Feijóo, nuevo líder del PP con el 98,35 por ciento de los votos: “Salimos a ganar, no a esperar que los partidos del gobierno pierdan”
Begoña Vila/ Agencias.- El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, ha sido elegido presidente del Partido Popular con el 98,35% de los votos en el XX Congreso Extraordinario que la formación celebra en Sevilla, con el que arranca una nueva etapa del partido que pone fin al mandato de Pablo Casado. Al conocer los resultados, ha subido a la tribuna para ofrecer su primer discurso cómo líder del partido. “Gracias por elegirme presidente del PP pero esta elección solo es el principio porque lo importante de verdad ahora es seguir juntos para que los españoles nos elijan para gobernar su futuro. Gracias a todos de corazón”, ha proclamado, para hacer una mención especial a la dirección saliente y a su “amigo” Pablo Casado.
El barón gallego ha logrado un respaldo abrumador en este cónclave, el segundo que se celebra por primarias tras el del 20 y 21 de julio de 2022 que aupó a Casado a la Presidencia del PP tras imponerse a Soraya Sáenz de Santamaría. Entonces, Casado ganó a Sáenz de Santamaría al lograr 1.701 votos (57,2%), 451 más que la exvicepresidenta del Gobierno.
La presidenta del XX Congreso, Teófila Martínez, ha informado del resultado de la votación precisando que, del censo de compromisarios con derecho a voto ascendía a 3.111. Se han emitido 2.670 votos y son válidos un total de 2.663 (tras siete nulos y 44 en blanco). Por ello, ha concluido que la candidatura de Feijóo ha recibido 2.619 votos, el 98,35% de los votos. Feijóo, que presentó 55.580 avales al formalizar su candidatura, logró en la primera vuelta el apoyo de los afiliados al cosechar 36.781 votos –el 99,63% de los votos válidos emitidos–, que supone el apoyo del 88% de los casi 42.000 militantes que se habían inscrito para participar.
EL DECRETO ANTICRISIS, SU PRIMERA PRUEBA DE FUEGO
El barón gallego toma las riendas de la formación con el reto de convertirse en alternativa al Gobierno de Pedro Sánchez y frenar a Vox ante el nuevo ciclo electoral que comienza este año con las elecciones andaluzas. El jefe de la oposición tendrá su bautismo de fuego este mismo mes con su primera decisión política clave: el sentido del voto del Grupo Popular en la convalidación en el Pleno del Congreso del real decreto ley de medidas para afrontar la escalada de precios.
Por lo pronto, Feijóo ya ha avisado a Sánchez que debe “rectificar, modificar o enmendar” su plan, o estará “invitando” a los ‘populares’ a no apoyarlo en la Cámara Baja, máxime cuando hay malestar en el partido por haber obviado la bajada de impuestos a la que se comprometió en la Conferencia de Presidentes de la isla de La Palma. Sin embargo, el jefe del Ejecutivo tiene esperanzas de que el PP apoye ese decreto y se sigue “agarrando a ese clavo”, según admitió hace un par de días ante los periodistas antes de abandonar el Congreso.
Precisamente una de las principales incógnitas de esta nueva etapa es cómo será la interlocución entre Sánchez y el nuevo líder del PP, y si habrá margen para fraguar pactos de Estado, algo que no ocurrió con su antecesor, Pablo Casado, salvo el acuerdo para renovar el Tribunal Constitucional, el Defensor del Pueblo y el Tribunal de Cuentas.
De hecho, el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) lleva más de tres años con su mandato caducado y está por ver si Sánchez y Feijóo consiguen consensuar su renovación. El barón gallego se ha mostrado dispuesto a alcanzar pactos de Estado sobre cuestiones que son “importantes” para el país y ha dicho que el PP tiene la “obligación de escuchar y responder” a las propuestas que se le hagan, si bien cree que hacer “pactos europeístas, atlantistas y constitucionales no es fácil” con el Gobierno de PSOE y Unidas Podemos.
LA RELACIÓN CON VOX Y LA INVESTIDURA DE MAÑUECO
En las filas del PP admiten que el actual clima de descontento social y la falta de diálogo del Gobierno con algunos sectores tampoco ayuda a alcanzar consensos. En cualquier caso, se espera que Sánchez reciba a Feijóo en Moncloa en breve, tras ser coronado oficialmente líder del primer partido de la oposición en el cónclave de Sevilla de este fin de semana.
