El plan económico anunciado por el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, empieza a adquirir forma, y con expectativas mucho más homologables a lo que hace el resto de Europa con sus bajadas de impuestos para combatir la inflación que a lo que hace en España el Gobierno con su empecinamiento en una creciente presión fiscal.

Feijóo cree factible rebajar los impuestos hasta en 10.000 millones de euros para que vuelvan al bolsillo de los ciudadanos sin que se resientan los servicios públicos, y beneficiar así al menos a 17 millones de españoles. No es una agenda retórica, sino avalada por expertos economistas e incluso por la CEOE. La receta es elemental contra la recesión en un momento en el que el ciudadano se ve cada vez más asfixiado.

Pero además de en lo económico, el plan de Feijóo tiene calado político: está presentando una alternativa realista y creíble, y no un mero eslogan de quien quiere entrar en precampaña de las generales. Hay fondo y forma en este plan, que nada tiene de improvisado.