Suárez en la historia
La política de Suárez, después de ganar dos elecciones, estaba fracasando en todos los terrenos: terrorismo y desempleo rampantes, osados avances separatistas, política internacional errática, división de la derecha con la pretensión de pasar al PSOE por la izquierda, inquietud en todas las instituciones, desde el catalanismo moderado de Tarradellas hasta el propio rey, pasando por Fraga. Suárez estaba llevando la transición a un callejón sin salida, y el resultado fue el chapucero golpe del 23-f que, pese a su fracaso, en cierto modo recondujo la situación. Suárez acababa de dimitir entre una oleada de descalificaciones e insultos a derecha e izquierda. El rey le había concedido un ducado, pero no la máxima distinción del Toisón de oro, que en cambio había otorgado a Torcuato, y que Suárez había resentido, por considerarse merecedor de él por lo menos como el obsequiado.
Posteriormente y tras intentos frustrados de volver en triunfo a la política, Suárez sufrió tremendas desdichas personales. En 2001 falleció su mujer por cáncer;, y en 2004 una hija suya, cuando él mismo se asomaba a la oscuridad del Alzheimer. La impresión sentimental de estas desgracias cambió entonces todo lo anteriormente dicho sobre su desastrada gestión. Los análisis cobraron un carácter puramente emotivo (y bastante hipócrita) en competencia de adulaciones pintorescas. Llovían sobre él premios y gratitudes, y todos lamentaban su anterior ceguera. José Oneto, influyente “analista”: “Hemos sido injustos con él”. Cebrián: “Los equivocados éramos nosotros”. Pedro J. siempre anglómano: “Nuestro rey Lear”, “nuestro Nelson”, “No está gagá ni tiene Alzheimer, lo que ocurre es que está triste”. Miguel Ángel Aguilar: “No volveríamos a escribir lo que escribimos”. Félix de Azúa: “Qué nostalgia de Suárez”. Elvira Lindo: “”El hombre del que no supimos apreciar el valor político”. Paco Umbral: “Un doncel de Sigüenza… un Don Juan de Austria”. Tusell: “El mejor político del siglo XX”. Hasta se le comparaba con Alejandro Magno o se le declaraba “elegido de los dioses que le llevaron al poder y la gloria en plenitud de gracia y juventud”.
Una hagiografía en 2005 hablaba de su gestión como de “una tragedia griega”. Etc. Aznar afirmó: “El nacimiento de la España contemporánea, moderna y democrática, está asociado al nombre de Adolfo Suárez”. Nada menos. Otro líder del PP lo llamó “timonel de la transición”. El rey se fotografió con él pasándole la mano por el hombro, ambos de espaldas, y le concedió el famoso toisón cuando el beneficiado no estaba ya en condiciones de apreciarlo.
Creo que vale la pena recordar estas cosas, como la reacción contra Solzhenitsin en 1976, para valorar lo que es el análisis político e histórico en España. Porque desde entonces no ha mejorado, puede incluso que haya empeorado.












El Toisón de Oro… el símbolo de un tiempo de santos y de héroes, de un país de hombres bravos que no volverá. La joya de la casa de Austria con la que distinguía a sus mejores leales, fieles nobles caballeros otorgándoles con ella la más alta distinciòn de su real afecto, por su esforzado valor en todos los servicios., por su entrega sin reservas a la causa de la grandeza de España, única, exclusiva, rigurosa razón que lo justificaba.