La relación con Vox es otra de las incógnitas en este momento. Feijóo apuesta por construir un “espacio de centralidad” alrededor del PP para conseguir un “cambio democrático” en España y quiere recuperar votantes de ese partido que en su día apostaron por el Partido Popular. De hecho, está pendiente la investidura del candidato del PP a la Presidencia de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, que ya será con Feijóo al frente de Génova 13. El mandatario gallego tendrá que decidir si asiste a esa toma de posesión y si es así, allí coincidirá con Santiago Abascal.
PREPARAR LAS PRÓXIMAS CITAS ELECTORALES Y FIJAR CONGRESOS REGIONALES
A nivel interno, Feijóo deberá culminar el proceso de renovación interna que comenzó su antecesor poniendo fecha a la decena de congresos regionales pendientes, entre ellos el del PP de Madrid que elegirá previsiblemente a Isabel Díaz Ayuso como nueva presidenta del PP madrileño.
Además deberá preparar al partido para afrontar el próximo ciclo electoral que, en teoría, tendrá como primera parada las elecciones andaluzas de este año, en las que Juanma Moreno aspira a revalidar el Gobierno aunque, según las encuestas, su compañero de viaje en la nueva legislatura podría ser Vox. En mayo de 2022 será el turno de las elecciones municipales y autonómicas y después vendrán las generales siempre que Pedro Sánchez mantenga su compromiso de agotar la legislatura, como ha repetido en sus últimas intervenciones públicas.
SU SUCESIÓN AL FRENTE DE LA XUNTA DE GALICIA
Con carácter más inmediato, Feijóo tendrá que organizar su sucesión al frente de la Xunta de Galicia. Hace unos días ya dijo en Orense que “a partir de la primera semana de abril” prevé empezar a “concretar” cuál es la fórmula elegida para la sucesión. En las quinielas figura el vicepresidente primero, Alfonso Rueda, como el mejor situado para hacerse con el bastón de mando.
Además, ya ha firmado su dimisión como presidente de los populares gallegos. Los estatutos de la formación recogen que no es posible compaginar el liderazgo del partido a nivel nacional con el de la organización en Galicia.
Aunque en las filas del PP dan por sentado que Feijóo ocupará un escaño en la Cámara Alta como senador por designación autonómica, en el equipo de Feijóo han señalado que en este momento no hay nada decidido. Un acta en la Cámara Alta le permitiría debatir una vez al mes con Sánchez, en las sesiones de control, y convertirse en presidente del Grupo Popular, al tiempo que le garantizaría el aforamiento.
Feijóo, el hombre convencido de que lleva dentro un presidente del Gobierno
Como el escritor que cree que aún tiene en la cabeza su mejor libro o el deportista que está persuadido de que en su cuerpo guarda su siguiente mejor marca, Alberto Núñez Feijóo está convencido de que lleva dentro un presidente del Gobierno. “No somos ambiciosos, decimos, pero en Roma no puede vivirse de otro modo”, sentenció Séneca; una frase que define a la perfección la carrera política del político gallego, una ambición que le ha llevado cuando ni él mismo lo esperaba a lo más alto del PP, partido con el que espera alcanzar la Moncloa.
Y es que Núñez Feijóo (Os Peares, Orense – 1961), seguidor involuntario de Machado antes que de Weber, ha dedicado años a construir su máscara, a la que se mantiene fiel, como recomendaba el profesor ficticio Juan de Mairena al hombre público, especialmente al político. Pronto abandonó su sueño inicial de convertirse en juez, por las necesidades familiares, lo que le llevó a estudiar una novísima oposición para entrar en el cuerpo superior de funcionarios de la recién creada administración autonómica gallega. Allí ascendió de la mano de José Manuel Romay Beccaría hasta dirigir la Sanidad autonómica, en un puesto técnico, desde el que dio el salto a liderar la política sanitaria en el primer Gobierno de José María Aznar y posteriormente la empresa pública Correos, en el segundo mandato del político castellano.
A la etapa gallega al frente de la Sanidad corresponden las fotos con Marcial Dorado, contrabandista de tabaco entonces y condenado por narcotráfico años después, una relación que se mantuvo varios años en los que compartieron viajes de ocio en compañía de otras personas. Fue en ese momento cuando saltó a la política propiamente dicha y también cuando se afilió al PP, pasados los 40, algo inhabitual en la clase dirigente de la política española reciente, que se suele nutrir de cargos que han pasado por las juventudes de sus partidos.
La crisis del Prestige lo devolvió a la política gallega en 2003, tras haber rechazado ser consejero de Sanidad de Esperanza Aguirre; primero como consejero de Infraestructuras y un año después como vicepresidente segundo.
