Marcelo Duclos.- Desde el kirchnerismo duro se reconoció algo que es inocultable, pero también se inició una peligrosa estrategia que busca fomentar en Argentina un tipo de legislación conocida en la Venezuela chavista: las leyes en contra del supuesto “lenguaje de odio”, que no tiene otra finalidad que amedrentar a la prensa independiente que se anime a discutir la narrativa oficial. Esta tarde, el diputado oficialista José Luis Gioja reconoció que la mayoría de los argentinos consideran que el atentado a Cristina Kirchner fue una farsa, pero pretenden utilizar esa realidad para silenciar todo lo que no se acople a la propaganda del gobierno.

El exgobernador de San Juan y actual diputado nacional comentó en sus redes sociales que, según una encuesta que recibió, más del 60 % de las personas consideran que el ataque sufrido por Cristina Fernández de Kirchner “fue armado”. Sin embargo, Gioja utiliza esta cifra para justificar la teoría del “discurso del odio” que supuestamente ejerce “la derecha” desde los medios de comunicación y las redes sociales.

«Esparcir odio en la sociedad debería ser un delito gravísimo. El relato de la derecha es tremendamente nocivo y tiene resultados trágicos», aseguró el diputado del oficialismo. La tesis es clara: el atacante no fue más que el brazo ejecutor de un esquema que fomenta el «odio». ¿Dónde están los autores intelectuales del hecho? En el periodismo crítico, aseguran.

En las últimas horas, la plana mayor del kirchnerismo comenzó a mostrar preocupación, ya que, además de la desconfianza sobre lo ocurrido el pasado jueves, esta mañana se retomó el juicio en contra la vicepresidente. Durante la jornada de hoy, el senador José Mayans recibió numerosas críticas por parte de la oposición. Es que el legislador había dicho el fin de semana que había que “parar” la causa contra CFK, si se buscaba recuperar la “paz social”. Desde Juntos por el Cambio se lo acusó de buscar la impunidad de la vicepresidente, a cambio de la “paz social” que propone el kirchnerismo.