Hoy toca fútbol
Gil De la Pisa Antolín.- Seis meses después de volver a España julio de 1959 y cuatro después de casado vi anunciada una tanda de Ejercicios Espirituales ignacianos “para matrimonios” –o sea encerrados y en silencio absoluto—en los Jesuitas de Sarriá y nos inscribimos. En el coloquio de despedida, el P. Piulachs, director de la Obra de Ejercicios Espirituales que fundó el P. Vallet, después de oír mi intervención –obligatoria para todos los ejercitantes—me llamó y me preguntó si estaría dispuesto a colaborar en las “Semanas Antimaterialistas”. Le respondí que contase siempre conmigo para lo que pudiera serle útil.
Las “Semanas Antimaterialistas” eran una especie de “misiones parroquiales” predicadas en las parroquias de los pueblos de Barcelona por seglares. Dos de nosotros cada noche, de lunes a viernes, hablábamos en esas iglesias sobre temas aparentemente ajenos a la religión pero que, en el fondo, se abordaba el cumplimiento de nuestras obligaciones como verdaderos católicos. Los títulos de las charlas eran atrayentes, Mi conferencia se anunciaba así “Yo he vivido la Revolución Cubana”… eso, cuando apenas habían transcurrido dos años- atraía a los fieles. Por otra parte solía llevar de compañero a un marxista líder sindical,– temido por los empresarios del Maresme–, pero convertido a la Fe. El título de su conferencia era “Yo he sido marxista” Con lo cual llenábamos las iglesias. Y, hasta nos invitaban luego a los Centros culturales.
Cierto día, me llamo el querido y santo jesuita –hermano del conocido Doctor Piulachs—y me dijo. ¿Conoces al Sigfrido Gracia? –Por supuesto.
El futbolista internacional y del C.F. Barcelona vivía en Gavá y, además como era un hombre excepcional, después de los entrenamientos cuando tenía tiempo iba a trabajar en Compañía Roca Radiadores, donde yo era ejecutivo. Sigfrido nunca dejó de ser “empleado de Roca”, a pesar de carrera como futbolista internacional.
Quiero –me dijo—que sirvas de enlace de esos buenos futbolistas católicos del Barcelona (Gracia, Garay, Geniana, etc. y alguno del Español). Teníamos una capilla en el estadio, que utilizaban los futbolistas… (Me hizo mucha gracia el asombro, cuando no ha mucho, medio siglo después, “descubrieron” la existencia de esa capilla…)
Un miembro de la directiva del Barça me dio un “pase permanente, con asiento en Tribuna” que me permitía entrar y salir en el estadio siempre. Así podía moverme a mi gusto. Consecuentemente, yo era un “culé” más, aunque mi club –desde los ocho años–, fue, es y será siempre, el Racing de Santander…
Aparqué mi simpatía por el Barça cuando mentes descerebradas inventaron eso del “MESCUNCLU”… Capté rápidamente lo que pretendían y no me equivoqué. Muchos ingenuos lo interpretaron como que era un “superclub” pero era evidente el error pues su objetivo estaba claro: hacer del Barça el “banderín del Independentismo”. Y procedí en consecuencia.
La introducción precedente tiene un fin, demostrar que fui un admirador de aquel Barcelona de Herrera, Ramallets y Garay –con el que jugué bastantes partidos de frontón a pala– y si ahora muestro mi repulsa a las políticas del club de los últimos cincuenta años fundiendo separatismos y barcelonismo, no hay ningún otro motivo que el triste cambio de rumbo, por culpa –como siempre—de los “moderados”, de quienes “siempre dejan hacer” y, o no se enteran de nada o son seres abúlicos. Yo he conocido un club de futbol y “español” que se ha convertido en esa cosa repelente mezcla de victimismo y odio a lo español que es hoy el Barça y lo tenían que haber impedido los innumerables socios de asiento en el Camp Nou y que no son separatistas… Por eso, ahora, lo quieran o no, han traicionado a su Patria.
Es sabido que dos que duermen en la misma cama acaban pensando igual. Eso le ha pasado al Barça, piensa y actúa como los “hijos de Pujolet”. A lo largo de estos últimos años han dejado pruebas de su odio a España y de que lo inoculan a sus deportistas. Qué triste imagen y recuerdo el de aquellos niños que no aparecieron en la presentación internacional de un campeonato para no oír el himno de España… Esa imagen vale por todo un tratado de odio a tu Patria. Tristemente, sin consecuencias por estar gobernados por traidores y canallas.
Hay catalanes de buena fe que no digieren el hecho de que la mayor parte de los españoles que viven –o han vivido– en el extranjero admiren al Real Madrid; cuando tiene una explicación sencillísima. En los años en que el mundo de los aliados vencedores de la II Guerra Mundial despreciaban y atacaban a España, sentíamos una especie de alivio ante tanto menosprecio, viendo al Real Madrid paseando triunfante el futbol español por el mundo. Era poca cosa frente a tanto odio, pero por eso mismo se valoraba más el disfrutar de los éxitos de un equipo español… Todos los españoles fuera de la Patria tomamos como propio el éxito de cualquiera empresa y de cualquier región de la piel de toro. La desunión,– en la Patria– se transforma en unión fuera de ella. Recuerdo un ejecutivo de Roca, muy pero que muy catalanista, que cuando salía de España era más rabiosamente español que la catedral de Burgos y el que reaccionaba más furiosamente ante cualquier aparente “ofensa” a lo nuestro.
Me da pena ese Barça, víctima de su chulería, que se defiende de la compra de árbitros llamando al Real Madrid “equipo del Régimen” tontería tan estúpida que el Realísimo con un vídeo muy simple, le ha demostrado lo contrario y lo ha dejado en ridículo. El equipo más beneficiado por el odiado Régimen franquista ha sido precisamente el que hoy preside Laporta, que, como la mayoría de los separatistas de relumbrón, ha renegado de los ideales de su familia, antes y durante nuestra Guerra de Liberación Nacional. Aprovecho para invitar a mis lectores a que no usen nunca ciertas palabras cuando existe la denominación precisa. Por ejemplo no utilicen jamás: Latinoamérica, latinoamericano, guerra civil, dictadura franquista…