Tras suceder a Manuel Fraga al frente del PP gallego, a pesar del “vértigo” que dijo sentir, durante tres años puso en práctica un verdadero “manual de resistencia” a partir del cual el partido en Galicia supo seguir para “ganar las elecciones y para gobernar”, “un manual de resistencia de humildad y de servicio”, aseguró hace casi un año al presentarse por quinta vez al frente del partido en la comunidad.
Lo que Núñez Feijóo denomina como manual de resistencia es la oposición más dura que se había hecho en Galicia en décadas, con ataques constantes y continuos a las dos principales personalidades de aquel gobierno, Emilio Pérez Touriño (PSdeG) y Anxo Quintana (BNG), que a menudo cruzaban los límites de la política para introducirse en temas personales, tanto por su parte como de sus colaboradores políticos más estrechos.
Nunca ha abandonado del todo esta forma de hacer política y en las sesiones de control de sus trece años como presidente gallego ha combinado la postura institucional con declaraciones altisonantes hacia los líderes de la oposición en cada momento. Por ese motivo, las declaraciones de tono elevado en su campaña para ser líder del PP han sorprendido fuera de su comunidad, donde a menudo ese tipo de aparentes contradicciones o de fallas en su discurso no traspasaba, cuando llegaba, el ecosistema mediático autonómico.
En su ideario, el PP gallego se declara como un partido “reformista, constitucionalista y europeísta” y estos días amplía la definición para hablar de un PP atlantista, por motivo de la guerra en Ucrania. Núñez Feijóo mantiene un núcleo de colaboradores muy reducido y se ha caracterizado por no comunicar sus decisiones hasta el último momento, una forma de ser dueño de sus tiempos que en el partido han aprendido a respetar y que desespera a propios y a extraños, tanto en Galicia como en Madrid. Fue así en 2018, cuando contra las apuestas de la mayoría de lo medios y de sus compañeros de partido decidió no concurrir al liderazgo del PP.
Cuando ya parecía que el tren había pasado definitivamente, la crisis abierta entre Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso le brindó la oportunidad que estaba esperando para intentar llegar a la Moncloa, vía liderazgo del PP. A la dirección saliente Núñez Feijóo le achaca “errores” durante toda su etapa, más allá de la equivocación final del enfrentamiento con Díaz Ayuso, unos fallos de los que asegura que los barones avisaban hace tiempo al anterior inquilino de Génova y que tanto él como su secretario general, Teodoro García Egea, desoyeron.
Desde sus inicios, aunque en su caso no lo ha cumplido cuando ha tenido ocasión, Núñez Feijóo aboga por un acuerdo con el PSOE para que gobierne la lista más votada e incluso por un cambio en la LOREG para implantar un sistema de doble vuelta o de bonificación de la lista más votada, un modo, en su opinión, de huir de la inestabilidad de los últimos años.
Esta inestabilidad, en su opinión, se debe en buena parte a la fragmentación del Congreso y a la debilidad del PSOE, a cuyo líder y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, reprocha que haya entregado España a los que la quieren romper, Bildu y ERC, principalmente, junto con sus socios de Unidas Podemos.
Durante sus trece años de gestión en Galicia, el aval que ha esgrimido durante los últimos días por toda España para liderar el PP, Núñez Feijóo se ha convertido en apóstol del déficit cero -ya ha avanzado que la Xunta volverá a ese hito en 2025-, una de sus obsesiones políticas, “cuadrar las cuentas”, que ha unido a su capacidad para adaptarse a las circunstancias.
Este porcentaje es similar al que obtiene el presidente de Corea del Norte (su “rey, de facto, pues es heredero, por tercera generación del poder), el presidente de Guinea Ecuatorial, etc…
Y no digo más.
Ni menos.
Feijóo es el candidato que ha puesto el globalismo, igual que sanchinflas. España está totalmente subordinada al sionismo Internacional.
ADMINISTRADOR: ¿Y Abascal? ¡Ay esa memoria!
FEIJÓO o AYUSO…
Yo prefiero a AYUSO, pues creo ya es hora de que ESPAÑA tenga a una señora con ovarios como Prfesidenta del Gobierno, y no a cobardes, amaricados e ineptos totales, además de traidores.
Y las feministas, ¿no tienen nada que decir…?
Con Casado salimos de GUATEMALA.
PERO con Núñez FEIJÓO, vamos a entrar en GUATEPEOR.
Ya lo veréis!.