuera de la sociedad. No existe o existió nunca un “estado de naturaleza” ni un “contrato social”
2. A diferencia de las sociedades animales, regidas por el instinto (por un orden inconsciente) las sociedades humanas se rigen por un orden en parte consciente y en parte inconsciente, lo que se llama el poder.
3. Toda sociedad humana genera automáticamente poder. La razón es que en ella existen intereses, ideas, sentimientos, aspiraciones, etc., diversos y a menudo opuestos. El poder nace de la necesidad de establecer un orden entre ellos, que permita la subsistencia social y por tanto individual.
4. No puede existir sociedad humana sin poder, aunque este puede adoptar diversas formas. Una sociedad acrática es imposible, solo podría funcionar al modo de las hormigas o las abejas, con un poder muy concentrado sobre una masa homogénea. Y a eso es a lo que tienden todas las utopías anarquistas o igualitaristas.
5. La sociedad humana está, por tanto, muy fuertemente individuada, aunque la noción de individuo es falsa, por lo que es preferible la noción de personalizada.
6. Individuo significa lo mismo que átomo: indivisible. Así como no existen átomos en la naturaleza, tampoco existen en la sociedad. Las personas, lejos de ser indivisibles, son extremadamente complejas y a menudo íntimamente contradictorias.
7. El poder es ejercido siempre y necesariamente por un pequeño grupo (oligarquía) sobre el conjunto de la sociedad. Ello aparte, las oligarquías pueden ser muy variadas. Este concepto va más al fondo que la tradicional distinción entre monarquía, aristocracia y democracia. Lo más común es que la oligarquía esté encabezada por una persona (monarca) y se sostenga sobre alguna forma de consentimiento de la mayoría (democracia)
8. Si la palabra democracia es en sí misma un oxímoron, monarquía y aristocracia son también imposibles. Ninguna monarquía se sostiene sin una oligarquía que la apoye y ejerza realmente el poder; y todas las oligarquías, hasta las más tiránicas, se pretenden aristocracias, siendo a menudo tan difícil desmentirlas como aprobarlas. Oligarquía es un término mucho más objetivable.
9. Las oligarquías aspiran a establecer un orden perpetuo, pero ello es imposible por la propia naturaleza del poder.
10. El poder se justifica por un orden que la oligarquía declara justo (legítimo) lo cual es aceptado más o menos por la mayoría social, pero nunca por completo. Esto da al poder un rasgo intrínseco de inestabilidad, a corto o a largo plazo.
11. La justicia puede concebirse como un equilibrio entre los diversos intereses en la sociedad, pero ese equilibrio nunca beneficia o es aceptable por igual para todas las personas y grupos sociales. Esto hace que no pueda sostenerse indefinidamente ningún equilibrio social, ni por tanto la oligarquía que lo dirige.
12. Dadas las diferencias y oposiciones de intereses, etc., en la sociedad, ningún poder podría sostenerse simplemente por la aceptación que por un período consiguiera. Necesita siempre la fuerza o la amenaza de la fuerza para imponer sus decisiones, en forma de leyes o de otro modo.
13. Toda oligarquía, por beneficiosa que la considerase por un tiempo la mayoría de la sociedad, tiende a crear sus propios intereses y a expandirlos utilizando sus dos armas principales: la propaganda y la fuerza. Es decir a hacerse tiránica
14. La historia del pensamiento político occidental puede entenderse como un esfuerzo permanente para contrarrestar las tendencias tiránicas del poder y establecer formas de dominación aceptables para la mayoría. El resultado último de ese esfuerzo, hasta ahora es la llamada democracia, cuyo significado etimológico es autocontradictorio.
15. Dado el carácter inevitablemente penoso que reviste el poder en cualquiera de sus formas, para unos o para otros, el citado esfuerzo teórico-práctico ha dado lugar también a especulaciones sobre sociedades sin poder (acracias) o igualitarias (comunistas), imposibles sin reducir a los humanos a una condición semejante a la de las hormigas.












“….sobre sociedades sin poder (acracias) o igualitarias (comunistas) imposibles sin reducir a los humanos a una condiciòn semejante a la de las hormigas.”…Pero esa condición, que es apropiada para brutos, no sería justa si los hombres fueran excelentes El problema, la imposibilidad es que cada vez estamos más lejos de la excelencia y por lo tanto tenemos que seguir con la parodia que es ese establishment que, por cierto, también nos trata como hormigas.