Social-ecológicos de pandereta
Vender ecologismo montado en un avión o helicóptero para recorrer 100 kilómetros está mal, pero que te vendan una transición ecológica y batir el récord de hectáreas quemadas en un solo año, ya es para partirse la mandíbula.
Tras Rusia, España tiene en Asturias la mayor mina de oro de toda Europa, con unas trescientas toneladas, que a cincuenta y seis mil euros el kilo, pueden hacer ustedes las cuentas, pero claro, el pueblo, que vive de ayudas y subvenciones, no está de acuerdo.
Siendo un dinero importante el oro que no aprovechamos, es pecata minuta comparado con las reservas de gas, suficientes para atender toda nuestra demanda interna durante 70 años. La importancia de nuestras reservas gasísticas no es solo por la ingente cantidad de dinero que puede generar, sino también por lo que supondría en puestos de trabajo en un país con tres millones de parados.
Somos tan ecologistas que cuando lleguen las lluvias, y sin limpiar una sola rivera o barranco, nos dirán que las inundaciones y las toneladas de cañas que los ayuntamientos retirarán de las playas, serán culpa del cambio climático. Alguien tiene que tener la culpa de nuestra estulticia.
No podemos extrañarnos de lo anterior cuando miles de hectáreas de cultivos se han quedado sin agua de riego por el desembalse de muchos pantanos para generar electricidad.











