Javier Lambán y Jorge Azcón

Un escenario más abierto que nunca y sin que un partido bisagra condicione, por primera vez, el color político del próximo gobierno autonómico. Este es el resultado que saldría de las urnas de celebrarse mañana las elecciones en Aragón, en las que el PP y el PSOE impondrían su hegemonía, con opciones de gobernar siempre que alcanzaran acuerdos con otras formaciones. Entre los dos sumarían el 71,64% de los votos, 20 puntos más que en 2019, aunque paradójicamente sería en las Cortes más plurales de su historia, con la posibilidad de que hubiera nueve partidos, uno más que ahora.

La encuesta realizada por A+M para Heraldo da como vencedor al Partido Popular, que en el caso de lograr el resultado más favorable de la horquilla, 30 escaños, permitiría a su líder y candidato, Jorge Azcón, convertirse en el próximo presidente de Aragón con tan solo alcanzar un acuerdo con Vox. Eso sí, la extrema derecha debería añadir uno o dos diputados adicionales a los tres que tiene, número que también podría repetir.

El ascenso del PP sería exponencial, porque en el peor de los casos pasaría de 16 a 27 parlamentarios gracias a una intención de voto del 38%, nueve puntos más que hace cuatro años. Con este resultado, Azcón también estaría en condiciones de pactar su investidura sin recurrir a un compendio de siglas, aunque sí debería convencer a fuerzas antagónicas, Vox y Teruel Existe, y que ambas cosecharan el desenlace más optimista del sondeo, con 5 y 2 diputados, respectivamente. Incluso podría sumar con el bloque de la derecha, Vox, Ciudadanos y PAR, aunque tanto liberales como aragonesistas también corren el riesgo de desaparecer y, además, un acuerdo se antoja improbable dadas las actuales relaciones.

Intención de voto y migración de voto

Pese a los recelos generados en el territorio, la decisión del presidente autonómico del PP de pactar con Aragoneses su integración en las listas tendría una importante aportación en votos y con ello, en el crecimiento. La escisión del PAR que lidera Elena Allué captaría casi un tercio de los votos de su antiguo partido, confirmándose la sangría de la formación que ahora preside el senador Clemente Sánchez-Garnica.

De hecho, la representación del PAR pendería en estos momentos de un hilo. De contar con tres diputados y grupo parlamentario podría pasar a desaparecer de las Cortes u obtener, en el mejor de los casos, sendos representantes por Huesca y Teruel. De este modo, dejaría de ser la formación decisiva para conformar el próximo Ejecutivo autonómico. Es decir, de ser “el clavico del abanico” durante las tres últimas décadas, en palabras de su exlíder José Ángel Biel, a la irrelevancia política.

Tampoco apunta Teruel Existe a ser la nueva bisagra política, porque con uno o dos escaños que obtendría no podría condicionar el próximo Gobierno con unos bloques tan marcados.

Mientras, el batacazo de Ciudadanos es mayúsculo, que ni siquiera palía el hecho de presentarse en coalición con la otra escisión del PAR, Tú Aragón. De ser la tercera fuerza, con doce escaños y un 16,71% del voto, se convertiría en la octava, con un 2,74% y pendiente de confirmar un único representante por Huesca.

La izquierda también suma

La suma también podría salirle al presidente, el socialista Javier Lambán, para afrontar una tercera legislatura al frente de la DGA. A tenor del 33,62% de votos que lograría, casi dos puntos más que ahora, ni la crisis de la pandemia ni la escalada de precios provocada por la guerra de Ucrania le pasarían factura. Es más, el PSOE añadiría entre uno y tres diputados a los 24 que tiene ahora.

Con la perspectiva más propicia, seguiría en el Pignatelli sin necesidad de revalidar cuatripartito al sobrarle con dos de sus tres socios, CHA y Podemos. Los nacionalistas se convertirían en la tercera fuerza con un porcentaje de voto casi idéntico (6,31%) y obtendrían entre tres y cinco escaños, mientras el partido de Maru Díaz se mantendría como el cuarto pese a bajar punto y medio y perder un diputado, de cinco a cuatro.

Las cuentas también le saldrían al PSOE en el caso de obtener 25 escaños con ese mismo tripartito si CHA obtuviera los citados cinco diputados, dos más que ahora. Mientras, IU seguiría invariable con su escaño y un voto casi calcado, del 3,29%.