El respeto al correligionario
Benítez Rickmann.- La disciplina partidaria no solo debe manifestarse en la subordinación consciente a las normas estatutarias y respeto a las autoridades legítimamente constituidas ‚sino también por la consideración que debe guardar cada uno hacia los compañeros de causa.
La moral política exige que los miembros de un partido político traten a sus correligionarios con el máximo respeto.
En la calificación y estimativo de los méritos o desméritos debe primar un criterio ecuánime y justiciero , recto y ponderado ,para evitar caer en opiniones precipitadas e injustas.
Los periodos políticos y sociales de crisis o de tensión espiritual, son particularmente propicios para el auge de la intemperancia y la ofuscación de los hombres. Por ello conviene parar mientes en este aspecto de la vida política, piedra angular de la moral cívica e ingrediente de la disciplina ‚porque son muchos los que actualmente andan extraviados de la buena senda y de la orientación partidaria
Terminadas las elecciones, y nuevamente al poder político al coloradismo le incumbe configurar un orden político, económico, social y cultural en cumplimiento a las leyes del progreso que indudablemente deben regir nuestro desenvolvimiento hacia una era mejor, con el pensamiento puesto en Dios, la Patria y la familia ejes fundamentales de una buena convivencia nacional sin la interferencia de poderes extraños
Para el logro de esos sanos propósitos, es menester entre otras cosas reforzar la disciplina partidaria en el sentido de que cada hombre perteneciente a la Asociación Nacional Republicana (Partido Colorado) cumpla su cometido con alta conciencia y responsabilidad respetando en primer término ‚las normas partidarias y sus organismos representativos y por ultimo a todos los correligionarios ,absteniéndose a cualquier acto o determinación que implique menoscabo de la dignidad personal y menoscabo a sus sentimiento íntimos
Solo así llegaremos a la verdadera unidad partidaria en función de sus ideales y su brillante trayectoria política.
De esa forma la gestión de un Gobierno Colorado ha de conducir a nuestra Patria por los derroteros de progreso, paz y grandeza dentro del cauce institucional democrático, porque su labor se halla enderezada hacia fines que involucran una perfecta identidad entre los intereses partidarios y los sagrados de la Nación Paraguaya.











