Benedicto XVI será enterrado sin vestir el palio, que se colocará en el ataúd, mientras Roma se prepara para recibir a 60.000 personas para su funeral
Benedicto XVI será enterrado sin vestir el palio, que se colocará en el ataúd, como se hace para los obispos eméritos, según informan medios italianos, tras un funeral “solemne, pero sobrio”, tal y como señaló el Vaticano, al que solo asistirán oficialmente las delegaciones de Gobierno y Presidencia de Italia y Alemania.
Los embajadores ante la Santa Sede han sido invitados oficialmente a la misa del funeral, según ha podido saber Europa Press. Por tanto, está previsto que también la embajadora de España ante la Santa Sede, Isabel Celaá, asista. Si algún jefe de Estado o de Gobierno quiere asistir al funeral de Benedicto XVI podrá hacerlo, pero lo hará a título personal.
Los restos mortales del Papa emérito permanecen en el monasterio Mater Ecclesiae, donde falleció este sábado 31 de diciembre a los 95 años y donde ha vivido retirado del mundo desde que renunció al Pontificado en 2013, hasta la madrugada de este lunes 2 de enero, cuando serán trasladados a la basílica de San Pedro del Vaticano para ser expuestos.
Antes de ese momento, no ha habido visitas oficiales al lugar de residencia de Benedicto XVI ni tampoco oraciones públicas.
Sin renuncias desde 1415
La última vez que un papa renunció al pontificado fue en 1415, cuando Gregorio XII dio un paso al lado tras la huella de Celestino V, el primer obispo de Roma que abandonó la sede petrina en 1294. Por ello, el protocolo es totalmente nuevo.
En el pasado, para certificar la muerte de un papa se daban tres pequeños golpes con un martillo de plata en la frente del fallecido diciendo, cada una de las veces, su nombre. De momento, el Vaticano no ha confirmado que este rito se haya llevado a cabo también con Benedicto XVI, aunque fuera papa emérito.
Otra de las ceremonias que se llevaban a cabo nada más fallecer un papa tenía como objeto el anillo del pescador que había usado durante el pontificado. Para evitar que alguien pudiera falsificarlo, se procedía a su destrucción inmediata justo después de confirmar su muerte. En el caso de Benedicto XVI, su anillo papal fue destruido en 2013, cuando anunció su renuncia. La destrucción del anillo del pescador significa que su pontificado ha terminado.
Además, los rituales de la ceremonia prevista para su funeral asemejan más a los de un obispo emérito y menos a los que se llevan a cabo en caso de muerte de un pontífice, que se considera un Vicario de Cristo en la Tierra.
No obstante, como muestran las imágenes del difunto papa emérito, difundidas por la oficina de prensa del Vaticano este domingo 1 de enero, será enterrado con los ornamentos rojos de un Papa. Con todo, será enterrado sin vestir el palio, que se colocará en el ataúd como se hace para los obispos eméritos.
En las primeras imágenes del difunto Benedicto XVI se le ve yacente en una sala del monasterio, acostado sobre dos cojines, vistiendo los paramentos pontificales: la sotana blanca y la casulla roja, en sus manos tiene un rosario y sobre su cabeza la mitra.
Roma se prepara para recibir a 35.000 personas para velar a Benedicto XVI y a 60.000 para su funeral
La ciudad de Roma se prepara para despedir a Benedicto XVI, fallecido este sábado 31 de diciembre y espera que unas 35.000 personas acudan a velar los restos mortales del difunto papa emérito y unas 60.000 acudan el jueves 5 de enero a la ciudad eterna, cuando el Papa Francisco presidirá su funeral, según ha informado el prefecto de Roma, Bruno Frattasi, durante el Comité provincial de Orden y Seguridad convocado de urgencia.
El cuerpo de Benedicto XVI será expuesto desde este lunes 2 en la Basílica de San Pedro para el último adiós a los fieles y, mientras tanto reposan en el monasterio Mater Ecclesiae del Vaticano, donde falleció este sábado a los 95 años. Hasta que abra la capilla ardiente a las 9.00 horas del lunes no se prevén visitas oficiales ni oraciones públicas.
La capital italiana ya se ha llenado de periodistas que se han trasladado hasta allí para cubrir este evento histórico y sin precedentes en la era moderna de la Iglesia católica. La última vez que un Papa renunció al pontificado fue en 1415, cuando Gregorio XII dio un paso al lado tras la huella de Celestino V, el primer obispo de Roma que abandonó la sede petrina en 1294.
Durante los tres días en los que el féretro del Papa emérito estará expuesto en San Pedro, es decir, desde la mañana del 2 de enero hasta la tarde del miércoles 4, se esperan entre 30.000 y 35.000 personas”. Para el día del funeral, el jueves 5 de enero, según Frattasi, habrá entre 50.000 y 60.000 personas. “Dependerá de varias variables, entre ellas el tiempo, pero parece que será bueno”, ha anticipado el funcionario. Por razones de seguridad, el día del funeral se prohibirá el espacio aéreo sobre la plaza de San Pedro.
Además, se tomarán otras medidas de seguridad como el refuerzo de los agentes que patrullarán las calles y de los equipos médicos. “Contaremos con al menos 1.000 agentes de las fuerzas del orden sobre el terreno para el funeral, una cifra no inferior a la prevista para la Nochevieja -ha declarado Frattasi-. Habrá guardias médicas, se contratará a 500 voluntarios de Protección Civil, que también tendrán la misión de informar sobre las colas y las esperas. También habrá ambulancias y 118 puestos ambulatorios”.
La ciudad de Roma también ha previsto un aumento de los medios de transporte para garantizar una organización eficaz en lo que respecta a los desplazamientos por la ciudad. “Se reforzará el transporte público y habrá dos áreas de intercambio, una en el metro de Anagnina y otra en el metro de Laurentina, para que las personas que vengan con sus propios medios de transporte puedan aparcar lejos de la plaza de San Pedro”, ha declarado el funcionario.
También se ha previsto la gestión y la regulación de las masivas llegadas de fieles a la plaza de San Pedro, para rendir homenaje y decir el último adiós a Benedicto XVI, con el objetivo primordial de evitar posibles estampidas humanas. “Hemos establecido cómo regular la afluencia y la salida de la plaza de San Pedro, tanto los días en los que está previsto el velatorio del féretro como para el funeral, con el fin de evitar el cruce y la interferencia entre las personas que entran y las que salen”, ha destacado Frattasi.
Así, habrá dos entradas predispuestas a ambos lados de la Basílica de San Pedro y en el centro estará la salida. “El objetivo -ha explicado el prefecto de Roma-, es regular tanto los aspectos críticos en términos de orden público como proteger la seguridad de quienes quieran rendir homenaje al féretro de Ratzinger”.
El equipo de seguridad de Roma se reunirá de nuevo el martes 3 de enero, dos días antes del funeral del Papa emérito Benedicto XVI, para actualizar las medidas de seguridad en función de los datos reales de afluencia de personas.
Un gran teólogo y un Papa dubilativo, sin fuerzas, que pese a ser un Monarca absoluto en el Estado Vaticano, no fue capaz de llevar la nave a buen puerto, y prefirió apartarse,abriendo las puertas al Diablo.
DEP.