Vox se baja los pantalones ante Zelenski
No se puede decepcionar el que nada espera y cierto es que con los mimbres políticos que tiene nuestra patria, no tenemos ni para una cesta de un asa.
Hoy el payaso presidente, y no me refiero al guapo Sánchez, que en ese caso habría dicho el presidente payaso; me refiero al que tiene las osadía de llegar tarde vestido de guerrillero y disculparse diciendo que había tenido una cita con el Consejo de Seguridad, que para él es mucho más importante que España. También se permite decirle a las empresas españolas dónde pueden vender; eso sí, sin hacerse cargo de pagar al menos los seguros sociales.
No hace una semana insultó a Felipe II, gracias al cual media Europa y posiblemente Ucrania no son turcas. Hoy, el fulano elige Guernica entre la multitud de ejemplos de bombardeos y masacres que podía haber elegido. Si se trataba de sensibilizar a los españoles podría hablado del hijo de la grandísima p*** prorruso; por cierto, don Santiago Carrillo o de Paracuellos del Jarama.
Igual hubiera estado bien que hubiese recordado cómo quedó España tras serle saqueado el oro y llevado a Moscú.
En tiempos de Leónidas este individuo habría terminado en el pozo. Miré de reojo a la bancada verde y allí estaban los valientes de la derecha sin complejos, o los de los tercios de Flandes. Al verles pensé: qué cobardes y qué buenos políticos globalistas, aunque los farsantes se disfracen de otra cosa.
Que los políticos de este país no tengan dignidad es algo que se sabía; que cada vez representan a menos españoles, resulta evidente y que esperar que Vox fuese diferente se trató de una bonita ilusión convertida en una enorme decepción. Sobre todo para los que solo nos bajamos los pantalones para ponernos el pijama.
Al final, si queremos un gobierno fuerte digno y que no se baje los pantalones vamos a tener que pedirle a Vladimir Putin el estatuto de refugiados políticos.
*Ex dirigente de Vox Málaga.











