“Claramente, nos superan en número y estamos perdiendo esta batalla contra los camioneros”, admite el alcalde globalista de Ottawa
MF.- “Claramente, nos superan en número y estamos perdiendo esta batalla”, dijo el alcalde de Ottawa, Jim Watson, que declaró el estado de emergencia. Pese al duro invierno y el decomiso de combustible por parte de la policía, los camioneros se mantiene firmes, ahora con el respaldo de cientos de vaqueros que llegaron a caballo.
Canadá está en pleno invierno, con 19 grados Celsius bajo cero. Los camioneros que protestan contra las estrictas medidas sanitarias del gobierno resisten en medio de las nevadas. Y es aquí donde surgen las contradicciones, pues mientras por un lado la administración del primer ministro Justin Trudeau asegura que la imposición de la vacuna obligatoria busca proteger a la población, por el otro se pone en riesgo la salud de miles de manifestantes y sus familias al ordenar confiscarles el combustible que les permite mantenerse abrigados.
La policía de Ottawa indicó que unos 250 camiones llevan más de nueve días aparcados en zonas céntricas «provocando molestias». Se trata del mismo argumento que utiliza Trudeau para calificar las manifestaciones como «inaceptables» y negarse a dialogar, pues lleva más de una semana escondido en un lugar aún desconocido, limitándose a decir que «ya es tiempo de que los manifestantes regresen a sus casas”. Pero no muestra intenciones de ceder. Ha dicho que la suspensión de la vacunación obligatoria para los camioneros está fuera de toda discusión.
Se trata ahora de una demostración de fuerzas, donde las autoridades hacen uso de distintos mecanismos para intentar ganarles la batalla a los manifestantes. Incluso exponiéndolos a las consecuencias para la salud de las temperaturas extremas. En las redes sociales circulan videos en los que se observa cómo les confiscan el combustible.
Apoyo a caballo
Por eso, a modo de protesta, llegaron cientos de vaqueros a caballo para respaldar a los camioneros. Pues su medio transporte no necesita combustible. Entonces no están a merced de las medidas autoritarias del gobierno de Trudeau.
Con su presencia, los vaqueros dejan en claro que la tiranía sanitaria instaurada por Trudeau afecta no solo a los camioneros sino a toda la sociedad civil. Y que no se trata meramente de protestar contra la vacuna obligatoria sino contra el abuso de poder por parte de las autoridades.
Y es que el Gobierno de Trudeau pretende impedir que los canadienses ingresen a su propio país si no están vacunados, lo cual atenta contra el Código de Núremberg que fue creado a raíz de los crímenes del nacionalsocialismo alemán (nazismo). Pues se puede alegar que esta medida obliga a la ciudadanía a formar parte de un experimento médico.
Por eso, a modo de protesta, la frontera entre EE. UU. y Canadá está bloqueada por vehículos de toda índole. En las imágenes se pueden observar desde tractores de los granjeros hasta automóviles particulares y caballos.
Un ejemplo para la sociedad aborregada espanola.
No es cuestión de número. Es cuestión de que cuando se agota su paciencia, antes o después, la gente se rebota.
Mi apoyo a estos camioneros que son los que realmente estan luchando para restaurar la libertad en Canada.
Ojala que este movimiento se extendiera por todo el planeta.
¡Bendito Canadá!
Ojalá sea el comienzo del fin del abestia.
“…fuera de toda discusión…” Yo le diría a este personaje Trudeau que se arremangue y aprenda a conducir camiones porque llegará el momento que no se moverá nada. No es necesario internet, redes sociales, móviles y tecnología (en este caso superflua). De hecho, estas pulseadas no son nuevas. Recordad como el Reino Unido perdió la India (la Joya de la Corona le llamaban): con la determinación de Ghandi y revolución pacífica. Para quien quiera profundizar en el tema, recomiendo leer el libro “Esta noche, la libertad”, de Dominique Lapierre y Larry Collins. Conclusión: Quien hace, quien trabaja, tiene el poder.… Leer más »
Ánimo, caballistas. Y ahora a por el idiota de Marikron el parisino. Paralizar París. Y después Roma, Barcelona y Cantabria. Y así hasta que caigan Viena, Gates y Melinda y los Rockefeller, el imbécil de Biodon y sus secuaces los Clíntones y los Obama de la yihad. Hasta que no quede un imbécil de estos en ningún país. Todos con la piedra al cuello.