AD.- Nos sorprende el silencio de los grupos antirracistas. Nos sorprende el silencio de los medios informativos pesebreros, tan decididamente dispuestos a darle la máxima cobertura a cualquier agresión “racista”… a condición claro está de que el agresor responda al perfil que exige el guión mundialista. Nos asombra en la misma medida la indiferencia de las organizaciones progresistas y las asociaciones por la tolerancia regadas con dinero público, tan proclives a magnificar este tipo de incidentes. Nos desconcierta la amnesia colectiva que se apodera de los antirracistas cuando se enfrentan a actos de violencia cometidos por representantes de las minorías étnicas. Nos sorprende que una salvaje agresión sea o deje de ser noticia dependiendo del origen de la víctima y de los agresores. Nos sobrecoge la sordera, la mudez y la ceguera de las televisiones. Pero sobre todo, nos confunde tanto cinismo, tanta doblez moral y tamaña colección de sinvergüenzas.

Las imágenes tuvieron lugar en Almería. Un español de origen es brutalmente apalizado en la calle por un grupo de magrebíes. Lo patean incesantemente, entre gritos, sin que nadie salga en su defensa. La saña con la que golpean al español indefenso proporciona al caso una vertiente criminal que, sin embargo, se quedará en un simple delito de lesiones. De haber sido al revés, una agresión tan brutal de un grupo de españoles a un magrebí, se trataría de un caso de “xenofobia” con repercusión planetaria. Supuestos idénticos, pero distinto tratamiento jurídico.

Conviene recalcar hasta que caiga en las conciencias de los españoles que se dejan llevar por esa propaganda que los atonta y ensordece, esos mismos medios siniestros y repugnantes hasta la náusea, puestos al servicio del mundialismo, no han tenido la decencia de informar sobre esta salvajada. Guardan un silencio sepulcral sobre cualquier agresión que no se ajuste a la narrativa oficial.

Los medios informativos al servicio de la progresía, y alimentados por los poderes políticos y financieros, son los principales responsables de la desinformación y la manipulación. Nos mienten y manipulan descaradamente. Omiten las noticias que puedan hacer reaccionar a nuestro pueblo, para que a los hogares no llegue el mensaje sobre una realidad que nos conduce al desastre.

Medios de desinformación, mentirosos y manipuladores, que cuenten lo que cuenten, y como lo cuenten, nunca deben ser creídos. Y no se les debe creer porque la dramática, trágica y caótica situación de Occidente no solo es como consecuencia de lo que esos medios nos vienen diciendo con reiterada insistencia, sino por la falta de un rearme moral en nuestros países.

Y una pregunta que debemos someter a la consideración de nuestros lectores: los mismos medios al servicio de la mafia globalista, que silencian la brutal agresión racista de un grupo de magrebíes a un español indefenso, ¿nos están contando la verdad del conflicto entre Rusia y Ucrania?